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GP de Australia F1 2018: Quien sonríe último, sonríe mejor

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José Miguel Vinuesa
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27 Mar 2018 - 20:12

Después de una pretemporada con unos resultados bastante inciertos, el circuito de Albert Park, en Melbourne, tenía la responsabilidad de entregar datos precisos sobre el escalafón de rendimiento de cada equipo. Pese a repetir hasta la saciedad, y no por ello ser falso, que esta pista no es la más adecuada para extraer conclusiones, lo cierto es que ya deja traslucir lo que nos espera durante la temporada. Y eso que la meteorología, tanto para el sábado como para el domingo, se preveía inestable.

 

Así pues, ¿hasta qué punto Mercedes estaba por delante? ¿Era capaz Ferrari de superar a los alemanes? ¿Estaría Red Bull con ellos desde el inicio del año? ¿Y quién dominaría la zona central de la parrilla? Muchas preguntas y pocas respuestas en la primera jornada de entrenamientos libres, disputadas bajo unas condiciones climáticas casi perfectas, pero con una pista muy sucia que complica obtener una visión clara del comportamiento de los distintos monoplazas.

VIERNES

Al encenderse el semáforo verde de la primera sesión, Sebastian Vettel era el primero en pisar el asfalto. Mientras tanto, tras la vuelta de instalación, los McLaren de Fernando Alonso y Stoffel Vandoorne tenían problemas, más serios en el caso del español, con un fallo en el escape que le hacía bajarse del coche durante buena parte de la sesión. De hecho, superado el ecuador, ambos monoplazas británicos sólo habían dado cuatro vueltas. Sin duda, los problemas seguían ahí, y no llegaban tan preparados como pretendían al inicio del mundial. Es lo malo de perder días de test, que hay que recuperarlos cuando el campeonato está empezado.

Los tres equipos de cabeza sí que rodaban sin problemas, con una sucesión de nombres en la primera posición conforme pasaban las vueltas: Daniel Ricciardo, Kimi Räikkönen, Valtteri Bottas, Verstappen, Bottas, Hamilton, y así hasta que el británico marcó un 1'24"531 que le dejó en primer lugar hasta pasada la primera parte de la sesión. El Mercedes se comportaba con su habitual aplomo, algo que se podía observar con más claridad en el interesante cambio de dirección de la chicane Waite, las curvas 11 y 12, una sucesión rápida que exige mucha precisión tanto del piloto como del coche. No es que el Ferrari o el Red Bull mostrasen flaquezas allí, claro, o no de momento, pero no eran un Mercedes en las manos de Lewis.

Precisamente Ferrari no utilizó los neumáticos ultrablandos, lo que dejaba la impresión de que los italianos se guardaban algo, ya que tanto Kimi Räikkönen como Sebastian Vettel tuvieron una sesión bastante aceptable, pese a alguna ligera excursión del piloto alemán en la curva 13, teniendo que abortar su intento de vuelta rápida cuando estaba a 0’6 segundos de Hamilton en el segundo sector.

En todo caso, la pista estaba inestable, y hubo más de un contravolante, que eran más recurrentes en los demás equipos: cuando Alonso pudo rodar con normalidad, su coche parecía algo nervioso, como el Renault de Carlos Sainz, y muchos otros. La sorpresa era el comportamiento del Haas en las manos de Romain Grosjean, que acabaría séptimo la sesión, justo delante del McLaren de Alonso. Los estadounidenses quizás no engañaron tanto en sus llamativos resultados de los test.

Al final, Hamilton marcó un 1'24"026 que dejó a su compañero de equipo a 0'551 segundos, y a Verstappen a unos preocupantes 0'745 segundos de distancia en tercera posición. Los Ferrari se mantuvieron, Kimi por delante, dentro del segundo por muy poco, mientras Daniel Ricciardo ya caía por poco más allá de esa distancia. Habría que esperar a una más representativa segunda sesión para obtener algo de luz.

Fue en ella cuando quedó claro, por ejemplo, que la estrategia ideal sería a una parada, con el uso del neumático ultrablando y el blando como elegidos, apartando a un superblando que se mostraba incluso peor que el blando en estas condiciones. Eso dejaba una sensación agridulce en un año en que Pirelli ha ampliado la gama de compuestos en busca de más variedad estratégica, pero la baja degradación de prácticamente toda la parrilla dejaba como estrategia idónea el único paso por boxes. Eso haría más difícil la alternancia, que sólo quizás una tercera zona de DRS en la recta que iba de la curva 12 a la 13 podía ayudar a enmendar.

Al poco de comenzar la sesión, Valtteri Bottas se encontró por primera vez este año con Kimi Räikkönen al llegar a la curva 3. El de Ferrari dejó entrever el ápice de la curva, pero el de Mercedes se fue largo por el exterior. La maniobra fue investigada, pero no considerada digna de sanción, en parte porque se apreciaba una voluntad de ceder el paso y no obstaculizar por parte del Ferrari número 7. El que sí que abrió las sanciones fue el héroe local. A mitad de sesión, una junta despegada en la recta de meta provocó una bandera roja, y Daniel Ricciardo no respetó la obligatoria bajada de velocidad en estas condiciones, lo que le provocó un castigo de dos puntos en el carnet y tres posiciones en la parrilla de salida. El Gran Premio de casa parece siempre complicado para él, que se agravó con algunas reparaciones en el box que duraron más de lo deseable.

Los ritmos de carrera dejaron a los Mercedes por delante, especialmente en el caso de Lewis Hamilton. No tan lejos como se esperaba, con un Vettel que a veces podía sostener ese ritmo, pero no de manera constante. Cerca de él, Max Verstappen, puntualmente más rápido que él, y con un promedio ligeramente mejor. Bottas, por su parte, era el mejor con el neumático blando, y a su vez Ricciardo pudo marcar unos tiempos muy competitivos cuando rodó con el ultrablando. En definitiva, alguna luz y varias dudas. Que Mercedes estaba delante, y sobre todo, que su extrema degradación sufrida en Barcelona había desaparecido. Que Ferrari no estaba lejos, pero con un rendimiento inestable, quizás debido a ese rumor de que el motor consume demasiado. Red Bull a muy buen nivel, pero padeciendo un déficit de potencia en su motor que ronda los 40 caballos con el Mercedes, y con menos inclinación del ala trasera por ello.

El mejor del resto, Romain Grosjean, tanto en ritmo de carrera como a una vuelta con su Haas. En ese aspecto, Hamilton volvió a dominar con un 1’23’’932, pero esta vez con Verstappen a 0’127 segundos, y Bottas a 0’228 en tercer lugar. De nuevo Räikkönen fue mejor que Sebastian, pero respectivamente a 0’283 y 0’520 segundos del líder. Colándose sexto, debido a los problemas de Ricciardo, Grosjean. Y ahí destacaba que tanto su compañero Magnussen, como los dos McLaren –que rodaron mucho y bien en esta sesión- estaban cerrando la zona de hipotéticos puntos. Pero los tres equipos de cabeza, respecto al grupo central, estaban muy lejos. Y todo esto, a la espera de que todos usasen al máximo régimen sus respectivas potencias, en lo que Mercedes anunciaba un modo absolutamente extremo.

De los demás, destacaba la incertidumbre de Renault, pero sobre todo la pérdida de rendimiento de Force India y de Williams, ambos sin encontrar el ritmo que se espera de ellos. En cuanto a Toro Rosso y su estreno con Honda, los resultados fueron peores en tiempos que en 2017, lo que resulta indicativo, además de un problema de ajustes en el motor japonés en el monoplaza de Brendon Hartley. La tabla en ambas sesiones la cerraron los Sauber, que pese a todo agradecen contar con el actual motor Ferrari.

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© Sutton Images

SÁBADO

El sábado llovió por la mañana, pero no en la tercera sesión de entrenamientos libres. Eso sí, la pista estaba mojada, lo que confirmaba las previsiones del viernes. Sin embargo, el asfalto se fue secando, lo que dejó la sesión como una hora prácticamente inútil, ya que la clasificación iba a ser en seco. Eso sí, nos dejó el espectáculo de ver al que es el piloto más intuitivo de la parrilla, Max Verstappen, bailar con su monoplaza en la pista mojada. Eso, y que al final de la sesión los dos Ferrari estuvieron en las dos primeras posiciones cuando usaron neumáticos ultrablandos. Sebastian Vettel marcó un 1'26"067, con su compañero a más de dos segundos. Nadie más marcó un tiempo con neumáticos secos.

Aún quedaba algún ligero parche de agua al comenzar la clasificación, pero el circuito se secó con rapidez al paso de los monoplazas, que usaban ya los neumáticos ultrablandos. Al comienzo, la alternancia en los primeros puestos fue la tónica, si bien en la primera parte era Kimi Räikkönen quien sostenía el mejor tiempo, con un 1’23’’509. Lewis Hamilton tenía la opción de batirlo con amplitud, pero algo de tráfico en las últimas curvas le dejaba sin un buen primer tiempo. Más aún, era indicativo que en el segundo sector perdía reiteradamente tiempo, pero pese a ello tomó la primera posición a falta de 5 minutos con un 1'22"824.

El resto sólo podía intentar acercarse, con Kimi a casi tres décimas, pero con Vettel tercero a más de medio segundo. Sí, la vuelta de Hamilton era buena. No tanto la de su compañero de equipo, pero suficiente para pasar a la siguiente ronda, aunque en noveno lugar y a 0'862 segundos del otro Mercedes W09. La paridad estaba en los Red Bull, con Verstappen siempre por delante, pero aventajando en sólo 0'011 segundos a Ricciardo, ambos a más de seis décimas.

La zona central de la parrilla es la que tuvo que pelear más por no caer. No hubo demasiadas sorpresas, salvo que los Sauber no fueron los últimos. Ese dudoso honor recayó en el Toro Rosso de Pierre Gasly, cuyo compañero, Brendon Hartley, estaba decimosexto, pero por muy poco no fue capaz de superar al último de los que pasarían a la siguiente ronda, Esteban Ocon: sólo 0'029 segundos entre ambos. Sin duda, el motor Honda sigue sin estar a la altura en cuanto a entrega de potencia, y obviamente el Toro Rosso no es un McLaren. Siendo prácticamente el motor con el que se acabó el año, el paso atrás para los japoneses es palpable, aunque de esperar. La nota positiva seguía siendo la fiabilidad hasta ese momento. El grupo de eliminados lo completó en penúltimo lugar Sergey Sirotkin con el Williams, un debutante que no se metió en problemas durante el fin de semana, pero que tenía a su compañero Lance Stroll clasificado.

La sesión más tensa iba a ser la segunda, especialmente en el centro del grupo. Debía darnos la respuesta a quiénes son los que lideran a los demás, después de los tres mejores equipos. Los Red Bull optaron por usar el neumático superblando, en óptica de estrategia de carrera. Llamativo, dado que el viernes el blando parecía la opción más dura de los equipos. Los demás sí que usaron el ultrablando. De nuevo Kimi Räikkönen se mostró impecable en su primera vuelta, sin un solo error y atacando con firmeza los pianos. El finlandés se colocó primero con un 1'22"567, que superaba el tiempo de Verstappen, que a su vez se vió superado por Vettel, segundo a menos de una décima de su compañero.

Mientras Nico Hülkenberg arruinaba su vuelta con una grosera pasada de frenada en la primera curva, Lewis Hamilton decidió poner orden, y algo más: dar un aviso a navegantes con un espectacular 1'22"051, más de medio segundo mejor que el tiempo del mejor Ferrari. Para Valtteri Bottas seguía el calvario de hacer funcionar su monoplaza al nivel esperado de él, que el año pasado fue capaz de estar puntualmente por delante de Lewis en velocidad. Estaba cuarto, justo pegado a los Ferrari, pero a 0'608 de Hamilton. Una de esas circunstancias que hacen algo de daño moral, aunque finalmente lo remedió en el segundo intento y se colocaría tercero a apenas 0'038 segundos de Hamilton.

Aunque a los primeros no les hacía ninguna falta, volvieron a salir al segundo intento, metiéndose en la lucha de todos los demás por salvarse. Hasta ese momento eran Alonso, Sainz, Magnussen y Vandoorne los que completaban los diez primeros puestos, en lo que era un resultado magnífico para los españoles, pero también para el equipo McLaren. Sin embargo, en el último intento, Fernando Alonso cometió un error en la curva tres y cayó a decimoprimero, eliminado. Por delante suyo, se habían cambiado las tornas. Carlos Sainz realizó una vuelta impecable para colocarse séptimo, dejando a su compañero Hülkenberg en décimo lugar. Los Renault, que durante el fin de semana no parecían estar al nivel de ser el cuarto equipo, emparedaban ahora a los Haas de Grosjean, octavo, y Magnussen, noveno. El equipo estadounidense confirmaba así definitivamente las bondades de su VF-18. 

Y si eso eran relativas sorpresas, la gran decepción eran los Force India. Durante la temporada pasada, solían ser fijos en la última ronda de la clasificación. Ahora, Sergio Pérez estaba decimotercero y Ocon decimoquinto, ambos lejos de toda opción de intentar pasar, ni siquiera muy cerca de los McLaren –Pérez estaba a más de dos décimas de Vandoorne-. Una situación que se había estado generando desde Barcelona, pero extraño tras la progresión que llevaba el equipo desde hace unos años, que le llevó a ser un flamante cuarto clasificado en 2017. El otro eliminado fue Lance Stroll, mucho más sereno que el año de su debut, pero incapaz con un coche que no acababan de ajustar a esta pista. 

Y justo en el último momento, cuando ya nada había que demostrar, Sebastian Vettel retorció su SF71H y marcó un 1'21"944 que le colocaba en primer lugar. Lewis no realizó un segundo intento brillante. Pero la distancia era tan pequeña, 0'107 segundos, que podía hacer flotar una duda. ¿Podía realmente el Ferrari plantar cara al Mercedes?

La tercera sesión comenzó de manera dramática. Cuando el reloj marcaba 9:45 en la cuenta atrás, Valtteri Bottas se dirigía a la primera curva para comenzar su vuelta lanzada. En la incomodidad que supone la segunda curva, se fue apenas un poco largo, tocó ligeramente la todavía húmeda hierba con la rueda trasera izquierda, y experimentó la amargura de sentir que el W09 se le había ido de las manos. La fibra de carbono voló por todos lados al impactar con las protecciones de la salida de la curva 2, el coche destrozado, el motor aullando casi como una queja. Era el fin. La consecuencia era un cambio de caja de cambios que le relegaría al decimoquinto puesto en la definitiva parrilla de salida.

Cuando realmente comenzó la sesión, Lewis Hamilton montaba ultrablandos usados. Poco le importó, ni tampoco le afectó un ligero derrape en la curva 13. Su tiempo fue 1'22"051. Su tiempo era el mejor. Sólo Verstappen estaba cerca, muy cerca, a 0'061. Pero más cerca se colocó aún Sebastian Vettel: 1'22"085. El Ferrari parecía estar ahí. La incertidumbre flotaba en el ambiente, de no ser por las condiciones en que Hamilton había hecho la vuelta. La duda la quiso disipar el propio Lewis. Récord tras récord en los parciales, el inglés nos entregó otra de esas demostraciones de velocidad controlada a la que ya nos ha acostumbrado, fino, nada de sobreviraje. Sólo velocidad, aplicación tardía de frenos, acelerador muy pronto, y usar toda la pista. 1'21"164. La vuelta más rápida dada nunca al Albert Park. Inapelable.

Y más que eso, la impotencia para el resto. Kimi Räikkönen mantuvo la tendencia del fin de semana, y cuajó una vuelta muy buena, sin nada que reprochar, pero la respuesta fue demoledora: 0'664 segundos de diferencia. Vettel, a 0'674. Verstappen a 0'715. Ricciardo a casi un segundo. Magnussen, el sexto, a poco más de dos segundos. Cifras, números. Certezas. El tan comentado 'party mode' del Mercedes W09, en el que entrega toda su potencia, es estrepitoso. Unido al genial Lewis, el resultado es desmoralizador para el resto. La pole número 73 para Hamilton. Ese resto que estaba liderado por un rápido Kevin Magnussen, que gracias a la sanción de Ricciardo de tres posiciones –definitivamente octavo- saldría quinto, superando en el último momento a su compañero Grosjean, sexto. La mejor clasificación de su corta historia para Haas. Detrás de ellos, Hülkenberg, que ganaba finalmente la partida a un Carlos Sainz que partiría noveno, pero que con su habitual honestidad reconocía haber realizado un intento muy mejorable. En concreto, medio segundo, que fue lo que perdió respecto a su tiempo en la segunda ronda, que de haber repetido en esta sesión le hubiera colocado delante de los Haas, y ser así el mejor del resto. El Renault ha crecido, y es una lástima perder estas oportunidades.

Quien parecía no dejar oportunidades era Mercedes. Uno saldría en la pole, con la amenaza de dos coches rojos a su alrededor, cuya única esperanza era la de superarle en la salida y así frenar su cabalgada. El otro, desde la decimoquinta posición, tendría que remontar y dejar entrever hasta qué punto es superior al resto este W09. Sólo la posibilidad de la relativa igualdad mostrada en los tiempos de carrera el viernes por los tres equipos punteros podía sostener alguna incertidumbre.

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© Sutton Images

DOMINGO

Y cuando por fin se apagaron los semáforos y dio comienzo la temporada 2018, Lewis Hamilton mantuvo la primera posición, pese al ataque incisivo de los dos Ferrari, especialmente de Kimi Räikkönen aunque salía desde la zona sucia. Gran salida del finlandés, pero la mejor fue la de Kevin Magnussen, que se colocó cuarto a costa de Max Verstappen, sorprendiéndole por el exterior de la primera curva, mientras Brendon Hartley se pasaba de frenada. No hubo incidentes, pero tampoco muchos cambios de posición. Verstappen se vio así retenido tras el Haas, mientras los tres primeros comenzaban a abrir un espacio que sería difícil de recuperar.

Alonso lo intentaría sobre Carlos Sainz en la curva 13, pero el piloto de Renault conservó la posición con calma. Los diez primeros al paso por la primera vuelta eran Hamilton, Räikkönen, Vettel, Magnussen, Verstappen, Hülkenberg, Ricciardo, Sainz, Alonso y Vandoorne. A partir de ahí, Hamilton fue progresivamente abriendo un ligero hueco sobre el Ferrari, evitando por poco que el DRS estuviera disponible para Räikkönen, justo lo preciso para poder controlar la carrera. Los tres de cabeza abrían un espacio cada vez mayor, mientras en la quinta vuelta Ricciardo adelantaba a Hülkenberg en la curva 13, liberándose de un difícil rival. En la siguiente, el primer abandono de la temporada sería el de Sergey Sirotkin con problemas en los frenos de su Williams. Pronto le siguió Marcus Ericsson con un fallo en la dirección, y en la vuelta 15, un motor Honda humeaba, prueba de un fallo insalvable para Pierre Gasly, que se arrastraba a los boxes.

Para entonces, la esperada remontada de Bottas no era tanto y sólo se colocaba decimotercero tras pasar a Ocon en la tercera curva. Mientras tanto, Verstappen se desesperaba detrás de un Haas que era un muro. Por la radio le pedían calma, pero el holandés la perdió en la décima vuelta: al llegar a la primera curva, realizó un trompo que le hizo perder varias posiciones, y lo que era peor, muchas oportunidades. La carrera estaba en suspenso a la espera de la que sería la única parada de la carrera. Hamilton abría un espacio de seguridad, pero sorprendentemente no era tan amplio como podría esperarse. Era la vuelta 19, una ventaja de 3'5 segundos, y Ferrari llamaba a Räikkönen para intentar adelantar a Lewis. Y aquí comenzó el problema de Mercedes, ya que luchaban contra dos Ferrari y no tenían la pieza estratégica de Bottas. Dado que Vettel estaba a unos siete segundos, no parecía un rival firme, aumentado por el hecho de que sus ultrablandos también deberían pedir un recambio en pocas vueltas. Así que en la vuelta 20, Lewis se dirigió a los boxes, y calcó la estrategia de Ferrari: neumáticos blandos, y por delante del finlandés. Vettel era ahora el líder, y aunque empujó, no logró abrir más la distancia. Por el contrario, fue absolutamente regular en sus vueltas, con alrededor de 13 segundos de ventaja. La carrera aún estaba en manos de Lewis, con un ritmo mejor que el Ferrari.

Por detrás, Fernando Alonso y Carlos Sainz rodaban muy juntos. Al llegar a la curva nueve en la vuelta 23, el Renault exageró la frenada y se fue largo, lo que aprovechó el McLaren para superarlo. Fueron interesantes esas vueltas, porque el McLaren mantenía la distancia, pero no era capaz de superar al Renault. En esa misma vuelta, Kevin Magnussen entraba en boxes desde su magnífica cuarta plaza, pero una tuerca mal colocada en la rueda trasera izquierda le obligaba a pararse en la cuarta curva. Lo increíble fue que dos vueltas después, Romain Grosjean tenía exactamente el mismo problema pero en la rueda delantera izquierda, y se paraba en la segunda curva. Fue una debacle dolorosa para Haas, y la imagen del piloto francés consolando al mecánico, además de humana, era el reflejo de la gran oportunidad perdida.

Ese Haas, supuesta copia del Ferrari, provocó un coche de seguridad virtual. Y ese era el momento que Vettel podría haber estado esperando. Con una baja degradación, había hecho durar los ultrabandos hasta la vuelta 27, cuando paró para colocar los blandos. La distancia con Lewis era muy justa, y el Mercedes debería haber pasado por delante. Pero Hamilton y Mercedes se confiaron, y no aprovechó la oportunidad de ir algo más rápido entre las líneas de coche de seguridad pintadas en el suelo. Echarían la culpa al ordenador, pero la realidad es que Lewis miró a la derecha, y vio salir al Ferrari por delante suyo. Vettel era líder. La sonrisa del sábado, esa que quería robarle a Vettel, se le había borrado de golpe.

El régimen pasó a coche de seguridad, y Verstappen adelantó a Alonso justo al pasar la segunda línea de coche de seguridad, a la salida del carril de boxes. Fue por muy poco, una décima. Casi había sido más listo. Pero devolvió la posición. Así que Vettel era líder, seguido por Hamilton, Räikkönen, Ricciardo, Alonso, Verstappen, Hülkenberg, Vandoorne, Bottas, Sainz, Pérez, Ocon, Stroll, Leclerc y Hartley. Así se relanzó la carrera en la vuelta 32 para la segunda mitad del Gran Premio, que había tomado un nuevo cariz y crecido en emoción.

Si Hamilton quería ganar, debía adelantar al Ferrari en pista. Y estuvo acechándolo sin descanso. La distancia siempre fluctuaba entre las 8 décimas –a veces algo menos- y los 1'2 segundos. En el primer y tercer sector, Hamilton se acercaba, pero en el segundo Vettel lograba tomar algo de oxígeno. Sin duda, el Mercedes estaba retenido, pues Vettel no era capaz de abrir la distancia. Así que de repente era una lucha entre los dos tetracampeones del mundo, con los nervios a flor de piel, vigilándose de cerca. Un error y se habría acabado. Vettel estaba firme, impecable en cada curva. Hamilton, tanto o más. Desde Mercedes le avisaban de un motor y frenos algo subidos de temperatura, así que se apartaba del rebufo en algunas zonas, pero jamás se dejaba caer. Era cuestión de mantener la presión constante.

Pero en ese duelo de paciencia, fue Lewis el que la acabó perdiendo. Era la vuelta 47, a once del final. Justo en la vuelta anterior, Vettel había marcado la vuelta rápida. Lewis quería replicar, quería comenzar su intento de derrocar al líder. Pidió usar el modo de clasificación, empezar la fiesta. Pero al llegar a la curva 9, él sólo lo estropeó: una pasada de frenada, medio coche en la hierba, y dos segundos más lejos se vislumbraba un Ferrari. Era el segundo momento decisivo. Y aunque a partir de ahí se vio la facilidad del Mercedes para enjugar la pérdida, signo claro de su mejor velocidad, la oportunidad estaba perdida. Sus neumáticos traseros dijeron adiós en la vuelta 53, y eso le llevó a ir perdiendo tiempo hasta los cinco segundos.

Ferrari nunca debió ganar esta carrera, y con Bottas en liza, quizás sólo hacer un podio. Pero tanto el equipo como su piloto estrella jugaron una carta estratégica que les vino de cara. En 2016, les fue en contra. En 2017, ganaron con mejor ritmo y un Hamilton estorbado por Verstappen. En 2018, tuvieron la fortuna a su lado, unida a un trabajo mirando en la distancia y la opción estratégica de un inspirado Iñaki Rueda, merecedor del reconocimiento de subir al podio. Con su estrategia, Vettel podría haber sido segundo. Sumando los errores de Mercedes, la 48 victoria de Vettel era un hecho. Las  sonrisas, el domingo en el podio. Quizás Lewis lo vio todo demasiado fácil, estando "siempre en modo fiesta" según sus palabras. No había mucho que celebrar el domingo por la noche.

Detrás de ellos, Kimi Räikkönen refrendó un buen inicio de año. Su salida fue muy meritoria, y supo mantener el ritmo de Hamilton sin perder mucho tiempo. Luego, sostuvo a un encendido Ricciardo durante la segunda mitad de la carrera, sin pasar demasiados apuros. Un comienzo sólido que permite a Ferrari comenzar como líder en la clasificación de constructores. Ricciardo remontó hasta las puertas del podio, y aunque lo intentó, en realidad nunca tuvo una oportunidad clara. Los ritmos de Ferrari y Red Bull están muy igualados, y el australiano es un piloto que en carrera maximiza sus oportunidades. Quizás hubiera tenido a un Haas delante, pero puede que no hubiera acabado detrás de él.

En quinto lugar, tomando una bocanada de aire fresco y de competición otra vez, Fernando Alonso con el McLaren, que tuvo que bregar con el ímpetu de Max Verstappen. Se puede discutir que no es la posición que hubiera detentado sin los abandonos de los Haas, o sin el error de Verstappen. Pero cuando al español le han dado un coche al que le puede exprimir la potencia por fin, sumado a su rocosa solidez en carrera, el resultado es más que merecido y reconfortante. Sí, es sólo un quinto, y además a casi 28 segundos del vencedor. Perdiendo casi un segundo por vuelta con un Ricciardo en lucha con Räikkönen. Pero soportando a Verstappen. Relatividad, porque la situación ha mejorado exponencialmente, pero no son el cuarto equipo, ni tienen opciones por ahora de llegar al podio. Pero la base de este año es buena, y la inteligencia del bicampeón saben poner al coche un poco más arriba. Porque la carrera de Vandoorne, que acabó noveno, fue correcta, pero no tuvo ese empuje que podría haber permitido colocar al MCL33 un poco más arriba.

Verstappen perdió la posibilidad de un mejor resultado por su propia efusividad. El segundo puesto, que sostenía plausible tras la carrera, es bastante optimista, pero el cuarto, quizás el tercero, era posible. Comienza el año rápido como siempre en clasificación, pero irregular en carrera, aunque padeció de un repentino subviraje durante casi toda la carrera que. Y pese a que sostenía que iba a resultar más calmado, la realidad es que Max no puede dejar de ser él mismo. Para nuestra diversión.

Detrás de él, el Renault de Nico Hülkenberg, que puso el coche en la posición que merecía, mientras Carlos Sainz era décimo, aquejado de náuseas por un empacho de bebida en las primeras vueltas, al fallar el dispositivo. Y es que esta F1 es muy dura con el físico, y ese exceso de líquido lo pagó al final de carrera, aunque pudo salvar el último punto con serenidad ante los ataques de Sergio Pérez. Los Renault se mostraron muy rápidos en clasificación, y muy regulares en carrera. Cuentan con dos buenos pilotos, y ahora mismo están en la pelea con Haas por el honor de ser el cuarto equipo. Sólo un poco por detrás, McLaren.

La decepción fue Valtteri Bottas, octavo, y remontando gracias a la estrategia. Es cierto  que adelantar es complicado, incluso con tres zonas de DRS, pero con un Mercedes tan superior se esperaba una recuperación mucho más llamativa. Gris como su coche, el finlandés torció el fin de semana el sábado y añadió un problema a su equipo, al no estar en posiciones delanteras. En un mundo ideal, Bottas podría o debería haber sido segundo. Pero cometió un error de bulto, y luego su carrera no tuvo chispa llevando el mejor coche de la parrilla. Empieza el año con esa sensación de la segunda mitad de la temporada pasada, algo perdido y muy lejos en todos los sentidos de Hamilton.

Fuera de los puntos, los Force India encabezaron el grupo. Sergio Pérez intentó lograr el último punto, y realizó una carrera muy regular, sin errores. Llamativa la distancia con su compañero, casi 14 segundos, cuando el año pasado estaban con un ritmo muy similar. El mexicano parece comprender mejor las dificultades del VJM11, algo lógico por la experiencia que Esteban Ocon –que no ha perdido de un año a otro su talento- no tiene.

Y si hablamos de talento, el decimotercer puesto de Charles Leclerc con el Sauber es muy meritorio en el día de su debut. No por la posición en sí, sino por las sensaciones. Le faltó velocidad a una vuelta, y fue superado por su compañero, pero en todo el fin de semana se mostró muy maduro y rápido. En la carrera, se permitió la alegría de superar al Williams de Lance Stroll. El monegasco crecerá y en un día en el que las manos cuenten sobre todo lo demás, puede dar alguna alegría al equipo suizo. Alegría que en Williams se ha borrado de un plumazo. El año pasado, al menos tenían a Felipe Massa, que podía sacar un resultado decente gracias a la experiencia. Pero quizás su ausencia se nota más en términos de desarrollo y puesta a punto. El equipo está hundido, cuando hace tres años aún eran la tercera fuerza tras Mercedes. Una vuelta a la cola de la parrilla que se augura difícil de remontar para los ingleses.

El último fue Brendon Hartley, casi en su carrera de casa. Ni él ni Gasly pudieron hacer mucho con su coche, ni con su motor Honda, que dio muchas vueltas en pretemporada pero sigue siendo un propulsor muy delicado y falto de potencia. En las manos de Toro Rosso, su objetivo es fortalecerse, con la mirada puesta en un hipotético 2019 al lado de Red Bull, pero por el camino pueden hacer mucho daño a las carreras de sus pilotos. Hartley fue el único doblado de todo el Gran Premio.

Hamilton esquivaba las miradas al final de la carrera, hacía una mueca a modo de sonrisa en el podio, intentaba mantener una compostura que el resto de su lenguaje corporal negaba. La sangre le hervía por perder una carrera que era suya. Su lengua afilada, muestra de un exceso de confianza que no debió cometer, envainada mientras veía sonreír a Sebastian Vettel, su rival por el quinto campeonato. Vettel, fiel a la filosofía de bajar la cabeza y trabajar, reconocía la suerte en la carrera, pero también sabía que se había ganado el derecho de tener esa suerte con su pilotaje sereno antes de la parada. Es el primer líder de un año todavía muy largo.

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25 comentarios
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27 Mar 2018 - 21:36
#4 @#3 tienes tida la razon. Pero la verdad es que desde la epoca del Kaiser que es desde donde yo pued ... Ver comentario
La verdad es que Kimmi es el único que ha ganado sin tener un gran auto.
27 Mar 2018 - 21:24
#3 @#2 Lo lamentable de este año es que sabemos quien sera el campeón, y se esta desperdiciando talen ... Ver comentario
tienes tida la razon. Pero la verdad es que desde la epoca del Kaiser que es desde donde yo puedo habla esto siempre ha sido asi. Con pocas excepciones, los 2 campeonatos de Alonso y el De Buton el resto años de dominio de alguna escuderia. A oesar de todo eso hemos tenido alguna temporada emocionante como la que perdio Alonso en la ultima carrera por defenderse de weber. A ver si esto mejora en los proximos años
27 Mar 2018 - 21:13
#2 Brillante resumen como siempre. Ya lo he dicho en otro post. Tanto a Vettel como a Alonso, como le ... Ver comentario
Lo lamentable de este año es que sabemos quien sera el campeón, y se esta desperdiciando talentos como ricciardo,verstappen, rakkonen, vettel, Ocon,Perez,Alonso, pilotos de gran calibre y sin poder hacer nada la f1 deberia ser un poco mas igualada.
Sebas
27 Mar 2018 - 20:54
Brillante resumen como siempre. Ya lo he dicho en otro post. Tanto a Vettel como a Alonso, como le des la mínima oportunidad, te la lian.
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27 Mar 2018 - 20:25
La presión de Bottas para el siguiente gran premio debe de ser abrumadora.
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