Volkswagen Golf R32 2002

Si hay un coche que se ha ganado su posición y su imagen con una autoridad casi incontestable, sin duda, es el Volkswagen Golf. Hoy en día, su imagen es tan fuerte, que todo el mundo sabe que el Volkswagen Golf es un “buen coche”. Es de esos productos que preguntes a quién preguntes, incluso si sus conocimientos sobre automóvil son nulos, tendrán una imagen intachable del Volkswagen Golf. Y eso se debe, porque todo merece un reconocimiento, a que el Golf ha sido, y es, un gran coche.

Con más de 40 años de historia, el Golf es uno de los modelos más vendidos de Volkswagen, y uno de los más importantes, sin duda. Sin embargo, de todas las generaciones que ha tenido el compacto alemán, la mejor, según los expertos y los fanáticos del modelo, es la cuarta generación. Cuando se lanzó al mercado el Golf IV, Volkswagen alcanzó unos estándares de calidad, tanto en el ámbito de montaje como de materiales, altísimo, tanto, que según se dice, lo retiró del mercado tras solo seis años de vida comercial, porque no era rentable.

Del dicho al hecho, hay un trecho y a veces, las cosas se exageran un poco. Pero de lo que no cabe duda, es que, realmente, la calidad del Golf IV fue muy alta y además, no solo eso, también contó con una de las gamas más completas, donde destacaba especialmente el Volkswagen Golf R32. Puede parecer algo obvio, ¿no? Hablamos de un coche con un motor V6 de 3,2 litros atmosférico y 241 caballos, pero no podemos olvidar que el Golf siempre ha tenido versiones muy prestacionales, o casi siempre. La primera generación solo contó con el GTI “original”, pero el MK2 puso en circulación variantes como el G60 o el Rallye –un G60 con tracción total y una carrocería “gorda”–, mientras que el MK3 tuvo el deseado VR6 con 175 caballos.

Con el Golf IV también se continuó con la senda de ofrecer un escalón más por encima del Golf GTI, que por cierto, en la cuarta generación fue por criticado por su poco sugerente imagen y por tener “solo” 150 caballos –luego pasó a montar la siguiente versión del polifacético 1.8 20vt con 180 caballos–. De hecho, aquel Golf tenía una versión por encima del GTI en cuanto a potencia, equipado con el V6 de 204 caballos, que no era otra cosa que una evolución del mítico VR6 que también se podía encontrar bajo el capó, por ejemplo, del SEAT León Cupra 4. No obstante, no era una versión deportiva, sino más bien una lujosa y refinada, así que todavía había hueco para otra opción más agresiva: el R32.

El Volkswagen Golf R32 fue mucho más que un Golf potenciado, fue un coche bastante especial, con elementos que no se han vuelto a replicar, ni siquiera en la segunda entrega del modelo, que se ofreció con la quinta generación del compacto alemán. Era la época en la que Ferdinand Pïech dirigía los pasos del grupo y por todos es sabido que era un tipo muy ambicioso y un amante de la técnica más compleja. Sin ir más lejos, el propulsor W12 fue un capricho suyo, al igual que lo fue el VR6. De hecho, el R32 es un coche de culto en Estados Unidos, donde son capaces de convertirlo en auténticas bestias.

Uno de los argumentos más fuertes del Golf R32 era, como cabría esperar, su propulsor. Un V6 de ángulo estrecho –solo 15 grados entre bancadas–, con 3.189 centímetros cúbicos, cuatro válvulas por cilindro y distribución variable continua. Las cifras era realmente buenas: 241 caballos a 6.250 revoluciones, 320 Newton metro entre 2.800 y 3.200 revoluciones, un 0 a 100 km/h en 6,6 segundos y una velocidad máxima de 247 kilómetros/hora. Y lo mejor de todo, de serie montaba cambio manual de seis relaciones, combinado con el sistema de tracción total 4MOTION con diferencial Haldex. Además, el sonido de escape era bastante bueno, aunque no estaba a la altura del mítico V6 Busso del Alfa Romeo 147 GTA.

Por supuesto, no todo era motor, el chasis también ponía una guinda al pastel. Contaba con una calibración específica, que al contrario de lo que solía ser normal en la marca por aquel entonces, era bastante firme y 30 milímetros más corta en comparación con otras versiones . A esto había que sumar un eje trasero totalmente diferente, pues la tracción total no permitía el empleo de un eje rígido. Así, se montó un multibrazo, que mejoraba ostensiblemente el comportamiento del coche en curva.

Todo ello, aderezado con una imagen única en la gama Golf, que combinaba como solo hacen los alemanes, agresividad con sutileza. Con solo ver algunos detalles del Volkswagen Golf R32, se puede apreciar que no un coche cualquiera, sus llantas de 18 pulgadas, sus dos salidas de escape o los paragolpes dejaban claro sus intenciones. Pero no era escandaloso, no está recargado; todo era sutil y ordenado, muy alemán. Exactamente igual que en su habitáculo, donde los asientos König y la consola de aspecto metálico daban el toque especial.

No podemos olvidar un detalle más: el Golf R32 fue el primer modelo de Volkswagen en montar el cambio DSG de doble embrague. La marca decidió estrenar esta transmisión en este coche, para demostrar que podía ser un cambio con aptitudes deportivas, que mejoraba las prestaciones y de paso, rebajaba los consumos.

Curiosamente, tal y como ocurrió con el primer Golf GTI, la idea era fabricar una serie limitada de 5.000 unidades, pero finalmente se vendió mejor y más rápido de lo esperado y se fabricaron un total de 12.000 unidades –de las cuales, cerca de 5.000 fueron a parar a Estados Unidos–.