Gasly, Kvyat y los designios del Dr. Marko

Es cierto que se suponía que Pierre Gasly iba a debutar este año en F1 desde el mismo momento que Carlos Sainz fue 'traspasado' o fue la 'moneda de cambio' de Renault en esa complicada operación, por la que Toro Rosso deshacía su acuerdo para 2018 con el motorista francés, para acudir en socorro de Honda. Pero todo el mundo apostaba por el pase inmediato del piloto madrileño a Renault –ocupando el asiento de Jolyon Palmer– y que Gasly sería su sustituto.

El anuncio ha cogido a contrapié a más de uno. Y para Daniil Kvyat es un segundo mazazo después del recibido el pasado año cuando Helmut Marko convenció a Dietrich Mateschitz, el gran patrón de Red Bull, para que subiera inmediatamente a la estrella naciente, Max Verstappen, al equipo grande y 'descendiera' a Kvyat a Toro Rosso, tras los cuatro primeros GP del año y justo cuando Kvyat había hecho su primer podio.

Un palo éste que ha 'destruido' casi a prometedor ruso como piloto. En los Grandes Premios de 2016 con Toro Rosso, Kvyat cosechó sólo cuatro puntos por 42 de Sainz –el madrileño ya llevaba cuatro puntos antes del GP de España–. En lo que llevamos de temporada la diferencia es aún mayor: Carlos lleva 48 puntos y el ruso sólo cuatro, lo que impide que Toro Rosso sea quinto del Mundial de Constructores, ya que Williams le supera por siete puntos.

El movimiento tiene su lógica. Con las pocas jornadas de tests invernales, es bueno preparar a Gasly para el año próximo, sobre todo porque el francés se postula para ser el número uno de Toro Rosso, ya que Sainz no estará en el equipo. Y para esa preparación no basta con pilotar algunos viernes por la mañana.

Kvyat no ha sido 'despedido', sigue bajo la tutela de Red Bull. Hay dos razones para ello. La primera, el GP de Estados Unidos ya que en la misma fecha Gasly tiene la ocasión de proclamarse campeón de Japón de Super Fórmula. Pero si Gasly responde, no se extrañen que siga en F1 y deje aparcado el título japonés. Ya ha pasado anteriormente situaciones similares, por ejemplo Sebastian Vettel abandonado la posibilidad de ganar las World Series para dedicarse a la F1.

La segunda razón es que hoy por hoy no hay otro piloto en la 'pirámide' Red Bull capaz de saltar a la F1. En todo caso Sean Gelael con el apoyo paterno a través de KFC de Indonesia, aunque el propio piloto declara que no está aún preparado. O del protegido de Honda, el japonés Nobuharu Matsushita, actualmente en la F2. Cualquiera de estos dos pilotos supondría la 'ruptura' de la pirámide Red Bull, en cierta forma iniciada ya en 2014 con el fichaje a toda prisa de Max Verstappen a media temporada.

A nadie puede sorprender esta decisión, sobre todo conociendo los antecedentes del Dr. Marko. No ya por este caso, sino porque el 'bajar' a un piloto a media temporada parece una de sus especialidades. La lista de 'damnificados', aunque en algún caso los resultados –como ahora el caso de Kvyat– pedían cambios, es amplia.

En los inicios de Red Bull ya hubo cambios. En 2005 Christian Klien debió ceder su asiento a Vittantonio Liuzzi en cuatro Grandes Premios. En 2006, el propio Klien fue apeado por sus pobres resultados –y muchos problemas mecánicos– y sustituido por Robert Doornbos a partir de Monza. En 2016 se dio el trueque entre Kvyat –que el año anterior lo ascendieron a toda prisa al primer equipo tras la marcha de Vettel a Ferrari– y Verstappen.

En Toro Rosso no han ido a la zaga. En 2007, a Scott Speed lo fulminaron antes del GP de Hungría para dejar su puesto a Vettel, que había sorprendido a todos cuando suplió a Robert Kubica en el GP de EE.UU. en BMW, a raíz del accidente del polaco la semana anterior en Canadá. En 2009, no estaban satisfechos del rendimiento de Sébastien Bourdais y había también algunas discrepancias en otros aspectos; así que llamaron a Jaime Alguersuari urgentemente para sustituir al francés a partir del GP de Hungría. Y en 2012, a Jaime y a Sebastian Buemi se les cesó justo antes de iniciar la temporada, cuando ambos iniciaban –a finales de diciembre– el plan de entrenamiento planeado por Toro Rosso: el Dr, Marko decidió apostar por Daniel Ricciardo y desprenderse de sus dos pilotos y dieron entrada asimismo a Jean Éric Vergne. Y para rematar, el trueque Verstappen-Kvyat del pasado año.

Y eso sin contar con los buenos pilotos que Red Bull ha ido descartando, mientras ascendían por la 'pirámide', convertida en una despiadada selección.