Peugeot E-2008

Hemos probado brevemente la versión de 156 caballos del Peugeot E-2008 durante la presentación nacional dinámica del modelo. Los 20 caballos extra de los que goza el motor respecto a su antecesor no tienen un impacto elevado sobre las sensaciones al volante. El comportamiento del propulsor parece idéntico al acelerar desde parado –en todo su desempeño en ciudad realmente– y algo más brioso cuando toca recuperar velocidad ya en marcha. Esto último es especialmente útil cuando hay que realizar adelantamientos.

El recorrido que realizamos con el E-2008 fue de menos de 100 kilómetros, la mayoría en autovía y por carreteras secundarias. Por ello hay que tomar el dato de consumo obtenido, de 14,1 kilovatios hora a los 100 kilómetros, con pinzas. No obstante, parece que la ganancia de tamaño de la batería hace más que posible alcanzar e incluso superar los 350 kilómetros de autonomía real con un uso normal. La versión anterior con 136 caballos y una batería de 50 kilovatios hora difícilmente llegaba a los 300.

Dinámicamente el Peugeot E-2008 es un coche cumplidor en todos los campos. Su suspensión es lo suficientemente firme como para evitar molestas oscilaciones en la carrocería pero no tanto como para que el confort en marcha se vea afectado. Se puede disfrutar de él tanto en entornos urbanos como en desplazamientos más largos, además de gozar de cierta agilidad en los tramos más virados. Aquí también influye un tacto de la dirección preciso y agradable. Eso sí, el volante pequeño por cortesía del i-Cockpit no gustará a todo el mundo.

El único lunar que se le aprecia al E-2008 tiene que ver con el tacto del pedal de freno. Ha mejorado, sí, pero aún da la sensación de tener demasiado recorrido muerto antes de que se note que el coche decelera. Una vez empieza a hacerlo, el salto entre la frenada regenerativa y la real es más brusco de lo deseado. Cuesta realizar frenadas progresivas y precisas, algo que lógicamente irá a menos con el paso de los kilómetros.