Las desobediencias tienen secuelas graves y también antecedentes

14/11/2022 11:55

Sea la razón que sea, Helmut Marko y Christian Horner tienen una 'patata caliente' a tratar y deben hacerlo rápido, no sólo porque quieren que Sergio Pérez sea subcampeón, sino porque no puede permitir que la situación se degrade en el futuro y acabe dejando secuelas duras.

Max Verstappen, cuando le preguntaron al final de carrera, se limitó a decir "Ocurrió algo en el pasado", sin dar más pistas.

Tom Coronel, el incombustible piloto del Dakar y de TCR, amigo de los Verstappen, se ha referido a lo sucedido en Mónaco, donde Pérez acabó ganando la carrera, aunque el suceso se debe a la clasificación.

"Pérez acabó contra las vallas de forma voluntaria y lo admitió a Cristian Horner y Helmut Marko. Max no lo ha olvidado", ha señalado Tom. Recordemos que en aquel viraje de Portier, Carlos Sainz no pudo evitar el coche de 'Checo' y Max vio arruinada su vuelta, que podía llevarle a la Pole.

Max, al ver arruinada su vuelta dijo por radió "Siempre es igual", aunque quizás se refería a que la temporada anterior fue Charles Leclerc quien se fue contra las vallas y arruinó su vuelta, aunque en este caso fue en La Piscina.

Y todo el mundo recuerda el episodio entre Michael Schumacher y Fernando Alonso en la clasificación de Mónaco, cuando Michael, para conservar la Pole, se fue contra la valla en la Rascasse a baja velocidad e impidió que Fernando le arrebatara la Pole… hasta que intervinieron los comisarios y Michael vio sus cronos anulados. Fernando ganó; Michael sólo pudo ser quinto. Pero quizás de no ser por eso la suerte del Campeonato habría sido distinta.

Pero lo más parecido a este episodio fue en 2014, entre Lewis Hamilton y Nico Rosberg. Nico tenía el mejor tiempo e iba muy rápido, mejorando en su último intento, cuando se fue recto en Mirabeau. La bandera amarilla impidió a Hamilton completar su intento que, según él, debía llevarle a la Pole. El enfrentamiento visceral entre ambos duró hasta que Nico se proclamó campeón en 2016 y abandonó la Fórmula 1.

Otra desavenencia en clasificación, en Hungría 2007, entre Hamilton y Alonso. El juego táctico entre ambos ya venía de lejos. En esta ocasión no hubo accidente de por medio. Fernando se entretuvo lo suficiente en su último cambio de ruedas para que Lewis no hiciera su último intento y tener la Pole. La polémica dentro y fuera del equipo estalló… y saltó a la luz el 'spygate' que acabó costando el título de pilotos a uno de los dos, con una multa millonaria y descalificación de la Clasificación de Constructores para McLaren.

Los odios y enfrentamientos en el seno de un equipo siempre acaban mal. Lo saben en Ferrari, de la época Gilles Villeneuve-Didier Pironi –todo comenzó en Imola por una orden de equipo no respetada por Didier, que adelantó a Villeneuve para ganar cuando se había dado la orden de respetar las posiciones–. Aquello acabó de forma trágica, con el accidente mortal de Villeneuve en Zandvoort y el grave accidente de Pironi en Imola, en el que se fracturó ambas piernas.

En McLaren, en este caso por partida doble: Ayrton Senna y Alain Prost, en aquel GP de Japón, y Alonso-Hamilton, por citar ejemplos de sobras conocidos.

Casi todos los casos han acabado con la salida de uno de los protagonistas del equipo. En Red Bull no es nada nuevo: cuando el Dr. Marko apuesta por un piloto, otro sale por la puerta: Sebastian Vettel, Daniel Ricciardo, Carlos Sainz, Sébastien Buemi, Jaime Alguersuari o Alex Albon saben de qué va esto.

Y hay más casos. Nigel Mansell abandona Ferrari para no coincidir con Prost o Prost deja Williams y se retira, para no volver a tener a Senna de compañero. Y la historia nos enseña que fuera de Red Bull 'hace frío'. Sólo Carlos Sainz ha sabido sobrevivir a ello.

Pérez debe tomar nota. El mexicano ya ha dicho que quiere ser campeón y que quisiera intentarlo en 2023, pero o las circunstancias le son muy favorables o lo que verá será la puerta de salida.