Audi Q4 e-tron

El Audi Q4 e-tron que hemos probado es la versión que tiene mayor autonomía, es decir, la bautizada como 40 e-tron. Su configuración de un solo motor con 204 caballos nos ha parecido más que suficiente como para afrontar cualquier reto que el tráfico pueda presentar. Si a eso le sumas la mencionada distancia que puede recorrer entre cargas, aseguramos que se trata de la variante más equilibrada de todas.

Al partir de la plataforma MEB uno puede pensar que este Q4 e-tron no es más que un Volkswagen ID.4 o un Skoda Enyaq con otro envoltorio. Pero no. Audi ha logrado darle su sello personal en todos los puntos clave. De hecho su habitáculo sorprende incluso aunque uno ya lo haya visto en fotos. Es seguramente el Audi más llamativo en este sentido. Ofrece un diseño plenamente reconocible con cambios sutiles que le hacen sentir a uno que se encuentra ante una nueva era. Uno de ellos es el volante, con el que no hemos tenido problema alguno de maniobrabilidad a pesar de estar achatado por arriba y abajo.

Como decíamos los 204 caballos del motor de esta versión son más que suficientes. De hecho, lo son hasta en el modo de conducción más enfocado hacia el ahorro si nuestra unidad cuenta con el Audi Drive Select. Será el que más se utilice. De hecho, resulta incluso el más confortable porque minimiza la brusquedad con la que puede llegar a entrar la potencia en un primer momento si se vuelve a pisar el acelerador tras soltarlo con más contundencia de la cuenta.

Respecto al consumo basta una pequeña cuenta para ver que los 519 kilómetros de autonomía que anuncia Audi no son tal en el día a día. La batería tiene una capacidad útil de 77 kilovatios hora y el gasto energético que obtuvimos durante nuestra prueba fue de 20,5 a los 100 kilómetros. Se puede bajar, seguro, y haría falta un recorrido más representativo para hablar con mayor propiedad. No obstante, creemos que resulta bastante realista hablar de una autonomía real de alrededor de 400 kilómetros. Para maximizarla uno puede jugar con las levas situadas tras el volante, que permiten aumentar la retención al levantar el pie del acelerador y así regenerar más energía. Eso sí, para activar la conducción 'one pedal' hay que colocar el selector de marcha en la posición 'B'. Ésta es ideal para los recorridos urbanos, pero requiere práctica.

Tal y como sucede en todos los coches electrificados el tacto del freno del Q4 e-tron es una de las cosas que menos nos ha gustado. Frenar frena, sí, pero el tacto es extraño y desde luego afecta a la sensibilidad. Es posible que la relación conductor-freno mejore con la práctica, pero dudamos que llegue a ser en algún momento como la que existe en un vehículo tradicional.

¿Y qué hay del comportamiento dinámico? Se sitúa un punto por encima de sus primos hermanos, el ID.4 y el Enyaq, pero en ocasiones es inevitable notar las dos toneladas de peso que llevamos. Se siente pegado al suelo en todo momento, pero conviene pensar que, especialmente cuando se lleva a cabo una conducción dinámica, hay que anticipar más de lo normal las frenadas. Tarda más en hacerlas y hay que entrar en las curvas a menos velocidad que con otro tipo de vehículo para evitar pérdidas de adherencia.

Dicho todo esto, nos parece que el Audi Q4 e-tron está un punto por encima de modelos como el Mercedes-Benz EQA y el Lexus UX 300e. También se puede decir lo mismo respecto al ID.4 y el Enyaq, de tal forma que pagar el extra de unos 4.000 euros a igualdad de versión que cuesta este coche respecto a ellos puede merecer la pena, especialmente si se tiene en cuenta que la inversión que requiere a día de hoy un coche eléctrico tampoco es que vaya a cambiar mucho el montante de la factura final.