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Ogier nunca se fue: séptimo título en el año más complicado

El piloto galo dio un recital en Monza para volver a reinar en el WRC
Temporada inmaculada: su único abandono fue por avería mecánica
Tras un año atípico, continuará otra temporada de la mano de Toyota
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07 Dic 2020 - 14:09

Sébastien Ogier, con Julien Ingrassia a su derecha, ha conseguido en un épico Rally de Monza su séptimo título de campeón del mundo. Probablemente ha sido su año más complicado, y no sólo por el golpe que supuso el coronavirus para el WRC, sino también porque llegaba a la última cita de la temporada con 14 puntos de desventaja sobre Elfyn Evans. Pero ‘Séb’ sigue siendo el rey.

Y digo que nunca se fue porque algunos llegaron a pensar, después de una complicada temporada 2019 a los mandos de un Citroën C3 WRC que no era del todo competitivo, que Ogier ya había sido desbancado definitivamente. Pero Ott Tänak probó la comida italiana de Andrea Adamo y Sébastien Ogier encontró cobijo en Toyota… y la historia cambió.

Siempre con la retirada al acecho, dado que el piloto de Gap ha dicho en más de una ocasión que le apetece disfrutar de su familia y ésta sería su última campaña en el WRC, Ogier comenzó un poco dubitativo en el Montecarlo: Thierry Neuville le batió en el que había sido su ‘coto privado’ durante los últimos seis años sin interrupción.

Esto, unido a la decepción del ‘descafeinado’ Rally de Suecia, donde quedó fuera del podio en el Power Stage debido a una genialidad del joven Kalle Rovanperä, no hacía más que presagiar que las nuevas generaciones empezaban a ‘incordiar’ al piloto francés. Como si no tuviera suficiente con los Tänak, Neuville, Evans y compañía.

Todo cambió en México. Fue un rally raro, en el que la sombra de la covid-19 ya estaba más que presente e incluso tuvieron que cancelar la etapa del domingo, pero Ogier se las apañó para llevarse su primer triunfo de la temporada, aunque bastante amargo, y afrontar el ‘parón obligado’ en lo más alto de la clasificación del campeonato.  

A partir de ahí, las variables eran infinitas. Llegaron las inevitables cancelaciones y se temió por la temporada completa, como en muchas otras categorías automovilísticas, sin embargo el Mundial decidió seguir adelante con un calendario extraordinario que hasta el último momento estuvo en vilo –véase el ejemplo de Ypres y Monza–.

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El campeonato se reanudó en casa de Tänak, y como era de esperar, el estonio logró su primera victoria con Hyundai para reengancharse a la lucha por el título. A posteriori supimos que serían finalmente sólo tres rallies más para terminar la temporada –Turquía, Cerdeña y Monza–, con Ogier en el liderato del campeonato.

Pero llegó el golpe de teatro. En un Rally de Turquía que fue una verdadera escabechina para los contendientes al título, Ogier vio cómo su Toyota Yaris WRC desfallecía en la penúltima especial –cuando peleaba por la segunda posición– y, ante la victoria de Elfyn Evans, el campeonato se ponía muy cuesta arriba para el francés.

Quedaban sólo dos pruebas –con formato reducido– y Ogier estaba a 18 puntos de Evans. Para más inri, en Cerdeña apareció el siempre competitivo Dani Sordo para llevarse su segunda victoria consecutiva en la isla –tercera en el WRC– y el francés sólo pudo recortar cuatro puntos a su compañero de equipo. Es decir, llegaba a Monza en clara desventaja.

Era la primera vez que Ogier afrontaba la última cita del Mundial con opciones de título sin ser el líder del campeonato –recordemos que en 2018 llegó a Australia con tres puntos de renta sobre Neuville–, pero no estaba dispuesto a tirar la toalla tan fácilmente. Ni siquiera en un rally que mayoritariamente se desarrolló en un circuito.

A Evans le bastaba con situarse en la cuarta plaza, detrás de sus tres rivales por el título, y esperar errores… o dar la campanada con los puntos del Power Stage. Después del abandono tan tempranero de Thierry Neuville –en el cuarto tramo–, el galés estaba en una posición inmejorable para convertirse en el tercer campeón británico.

Pero llegó el sábado, y la nieve dejó las carreteras del norte de Bérgamo en unas condiciones delicadísimas, muy parecidas a las del Rally de Montecarlo. Entonces, Sébastien Ogier sacó el traje de las mejores galas, el que sólo reserva para las ocasiones especiales, y se aupó al liderato del rally con la maestría que le caracteriza.

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Elfyn Evans no tenía por qué arriesgar, pero decidió hacerlo en la segunda pasada por Gerosa. El galés, que venía volando en el primer parcial, quería poner en apuros a Ogier, pero excedió los límites en una curva a derechas y acabó fuera de la carretera. El sueño de convertirse en campeón del mundo en Monza, casi olvidado.

Esto, unido a un impresionante tiempo de Sébastien Ogier en ese mismo tramo y a la posterior cancelación de la segunda pasada por Costa Valle Imagna –debido a las inclemencias meteorológicas–, propició que el piloto francés pudiese acariciar con las yemas de sus dedos el séptimo entorchado a falta de los tres últimos tramos del rally.

Y, como era de esperar, el galo no tomó ningún riesgo en las tres especiales del domingo, disputadas en el circuito y sus alrededores. Ogier pilotó de una manera muy fina para conseguir su séptimo título con la tercera marca diferente y cerró una temporada más que atípica con el mejor resultado posible. Volvió a ser el rey.

Ogier ha vuelto a demostrar esta temporada su inconmensurable talento. En un año repleto de interrupciones y con todo tipo de contratiempos, hay que destacar que el único abandono del piloto de Gap fue por una avería mecánica en Turquía. Es decir, ¡no ha cometido ningún error grave de pilotaje en toda la temporada!

Un dato muy curioso es que ‘Séb’ no ha sido el piloto con más ‘scratch’ de la temporada. Ese honor va para Thierry Neuville, con 28, mientras el galo ha tenido que conformarse con 25. Quizás Ogier no ha sido el más rápido en general, pero los otros tres pretendientes al título han tenido algún accidente y Sébastien no.

La inteligencia a la hora de saber atacar y, sobre todo, la fiabilidad en su pilotaje, son características que definen a un piloto que, en caso de querer continuar más allá de 2021, puede incluso batir todos los registros del WRC. De momento, la mejor de las noticias es que seguirá el año que viene de la mano de Toyota.

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