La victoria de Sainz en Singapur, como la de Villeneuve en el Jarama

Aquella, fue una carrera histórica, con notables diferencias porque Gilles salía séptimo, pero en la primera vuelta era ya tercero y en la 16º se colocó líder por la temprana parada de Alan Jones.

El Ferrari 126 CK no era el mejor coche, era frágil y no era el más rápido. Pero el motor era potente y Jacques consiguió en la recta ese margen que necesitaba, para tapar después en las curvas. En las últimas vueltas el pelotón de cabeza se fue compactando. Tanto que los cinco primeros entraron en un segundo y medio. Laffitte lo intentó una y otra vez, intentaba salir de la última curva pegado a Jacques, pero los caballos del Ferrari turbo no dejaban opción al V12 atmosférico del Matra del francés.

Aquí, la cosa ha sido bastante diferente. Sainz ha sabido jugar con su ritmo para conseguir que Norris le protegiese. Y Lando tenía que hacerlo porque quería ser segundo. Ayudando a su amigo Lando, Carlos se ayudó mucho a sí mismo.

Pero en cualquier caso ambas victorias tienen un componente común, la inteligencia en imponer el ritmo que les convenía.

Pero que comparen los dos triunfos es el mayor piropo que podrían hacer a Carlos, un piloto absolutamente distinto a Gilles… sobre todo si la primera pista sobre ello la ha dado Craig Scarborough, uno de los mejores periodistas-técnicos de la F1. En ambos casos, seguro, una lección magistral de táctica, de saber donde estás, lo que puedes hacer y lo que no te conviene.

Algunos se han asombrado este año ante las ‘lecturas de carrera’ que hace Fernando Alonso estando inmerso en plena batalla, cómo controla a su alrededor y elige, incluso dando sugerencias al muro. Hoy, Sainz ha dejando muy claro que él también sabe hacerlo.