
Para Miguel Molina, el podio de Sebring equivale a flotar en una nube
Miguel Molina estaba casi en una nube. En su día decidió cambiar de objetivo, entendió que llegar a la Fórmula 1 dependía de demasiadas cosas externas, que no podía controlar, y cambió para centrarse en ser piloto profesional con una carrera de largo recorrido. En 2010 inició el periplo en el DTM donde estuvo siete temporadas, antes de pasar a los GT como piloto oficial de Ferrari. Sus resultados le han abierto las puertas del WEC en la categoría reina coincidiendo con el retorno de Ferrari a los prototipo.