2022

Ferrari, de pensar en el título al miedo a convertirse en tercera fuerza

02/08/2022 10:38

A finales de 2019, con los dos títulos en el bolsillo, Toto Wolff dijo que "cometer menos errores que nuestros rivales fue clave en la batalla por los títulos".

Y ahora podría repetir la misma frase, aunque la batalla no sea por el título, sino por el título de subcampeones. George Russell y Lewis Hamilton tienen a Charles Leclerc en el punto de mira y esperan alcanzar a Ferrari en la batalla por el título de subcampeones de constructores. Y eso sin ninguna victoria en su –todavía– casillero frente a las cuatro de la Scuderia. Sólo con diez podios por 12 de sus rivales.

Pero en Ferrari, los ceros pesan como una losa. Si Lewis y Russell sólo han dejado de puntuar en una carrera cada uno, entre Carlos Sainz y Leclerc suman cinco ceros.

Pero la lección de Hungría es de las que debe estudiarse. Para Mattia Binotto el problema es saber por qué el coche bajó de rendimiento de viernes y sábado a domingo, más que por los errores tácticos.

Tiene parte de razón: si hubiera mantenido el mismo nivel, Sainz y Leclerc habrían superado pronto a Russell y hubieran podido hacer su táctica, imponer sus condiciones, en lugar de ir a la defensiva, a la contra.

Pero sobre todo debería preguntarse por qué un Mercedes decepcionante el viernes logra la Pole el sábado y les pasa la mano por la cara el domingo, por qué teniendo sobre el papel el mejor coche, Max Verstappen se permitió ganar tras salir desde la décima posición.

Lo de Mercedes es un auténtico jeroglífico. Unas veces parecen competitivos y otras están superados. Unas veces son una amenaza y otras, son un segundo más lentos, como dice Lewis.

Los de Toto se tomaron su tiempo para solucionar el 'porposing' o, al menos, limitarlo. Frenaron su evolución porque el problema del rebote impedía avanzar. Y ahora Toto avisa: tenemos ya el coche y el dinero suficiente todavía para evolucionar.

En Ferrari retrasaron la entrada de las primeras evoluciones importantes. Querían entender el coche primero. Quizás ello les ha supuesto un cierto retraso en la evolución.

Pero lo cierto es que la lista de errores es larga, muy larga, demasiado larga.

Tal como están las cosas, los de rojo pasan de controlar a Red Bull –Leclerc era sólido líder hasta Barcelona– a verse sobrepasados e intentar acosar y derrotar a Red Bull y a Max Verstappen. Y de ahí, a defenderse del acoso de Mercedes. Eso es, simplemente, un paso atrás.

El domingo, tras la carrera, Lewis dijo que sin la avería del DRS, saliendo más adelante, habría ganado en Hungaroring. Mercedes busca su primera victoria del año y la logrará.

En Maranello tienen una gran pareja de pilotos, pero también la tienen Mercedes y Red Bull. Tienen un buen coche, quizás el mejor si fuera suficientemente fiable. Pero en conjunto les falta consistencia, los fallos se acumulan, hasta el punto de que –las cifras lo dicen– por si el dominio de Max no fuera bastante, se lo facilitan.

En los últimos seis Grandes Premios, Hamilton ha sumado 96 puntos –sólo 12 menos que Max–; por 74 de Russell; 73 de Sainz y 62 de Leclerc, es decir, Charles ha conseguido incluso un punto menos que Sergio Pérez. Mercedes ha recortado 34 puntos su desventaja en el Campeonato de Constructores. Poco importa que hayan sido errores de pilotaje, problemas mecánicos o de consistencia de neumáticos. Ya se sabe, en Fórmula 1 los equipos ganan y pierden juntos.

Así que, globalmente, un team potencialmente campeón es en estos momentos la tercera fuerza. No es tan dramático como en años anteriores y aún hay tiempo para rectificar… y evitar una enésima bajada a los infiernos o al menos quedarse en el purgatorio.