Hülkenberg o la constatación del fracaso de la pirámide de ascenso a la F1

Pero tras 181 Grandes Premios disputados no ha logrado ninguna victoria. Ni siquiera ha subido una vez al podio. Seguro, su problema es que nunca ha conseguido franquear la puerta de un equipo realmente puntero.

Me sorprende que ahora suene para Haas, para ocupar el asiento de Mick Schumacher –muchos lo dan como algo hecho–. Me sorprende porque el futuro de Nico Hülkenberg en la Fórmula 1 ya es limitado, tras sobrepasar los 35 años.

Pero me sorprende mucho más cuando no corre de forma regular desde 2019. En 2020 disputó dos Grandes Premios como reserva de Force India –y puntuó en ambos, todo hay que decirlo– y un tercero en el que no llegó a salir por un problema técnico; el 2021 fue sabático y en 2022 ha disputado otros dos Grandes Premios, con Aston Martin, en los comienzos de temporada, también sustituyendo al titular.

No es por Nico. Entiendo que en Haas estén 'moscas' con los 'novatos' por sus incidentes –ya lo dijo el propio Gene Haas, que Mick les estaba costando una fortuna–, aunque con Romain Grosjean no les iba mucho mejor que digamos.

Pero lo que me preocupa son las dificultades que tienen los pilotos jóvenes para llegar de la Fórmula 2, incluso con un palmarés aplastante, como es el caso de Oscar Piastri o las reticencias de la FIA/F1 de poner trabas al talento que llega de fuera de esa pirámide que han orquestado con Bruno Michel.

El salto es tan brutal, dicen, que no hay jóvenes pilotos preparados, que lo aprendido cuanta poco y que deben hacer un aprendizaje nuevo –cosa que, por otra parte, ocurre en muchas profesiones, donde tras alcanzar el título universitario, si no hay uno o dos másters es como si no existiera título–, ver cómo funcionan las cosas o, como dicen algunas empresas, la formación académica va lustros por detrás de las necesidades reales de la industria.

En lugar de talento nuevo, se repesca. Incluso la 'pirámide' de formación más famosa del mundo, la de Red Bull, ha recurrido en los últimos años a recuperar pilotos que había defenestrado o a fichar talento de fuera, como es el caso de Sergio Pérez, ya consolidado.

Lo de Hülkenberg es el claro exponente de que falla la pirámide de acceso. Que desde la punta de la misma hasta la nube de la Fórmula 1 queda un buen trecho de cielo. Y, desde luego, dos sesiones Libres 1 a lo largo de la temporada, más el test final de temporada para novatos no llevan a ninguna parte por insuficientes.

Algunos equipos lo asumen. Lance Stroll, Nicholas Latifi, Nikita Mazepin, Oscar Piastri, etc., pagando unos lo suyo y otros, el equipo, recurrieron a test con coches de F1 de dos años –un año esta temporada porque con el cambio de reglas no hacía falta un coche de dos años– para hacer kilómetros. Es más, lo han hecho con los titulares para que adquirieran ritmo; sin ir más lejos Ferrari lo ha hecho con los dos 'Carlos'.

Contrasta eso con la formación que en su día dio Renault a Fernando Alonso. En 2002 no le permitió seguir con Minardi –"no tiene nada que aprender allí y podría estropearse", dijo entonces Flavio Briatore– pero le ofreció unos 45.000 kilómetros de test –una cifra que se dice, pero aunque hubieran sido 30.000 son muchos– eso son muchos kilómetros, una gran experiencia y que forjó las reconocidas cualidades de probador-especialista en configuración que tiene Fernando.

Y podíamos citar el caso de Felipe Drugovich, recién fichado por Aston Martin… pero los de verde acaban de hacer oficial que Stoffel Vandoorne será su piloto reserva.

Está claro: la pirámide de formación falla y quizás haya que pensar en otra cosa. ¿Quizás liberalizar algunos test con pilotos debutantes? ¿Quizás una sesión extra, los 'Libres 0', para debutantes en buena parte de los Grandes Premios. Desde luego, hay que hacer algo ya.

Los pilotos de futuro de la F1 –Max Verstappen ya es presente– son George Russell, Lando Norris, Esteban Ocon, Charles Leclerc y Carlos Sainz. Todos ellos llevan ya cinco temporadas en la categoría reina y algunos de ellos no han pasado por la Fórmula 2 o GP2. Cierto, han despuntando casi desde el comienzo de poner los pies en F1, pero sus primeros años han sido, con destellos o sin ellos, periodo de 'formación'.