Peugeot E-208

El Peugeot E-208 que hemos probado es el de 156 caballos. El comportamiento del motor en el modo de conducción Normal, en el que entrega 136 de ellos, es prácticamente idéntico al propulsor con el que debutó este modelo. Con la progresividad por bandera, se llega a echar en falta potencia en ciertos momentos como los adelantamientos o las aceleraciones con pendiente. Por suerte el modo de conducción Sport se puede activar de forma sencilla para paliar esta sensación. Con él conectado el carácter del coche no cambia, pero sí se nota más reactividad en momentos clave.

La suspensión del E-208 llega a un buen compromiso entre confort y estabilidad. Hay eléctricos más duros y, por tanto, menos cómodos. No obstante, esto hace que cuando se circula a cierto ritmo por carreteras viradas se note alguna inercia más de la cuenta, algo en lo que también influye la prácticamente tonelada y media que pesa el coche. En todo caso hay que recordar que éste no es el hábitat natural del 208 eléctrico.

El tacto de la dirección es bueno, el típico de Peugeot. El volante responde de forma suave pero a la vez precisa, sin que en ningún momento se deje de percibir claramente lo que ocurre sobre el asfalto. No nos ha gustado tanto la respuesta del pedal de freno, que como en todo coche eléctrico no es todo lo natural que debería. Al menos no se perciben grandes cambios de potencia en la deceleración cuando se transita de la regeneración a la verdadera mordida de las pastillas.

La prueba que hemos realizado durante la presentación nacional del modelo apenas nos ha permitido completar unos 150 kilómetros, la mayoría por carreteras secundarias. Por tanto, la cifra de gasto energético lograda no es representativa. El ordenador de a bordo marcaba unos 19 kilovatios hora a los 100 kilómetros, pero una ruta más convencional y una conducción más adecuada a las demandas de un vehículo de baterías seguro que permiten acercar bastante esta cifra a los 14,4 kilovatios hora que se homologan.

¿Merece la pena comprar el E-208? El coche como tal aprueba con notable todo lo importante que se suele examinar en un utilitario eléctrico, de eso no hay duda. Pero la diferencia de precio respecto a las unidades de combustión es importante, concretamente entre 15.000 y 6.000 euros según el motor y la versión de la que se trate. Cómo de importante sea eso depende de cada caso.