Di Grassi pide acelerar la descarbonización de la Fórmula 1

Lucas di Grassi ha sido claro, "la Fórmula 1 será sostenible o quedará obsoleta". Lo que ha dicho el piloto brasileño de Fórmula E, con un buen currículum en Resistencia y piloto de Virgin en F1 en 2010, no es nuevo. Ya lo dijo Max Mosley: "la F1 será verde o no será". Jean Todt también habla de ello y otras voces del medio de la F1 van en esta línea.

Pero Di Grassi va más lejos. Ahora que la F1 comienza a pensar en el motor, térmicos e híbridos todavía, de 2025 ha dicho claramente que "2030 será demasiado tarde para ellos", pese a que FIA y Liberty Media han puesto ese límite para que la categoría sea cero emisiones.

La voz del piloto brasileño es digna de escucharse. Además de sus temas de pilotaje, está detrás de la categoría de coches autónomos Roborace y los rumores señalan que puede estar interesado en la sucesión de Todt al frente de la FIA.

Chase Carey ha dicho que "en 2025 la F1 tendrá todos sus eventos sostenibles" y afirma que entre tanto, "continuara siendo la guía del sector automovilístico y trabajando con el sector energético y automovilístico para desarrollar el primer motor de combustión interna híbrido del mundo con cero emisiones de carbono".

Las palabras de Carey parecen complicadas, por no decir imposibles. Si hay un motor térmico, hay emisiones; quizás sería mejor y menos engañoso hablar de un motor 'carbon neutral'. Por otra parte, las marcas están hoy en la Fórmula E, mientras que la F1 debe hacer equilibrios para mantener los motoristas que tiene. Es más, recordemos que no hace mucho el propio Ross Brawn, el gurú técnico de Liberty, dijo claramente que la F1 no podía seguir el camino de los coches de serie.

Para 2030 muchas grandes marcas han puesto el punto final al desarrollo de sus motores térmicos, incluso a su fabricación. Es más, el grupo que más ha trabajado en busca de carburantes alternativos apuesta notablemente por la electrificación total.

Las prisas marcadas por Di Grassi tienen mucho que ver con el actual imaginario colectivo –que no individual–, que pide a gritos la descarbonificación del medioambiente. Teme que los activistas medioambientales lleguen a preguntarse "¿para qué existen los deportes del motor?", que algunos gobiernos se lo planteen y algún partido lo tome por bandera.

Di Grassi sabe que el momento es muy complicado. "Lo vemos con el Mundial de Rallies. La FIA quiere coches híbridos y las marcas no ven sostenible su coste. En el WEC, el híbrido era ley, pero no lo será para los hypercar y, de hecho, sólo Toyota está ahora en LMP1-H. La conclusión de Di Grassi es clara: "conseguir que el deporte del motor sea 'carbon neutral' y al mismo tiempo reducir sus costes sólo es posible si la FIA introduce reglas que impongan el cambio".

Quizás Todt se arrepienta ahora de haber dado a Alejandro Agag la exclusividad de la fórmula eléctrica, cerrando ese camino de futuro para la F1. Pero, por otra parte, la Fórmula E, haciendo su propio camino, está acercando el automovilismo al público y mantiene a las marcas en la competición; cuando algunas de ellas ni siquiera habrían pensando en él de no ser así.