GP de Italia 2018: Mercedes aniquila a Ferrari

En busca de esa velocidad, Daniel Ricciardo y Max Verstappen estrenaban la especificación C del motor Renault, esa que el fabricante francés ponía a disposición de sus clientes bajo su propia responsabilidad, pero que cifraba en tres décimas de mejora. En el caso del australiano, implicaba sanción, no así en el caso del holandés. También penalizaba Nico Hülkenberg, por un lado con diez posiciones por el accidente que ocasionó en Spa-Francorchamps, por otro por colocar un nuevo motor. Quien no cambiaría motor sería Fernando Alonso.

ENTRENAMIENTOS LIBRES

La primera sesión de libres fue inútil en clave del fin de semana debido a la lluvia. Ricciardo y Hülkenberg se colocaron demasiado pronto en la salida, y luego el australiano acusó problemas de entrega de potencia, para pánico de Renault, aunque no tuvo que lamentar nada más que algo de tiempo perdido. El susto más grave fue para Sebastian Vettel, cuya caja de cambios falló, lo que provocó la necesidad de cambiarla. Por suerte para él, en plena lucha por el título, su sustitución no supuso ninguna penalización. Durante el tiempo en el que las comprobaciones fueron necesarias, toda Monza contuvo el aliento. Sólo perdió una buena parte de la sesión de entrenos: daría sólo cuatro vueltas.

Mientras tanto, la actividad en pista fue bastante notable. Entre sustos y evolución de la pista, y aunque no sirviera para demasiado, al final fue Sergio Pérez el que marcó el mejor registro, con un 1'34 exacto, lo que dejó a Kimi Räikkönen a 0'550 segundos, aunque fue el piloto que más vueltas dio, con 28. Lewis Hamilton estaba 11º con seis vueltas a 2'546 segundos. Irrelevante. Todo el trabajo habría que realizarlo en la segunda sesión, donde Lando Norris ya no llevaría el McLaren y se lo devolvería a Stoffel Vandoorne.

Con una probabilidad de lluvia del 60% que no se cumplió, y una temperatura de 21 grados en el ambiente, la pista estaba ya seca. Pero al pasar tan sólo dos minutos, Monza nos recordó por qué el hecho de rodar a 340 kilómetros por hora no es algo para tomarse a la ligera. Marcus Ericsson, DRS abierto, se dirigía a la primera chicane cuando el dispositivo falló, y al frenar, el desequilibrio del coche le empujó hacia las barreras de la izquierda. Los comisarios saltaron ante el fuerte impacto del sueco, que dio tres vueltas de campana y destrozó su C37. Un golpe muy fuerte del que Ericsson salió totalmente indemne, pero que tuvo a Sauber revisando el DRS del monoplaza de Leclerc durante mucho tiempo, hasta comprobar que funcionaba –y aun así le pidió usarlo con cuidado–.

La bandera roja duró 20 minutos, y cuando el reloj marcaba una hora y nueve minutos restantes, se reanudó la sesión, que iba a ser todavía más apretada. De los monoplazas de cabeza, todos salvo Vettel optaron por el neumático blando, el alemán por el superblando. Y así se fueron sucediendo los tiempos, que eran relevantes, pero no más que las sensaciones en pista. Y ahí teníamos a Lewis Hamilton y a Vettel, soberbios en el ataque de los pianos, estirando la pista hasta el límite –Lewis acabó haciendo un surco a la salida de la Variante della Roggia– y más allá –Sebastian excedió los límites de la pista varias veces en la Parabólica–. La clave en Monza, pista de velocidad y tracción, de estabilidad en frenada, está en un coche muy estable que permita ese plus de subir a los pianos sin desequilibrio. Ni el Ferrari ni el Mercedes se diferenciaban en ser impecables: sólo había que ver el paso por la Variante Ascari para ver que estaban pegados al asfalto. A años luz del resto.

Sin embargo, cuando finalmente todos colocaron el superblando y Vettel dejó de exceder los límites en la Parabólica, fue el alemán el que marcó un tiempo de 1'21''105 que le colocó con holgura en la primera posición, seguido por su compañero de equipo –para deleite de los lugareños– a 0'270 segundos, y con Lewis a 0'287 segundos de distancia. Compacto, porque Valtteri Bottas se descolgaba a 0'698 segundos, aunque seguramente no estaría tan lejos en el momento decisivo. Vettel siguió buscando el límite en la Parabólica, y lo encontró: a falta de una media hora para el fin de la sesión, la zaga de su Ferrari se descolgó y el alemán se vio circulando de espaldas hacia las barreras de la curva, con un leve toque. El silencio se apoderó de las gradas. La caja de cambio podría estar tocada. Cuando el alemán sacó el coche de la puzolana, los vítores resonaron en la pista. 15 minutos de trabajos le permitieron salir a realizar las simulaciones de carrera con sólo otro cuarto de hora para el fin de la sesión.

En ese aspecto, todos se centraron en probar el superblando y el blando, con el medio desterrado de las estrategias de carrera –eso sí, Vettel sólo pudo usar el superblando–. Las simulaciones quedaron muy limitadas por el tiempo, de modo que sólo las que se realizaron con el superblando dieron algunas pistas. Allí, Vettel dio seis vueltas por las siete de Hamilton, con una ventaja para el alemán cercana al medio segundo por vuelta. Con el blando, eran los Mercedes los que dominaban, aunque con unas tandas de sólo dos y cuatro vueltas para Bottas y Hamilton, mientras que Räikkönen, que dio diez giros, tenía una desventaja de sólo una décima con ellos. La lectura aproximada era que Ferrari tenía más velocidad a una vuelta y en ritmo de carrera.

Eso sí, todo el viernes por la noche siguió lloviendo en Monza, y ese era el mayor temor para los Ferrari, que ya vieron en 2015, por ejemplo, como sus opciones se desvanecían con una clasificación lluviosa. Los terceros entrenamientos libres tuvieron un cielo amenazador pero una pista que tenía un carril seco y que acabó de quedar seca con el paso de los coches. Ericsson estrenaba muchos componentes en su Sauber, desde el chasis hasta unidad de potencia, lo que le acabaría suponiendo una sanción en parrilla. 

La actividad en pista fue escasa en los primeros minutos, con los McLaren con la pista para ellos hasta que poco a poco se incorporaron los demás a una pista que había perdido su goma y estaba de nuevo verde. Puede que por ello Max Verstappen, entre los de cabeza, probó el neumático blando, el único entre ellos en toda la sesión, marcada por el superblando como opción general. La posibilidad de usar el blando como neumático de clasificación se evaporaba, más todavía al tratarse de una carrera a una sola parada, clásico de Monza.

Mayor quebradero de cabeza tuvo Hülkenberg, cuyo DRS falló y se vio obligado a usar un nuevo alerón trasero sin la configuración para el rápido circuito lombardo. Preocupante este fallo, que debería mover a la FIA a investigar estas anomalías en un sistema que, de fallar, puede provocar situaciones de mucho peligro, como vimos con Ericsson. El alemán se quedó sin rodar gran parte de la sesión.

Mientras tanto, Vettel logró el mejor tiempo con un registro de 1'20''509, lo que mantenía a los Ferrari en cabeza. Pero lejos de ser dominante, Hamilton logró quedarse a sólo 0'081 segundos del alemán, y aventajar a Räikkönen, que se quedaba también cerca, a 0’173 segundos de Vettel. Eran los únicos en tiempos de 1'20'', con Bottas en cuarto lugar pero a 0'603 segundos del mejor tiempo, muy descolgado. La lucha en la clasificación podía ser más cerrada de lo que parecía por el enfoque apriorístico de que Ferrari es ya muy superior a Mercedes. Ese mucho no lo es tanto, para emoción del Campeonato.

CLASIFICACIÓN.

Météo France dio un pronóstico que hizo correr un escalofrío entre los aficionados de Monza: había un 80% de probabilidades de lluvia. Pero esta vez se equivocaron, y la temperatura inicial de 20 grados en el ambiente fue aumentando con el paso de la sesión, hasta llegar a una Q3 soleada. Antes, en la primera ronda, los tiempos no fueron mejores que en la tercera sesión de entrenamientos libres. Por momentos, dio la impresión de que la ventaja de Ferrari, y especialmente de Vettel, podría ser enorme, con fases en las que el alemán aventajaba en medio segundo o más a Hamilton. Pero las distancias se normalizaron.

Fue Vettel el que marcó el mejor registro, con un tiempo de 1'20''542 tras dar siete vueltas, seguido de Räikkönen a 0'180 segundos y Hamilton en tercer lugar a 0'268 segundos de desventaja. De nuevo, los únicos en bajar a los 1'20'', síntoma inequívoco de que eran los tres pilotos a tener en cuenta en esta pista y este fin de semana. De hecho, Ricciardo era el cuarto, a 0'738 segundos de diferencia y tras él, Bottas y Verstappen marcaban el mismo tiempo: 1'21''381, a 0'839 segundos de Vettel. 

Con la parte de arriba de la parrilla establecida, la gran lucha estaba por pasar el corte. Y hubo varias sorpresas. No la hubo con Stoffel Vandoorne, que cerró la tabla, pero su compañero Fernando Alonso se negó a quedar eliminado. Utilizó tres juegos nuevos de superblandos y logró clasificarse 14º, justo por detrás de un muy meritorio Lance Stroll con el Williams, cuyo compañero de equipo también se salvó de la eliminación: Sergey Sirotkin fue 11º. La sorpresa estuvo en los Sauber, que impulsados por un motor Ferrari de última evolución, no pasaban. Por un lado, Ericsson estaba penúltimo, y por otro, el monegasco Charles Leclerc sólo era 17º, sorprendido por su eliminación. Había cometido un error en su segundo intento a la salida de la primera de Lesmo, pero creía que su primera vuelta sería válida. El problema es que la pista había ido mejorando, que es por lo que Sergio Pérez, que sólo hizo un intento, también cayó eliminado para su sorpresa. No estaban del todo equivocados: Romain Grosjean fue el último de los que pasaron el corte, pero aventajó en sólo una milésima a Pérez y en dos a Leclerc. Así de justo estuvo en Monza pasar a la Q2.

Hamilton empezó marcando el ritmo en la segunda sesión con un tiempo de 1'19''798 que enseguida replicó Vettel para mejorarlo en 13 centésimas. La pelea empezó a focalizarse en ellos, aunque en el segundo intento ni Hamilton ni Bottas mejoraron sus tiempos, lo contrario de los Ferrari. Räikkönen sólo pudo mejorarlo para ser tercero, a 0'217 segundos del mejor tiempo, que marcó Vettel con un 1'19''629 que dejó a Hamilton a 0'169 segundos. ¿Bottas? Incapaz de encontrar la velocidad en el trazado italiano, superado incluso por Verstappen, que era cuarto.

Ricciardo no salió a pista, y tampoco Hülkenberg marcó un tiempo, lo que los dejó en los últimos lugares, a la espera de aplicar sus sanciones. Eso dejaba algo más de margen para todos los demás en su intento de clasificarse. Y ahí estuvieron Romain Grosjean, que no desaprovechó su motor Ferrari para ser sexto, Esteban Ocon que tampoco se dejó nada de su Mercedes para ser séptimo. La sorpresa mayúscula, y primera vez en 2018 que Williams lo consigue, fue Lance Stroll, que se colocó en octavo lugar: el empuje del Mercedes había hecho lo que se esperaba de él en un circuito que premia precisamente ese elemento del monoplaza. Noveno fue Carlos Sainz, brillante en su vuelta, y décimo Pierre Gasly, que sacó la quintaesencia de su pilotaje y de su motor Honda para pasar a la última sesión. ¿Y el otro Haas?

Kevin Magnussen estaba 11º al acabar la sesión, pero él y Alonso –decimotercero– protagonizaron el momento tenso de la sesión. Mientras Alonso se dirigía hacia la Parabólica para su último intento, el danés le adelantó, violando la norma no escrita entre pilotos de respetar la posición en pista al llegar a la última curva antes de iniciar la vuelta. El español decidió responder al danés, y cogió su rebufo en la recta. El piloto de Haas se protegió por el interior, el español por el exterior, algo pasado, pero superando a Magnussen por el exterior de la primera curva. ¿El resultado? Falta de espacio para ambos, que evitaron el toque pero no estropear mutuamente sus vueltas, motivo por el cual los comisarios no sancionaron a ninguno de los dos. Magnussen no estuvo elegante, de ahí el comprensible enfado de Alonso, y sólo cabe la duda de si el español podría haberse dado todavía espacio para tener pista libre en su última vuelta. Seguramente no, de ahí su respuesta. Perdieron ambos, pero seguramente mucho más el piloto de Haas.

La tercera y decisiva última ronda tenía ya el sol luciendo en lo alto, y en Mercedes fueron conscientes del beneficio palpable de que Bottas rodara por delante de Hamilton, a una distancia prudencial, en sus intentos. Así, en el primero, yendo además por detrás de ambos Ferrari, Hamilton marcó un impresionante 1'19''390 para colocarse provisionalmente en la pole position. Había superado en 0'069 segundos a Räikkönen, y en 0'107 a Vettel. La duda planeó sobre Monza: los Mercedes no habían dejado de ser rápidos, y obviamente en las manos de Hamilton era una muy seria amenaza. ¿Podría mejorarse el tiempo en el segundo intento?

Esta vez, los Mercedes salieron delante de los Ferrari, de nuevo Bottas precediendo a su compañero de equipo, mientras que en Ferrari, Räikkönen volvía a estar por detrás de Vettel. Lo que parecía imposible fue haciéndose realidad al paso de los sectores: Hamilton estaba mejorando su registro, y al pasar por meta marcó lo que parecía un inalcanzable 1'19''294 para reafirmar su Pole Position. Sin embargo, unos segundos después, Vettel incendiaba las gradas al marcar un tiempo de 1'19''280, 0'014 segundos mejor que Hamilton. Era la pole provisional. Puede que definitiva.

Porque en mitad del éxtasis en las gradas, un casi silencioso Räikkönen, que en los dos primeros sectores no había resultado espectacular pero sí brillante, aprovechó el ligero rebufo de Vettel, cerró un tercer sector espectacular, y al pasar por meta registró un tiempo de 1'19''119. Pole Position sin posibilidad de respuesta. Su vuelta había sido pulcra, sin ir más allá de los límites en la salida de la Variante della Roggia como Hamilton o Vettel, impresionante en el paso por la Variante Ascari y cogiendo sólo un poco de la escapatoria de la ParabÓlica, todo para superar por sólo 0'161 segundos a su sorprendido compañero de equipo y contendiente al título. Pero no deja de ser de justicia poética que un piloto que si por algo ha enamorado a los aficionados es por su velocidad innata sea ahora el titular de la vuelta más rápida en la historia de la F1, superando así el récord de 2004 marcado por Juan Pablo Montoya y su tiempo de 1'19''525. A 263, 587 kilómetros por hora de media, la de Kimi es la nueva referencia, y la 18ª Pole Position para el finlandés en su trayectoria. Sumado a eso, la primera fila de Ferrari en Monza desde el año 2000, para deleite de sus fieles tifosi, pero quizás justo al contrario de lo que sería de esperar en clave de campeonato. Vettel estaba delante, sí, pero era la primera víctima propiciatoria para Hamilton en la salida.

Bottas estaba cuarto, a más de medio segundo de distancia, pero más demoledor era la distancia de 1'496 segundos respecto al quinto,  Verstappen. Parece lejano cuando Red Bull era capaz de hacer poles y ganar en Monza, pese a no tener el mejor motor. Tras el holandés, obteniendo el resultado esperado, Grosjean, muy rápido y seguro todo el fin de semana. Carlos Sainz se regaló por su cumpleaños una clasificación brillante para lo que el Renault era capaz de ofrecer, y su séptimo lugar es destacable, más aún cuando superó al Racing Point Force India de Esteban Ocon y su motor Mercedes. Toda una declaración de intenciones del piloto madrileño. Cerraron la tabla Pierre Gasly en el Toro Rosso, muy destacable, y Lance Stroll con el Williams, para felicidad del equipo.

CARRERA

El cielo seguía siendo gris el domingo, casi como una premonición de lo que acabaría ocurriendo durante la carrera. Pese a la lluvia ligera que cayó en algún momento previo, a la hora del Gran Premio no había ni rastro de agua, ni se la esperaba durante la carrera. Con 22 grados en el ambiente que era bastante fresca, el calor lo ponía la perspectiva de una carrera trepidante con los Ferrari en la primera línea.

Y Räikkönen arrancó sin problemas, con Vettel a su espalda e intentando un primer ataque por el exterior en la Variante del Rettifilo, lo que abrió ligeramente la puerta a Hamilton, que rozó levemente al alemán en la segunda curva. Kimi salía de allí en primer lugar, con Sebastian todavía encendido para intentar adelantar a su compañero y con Lewis a la espera. Así que Vettel cogió el rebufo, pero Kimi protegió el interior y con ello también bloqueó ligeramente a Sebastian, que había dejado la puerta abierta en el exterior de la Variante della Roggia, un lugar donde se podía adelantar. Ahí estaba Lewis, ocupando todo el lado derecho de Vettel, ligeramente por delante y con la posición tomada para la segunda parte de la chicane. No había hueco: Vettel tocó a Lewis y ejecutó un trompo que le dejó con el alerón dañado mientras Hamilton salía incólume del lance, y en segunda posición. Primer golpe ejecutado, y ninguna sanción por el encontronazo pese a ser investigado.

El coche de seguridad hizo acto de presencia por un toque en la salida que destrozó la suspensión delantera derecha del STR13 de Brendon Hartley, atrapado entre Vandoorne y Ericsson. Eso dio algo de respiro a Vettel, que paró en boxes al inicio de la segunda vuelta y montó los neumáticos blandos para intentar no volver a parar. También Ricciardo, que colocó los superblandos, y Hülkenberg –con el blando–, pararon en boxes en esa vuelta. Retirado el Toro Rosso, la carrera se relanzó en la vuelta 4, con Kimi líder, seguido muy de cerca por Hamilton, Verstappen que había adelantado a Bottas, Grosjean, Sainz, Esteban Ocon, Stroll, Sirotkin, Alonso, Gasly, Magnussen, Pérez, Leclerc, Vandoorne, Hülkenberg, Ricciardo, Vettel y Ericsson.

Hamilton estaba pegado a Räikkönen, y camino de la primera curva lo adelantó. Sin embargo, camino de la Variante della Roggia, Kimi estaba dispuesto a retomar el liderato. Hamilton se protegió, pero Kimi era más rápido y por el exterior, justo como Lewis con Vettel, recuperó magistralmente el liderato, con un Hamilton ligeramente contenido para evitar un problema similar al de Vettel: tenía mucho que perder. A partir de ahí, Hamilton se convirtió en una sombra del Ferrari número 7, que era incapaz de desplegar una velocidad suficientemente superior como para abrir un hueco. El Mercedes siempre estaba en zona de DRS, y nunca superaba más allá de los 1'1 segundos. La lucha seguía abierta, y no iba a ser fácil. Tampoco Magnussen es un piloto que se deje superar, y en la primera curva de Lesmo cerró a Pérez, se tocaron, y el danés salió peor parado, teniendo que parar en boxes.

Mientras tanto, Vettel se encontraba en mitad del pelotón. Progresaba, pero lentamente, y la distancia con el líder, su compañero, iba aumentando hasta ser obvio que no iba a volver a estar en la lucha por la victoria. Tampoco Alonso sería capaz de luchar por unos puntos en los que se encontraba, precisamente liderando el grupo que cerraba Vettel. El motor del MCL33 dejó de entregar potencia, y en la vuelta 10 el asturiano entraba en boxes para retirarse. Sería en la vuelta 14 cuando Vettel entraba en los puntos al superar a Sirotkin en la Variante Ascari: la distancia con Kimi era de más de 25 segundos.

En la vuelta 20, los mecánicos de Mercedes aparecieron en el carril de boxes, listos para una parada. La posibilidad de para antes que Kimi y lograr adelantarle era más que posible gracias a la exigua distancia entre ambos. Ferrari hizo lo mismo, y al iniciar la vuelta 21, Räikkönen enfilaba el carril, pero no Hamilton: Mercedes acababa de ejecutar la primera acción de su plan estratégico. Con Ferrari engañada, y los blandos en el Ferrari con opciones de victoria, Hamilton subió el ritmo para intentar abrir el hueco justo para lograr salir por delante. Pero no lo consiguió, así que siguió en pista. Vuelta tras vuelta, la posibilidad de derrotar en boxes a Räikkönen se desvaneció. Sin embargo, había otra posibilidad, y era Bottas, que estaba delante de Kimi, en tercera posición, luchando con Verstappen. Si Hamilton aguantaba, pero dejaban a Bottas para frenar a Kimi, la jugada podría ser maestra. Durante esas vueltas, exactamente en la 24, el motor evolucionado de Ricciardo dijo basta al salir de la Variante del Rettifilo, parándose al superar la Variante della Roggia. Planeaba un posible coche de seguridad virtual, que no llegó.

Quien si llegó fue Kimi, poco a poco, a Bottas. Red Bull pensó que era momento de parar a Max Verstappen para evitar que Mercedes parase antes a Bottas, algo que jamás iba a hacer. En la vuelta 27, el Red Bull entró en los boxes y dejó a Bottas sólo centrado en Kimi. Dos vueltas después, en la 29, Hamilton entró en boxes y cayó al tercer lugar, a cinco segundos de Räikkönen, que ya estaba en zona de DRS con Bottas, pero incapaz de adelantarle. Mercedes había preferido que su líder tuviese neumáticos blandos más frescos mientras Bottas desquiciaba a Kimi, y no sólo eso, sino que le destrozaba los neumáticos traseros, que empezaron a acusar una progresiva degradación. Mientras tanto, Vettel, desvanecida toda opción de entrar en la lucha, se detuvo por segunda vez en la vuelta 30 para montar superblandos, cayendo al décimo lugar, pero iría remontando gracias a su velocidad.

Vuelta 33. Bottas, Räikkönen y Hamilton juntos. El plan había salido a la perfección. Pero aún podía ser mejor. Así que Bottas se mantuvo todavía hasta la vuelta 37 en pista, momento en el que se retiró de la pelea: había dejado a su líder a sólo 0'8 segundos de Räikkönen, con neumáticos mejores, preparado para atacar el liderato del Gran Premio. Para Valtteri, la misión era llegar a Verstappen y lograr el tercer puesto, algo que logró relativamente rápido. Pero Max no es nunca un piloto débil, así que cuando en la vuelta 43 Bottas se lanzó al ataque por el exterior en la recta de meta. Max dejó poco espacio al finlandés, y las ruedas de ambos se tocaron, lanzando a Bottas a la escapatoria pero todavía entero. A Max le caería una sanción de 5 segundos por provocar esa colisión. 

Por delante, ahí estaban Kimi con unos neumáticos agotados soportando a un depredador como Lewis. La velocidad del Ferrari le permitía mantenerse, pero poco a poco la resistencia fue haciéndose más endeble. Comenzaba la vuelta 45, a ocho del final. Toda Monza empezaba a creer en una posibilidad de resistencia. Pero Hamilton no estaba dispuesto a dejar pasar una victoria que su equipo había planeado brillantemente y que con su pilotaje había hecho posible. Se colocó en la zaga del Ferrari, abrió el DRS y se preparó para atacar. Kimi protegió la zona interior hacia la primera curva, Lewis por el exterior. En paralelo, pero con espacio y respeto. Aguantando ese exterior, Lewis se colocó en el interior para la segunda curva, y el liderato apareció ante sí al acelerar hacia la Curva Grande. Kimi estaba detrás, y esta vez no iba a poder plantear un contraataque. El Mercedes, simplemente, se fue, los neumáticos del Ferrari destrozados hasta el punto de pedirle a su piloto que evitara los pianos. La partida estaba perdida.

Hamilton cruzaba la línea de meta con 8'705 segundos de ventaja sobre Räikkönen para certificar su 68ª victoria, la quinta en Monza –igualando los triunfos de Michael Schumacher en este trazado–. Pero no era una victoria cualquiera. Lewis quiso ganar, y fue a por ello durante toda la carrera, desde la primera vuelta a la última. Podría haber sido conservador en la segunda posición tras Kimi, podría no haber arriesgado un adelantamiento siempre delicado en esta pista, pero quiso pasar a Vettel, y adelantó dos veces a Kimi, una por la victoria. Podría haber perdido mucho, pero ganó mucho más en el día en el que Vettel cometió su enésimo error. Ganó confianza –si es que la necesitaba–, ganó ventaja en el Campeonato –ya son 30 puntos– y ganó con un coche ligeramente inferior cuando la victoria de Ferrari se daba casi por hecha. Los inaceptables pitidos en el podio –tanto a él como a Bottas– sólo le daban mucha más fuerza, más alegría por el resultado. Lewis quiere este mundial y lo merece, empujando en cada vuelta y maximizando su material y sus opciones siempre, sin cometer apenas errores. Inconmensurable.

En segunda posición llegó Kimi, con una carrera impecable que le otorga el podio número 100 de su carrera deportiva. Un fin de semana impecable para el finlandés, que en la pista de la velocidad volvió a ser rápido. No cometió ni un solo error, pero la estrategia de Mercedes le doblegó, quedando además claro que el motor Mercedes sigue empujando mucho y que sigue siendo un fantástico monoplaza. Räikkönen mereció ganar, y también quiso hacerlo, pero no tuvo más opción que ver cómo Hamilton le doblegaba. Resultado que llega en un momento delicado para su renovación. ¿Quién puede defender que este Kimi no está al nivel del Ferrari? Éste, el del Gran Premio de Italia, el que está sumando podios. Otros podrían quizás sacar algo más de jugo, pero puede que no entregase tanta regularidad. No es una decisión fácil para la Scuderia, pero si Räikkönen sigue siendo su piloto en 2019 no sería tampoco una mala decisión.

En tercer lugar y perfecto hombre de equipo, Bottas, sacrificado por Mercedes en su lucha con Verstappen en pos de un objetivo mayor, justo lo que Ferrari no parece estar haciendo igual de bien con Räikkönen y Vettel. El finlandés sabe su lugar a estas alturas de la temporada, está renovado, y en Mercedes están contentos con su pilotaje y su carácter. Todo perfecto. No estaba teniendo un buen fin de semana, mucho más lento que Lewis, y fue la pieza estratégica perfecta. Su retención a Räikkönen fue ejemplar, limpia, aprovechando lo difícil que es adelantar entre dos coches tan parejos. Luego, devuelto a su carrera, volvió a la zaga de Verstappen para atacarle, y aunque es menos resolutivo que Hamilton, lo intentó hasta que Max fue sancionado. Ya no tenía sentido arriesgar más, porque Vettel nunca iba a llegar hasta él para ponerle en problemas. Estupendo resultado.

En cuarto lugar, salvando algún resto del naufragio por él mismo provocado, Vettel. Le pudieron las ganas, que son loables, pero las maneras inaceptables. Ya se mostró contrariado por la pole de su compañero, y quiso revertirlo todo en los primeros compases, con precipitación y falta de miras para un tetracampeón del mundo. Porque había 53 vueltas para superar a su compañero, si es que hubiese sido necesario. Imaginemos una carrera paralela: Vettel adelanta cómodamente tras algunas vueltas a Räikkönen en la recta de meta, y este retiene a Hamilton hasta las paradas. O en las paradas, Vettel supera a su compañero. O varias otras posibilidades. Sí, hipótesis, condicionales, carreras que no han sido. Pero Sebastian cometió otro error imperdonable, dejó en bandeja a su rival la posibilidad de luchar por la victoria –que encima logró– y ahora la presión es enorme sobre él. Demasiados errores, 30 puntos de desventaja para la recta final del Campeonato, y la dura realidad de no poder cometer ni un solo error más en el ámbito del pilotaje, porque quizás lleguen problemas mecánicos. Vettel y Ferrari no pueden permitirse perder este mundial, pero van camino de hacerlo.

En quinto lugar, un siempre irredento Verstappen, que en el calor de la lucha cuerpo a cuerpo dejó poco espacio a Bottas y a punto estuvo de provocar un accidente de consecuencias imprevisibles. Sanción merecida y una actitud posterior de indiferencia ante el resultado final que permitió a Vettel ascender al cuarto lugar. En sexto lugar llegó Romain Grosjean, lo que permitía a Haas empatar a puntos con Renault por la cuarta posición. Sin embargo, una queja del equipo francés sobre la legalidad del coche estadounidense provocó que, debido a que se infringía el art. 3.7.1.d) del Reglamento Técnico, Grosjean fuera descalificado, algo que el equipo debería haber solucionado y que no había podido hacer, según ellos, debido al parón veraniego. Ocho puntos perdidos.

Eso permitió que Ocon y Pérez fueran sexto y séptimo, otro gran resultado para el equipo tras Bélgica, y que les da un enorme balón de oxígeno para seguir empujando. Monza era un lugar que les beneficiaba, y ya de por sí habían logrado materializar sus posibilidades, con una carrera muy meritoria de Pérez. Sainz acabó por lo tanto octavo, perdiendo una posición respecto a la salida, pero obteniendo unos puntos inesperados en una pista tan complicada para ellos. De hecho, el viernes no estaban en muy buena forma, pero la curva fue ascendente, y eso les permite salir de dos carreras complicadas con buenas sensaciones, especialmente en el apartado de la clasificación de constructores. Eso sí, la lucha será dura hasta el final del año para mantener la cuarta plaza.

Y con todo ello, dos Williams volvieron a puntuar, con un buen durante todo el fin de semana –décimo en clasificación y meta, noveno en la clasificación– y Sirotkin, que logra así el primer punto de su carrera deportiva. El resultado no cambia la cruda realidad del equipo británico, pero alivia un poco la sensación tan dura que están viviendo desde hace demasiado. Fuera de los puntos, Leclerc, del que se podría haber esperado algo más este fin de semana gracias a su motor Ferrari. Nada que reprochar ante tan buen año, pero los Sauber, en una pista que debería haber sido mejor para ellos, no lograron puntuar, con Ericsson en 15º lugar. 12º fue Vandoorne, muy apagado en su pilotaje, seguido de Hülkenberg, que no logró sacar nada de su Renault, si bien empezó muy detrás por varias penalizaciones, en un fin de semana para olvidar en el lado del piloto alemán. Gasly, que tuvo un bonito duelo con Ricciardo en algún momento de la carrera, acabó 14º, y Magnussen cerró la clasificación con el 16º lugar, en un fin de semana muy irregular para el danés, que se volvió a meter en problemas que le dejaron muy lejos de los puntos.

Puntos, esos son los que acumula poco a poco Hamilton, que como una goma pierde a veces ventaja, pero luego la amplía un poco más. Un trabajo titánico, de gran madurez, que le está llevando hacia el título. Puede permitirse un abandono, un problema, tiene margen para caer y levantarse. Justo lo contrario que su rival. Justo como el año pasado, aunque por otras circunstancias, Lewis empieza a despegarse tras el parón veraniego, Mercedes aniquilando a Ferrari en su feudo, rompiendo las ilusiones de victoria que falsamente se creían ya reales. Hamilton es un depredador en modo de ataque como método de defensa ante un mejor Ferrari. Y en eso, Lewis ha demostrado sobradamente que es un auténtico fuera de serie.

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