Los 5 mejores momentos F1 2019: Vettel y Leclerc, chispas en Brasil

Este curso nos ha dejado un duelo precioso entre Sebastian Vettel y Charles Leclerc. Su relación no ha implosionado, pero ha dejado grandes momentos de tensión entre el veterano consolidado y el joven aspirante al que todos quieren ver triunfar. Es una narrativa bien conocida en la Fórmula 1, aunque relativamente nueva para una Ferrari que tradicionalmente había sido conservadora a la hora de abordar el mercado de pilotos.

La temporada empezó con Vettel como número uno y Leclerc como escudero, como no podía ser de otra manera en una Scuderia que suficiente había hecho con prescindir de la garantía que suponía Kimi Räikkönen. Eso derivó en algunas decisiones estratégicas de dudoso acierto, pero necesarias para hacer prevalecer un estatus que el tiempo y los resultados en pista se encargaron de cuestionar. Y es así como las dos partes se vieron las caras en Brasil, enfrentadas como iguales sin que ningún ingeniero se atreviera a frenarles.

Leclerc negoció la recta de meta a rebufo de Vettel, hasta que en el último suspiro se deslizó al interior para ganarle la posición con una apurada de frenada. El alemán no le cerró la puerta, sino que preparó la respuesta. Charles llevaba tanta inercia que se abrió en exceso en las Eses de Senna, lo que comprometió su velocidad en la Curva do Sol. Sebastian hizo lo opuesto: frenó cuando se vio superado y buscó la trazada ideal, sabiendo que tendría otra oportunidad.

LOS CINCO MEJORES MOMENTOS F1 2019

El alemán salió de la Curva do Sol a rebufo de su compañero y activó el DRS. Charles se desplazó al interior para proteger la siguiente frenada. Sebastian quedó relegado al exterior, pero no llegaron a la frenada. Con los dos coches rueda a rueda, el veterano cerró ligeramente su trazada y los dos coches se tocaron. El resultado es bien conocido: doble abandono, tensión interna y, a la postre, un podio de Carlos Sainz.

Corrieron ríos de tinta sobre aquello, porque las cosas han cambiado mucho desde aquel Alemania 2012 en el que Ferrari abrió la caja de Pandora al impartir órdenes de equipo entre Alonso y Massa. Entonces eran tabú, pero ahora son lo más común del mundo. Muchos las echaron en falta en este caso. Es una bendición para la Fórmula 1 que Mattia Binotto corriera el riesgo de dar libertad a sus hombres en un año en el que la Scuderia ha sido tan cuestionada.

Anhelamos peleas e historias humanas, y en Brasil tuvimos el clásico duelo entre la estrella consolidada y el joven aspirante. La culminación de una temporada en la que Leclerc ha ganado enteros en el seno de Ferrari y en la que Vettel ha perdido cota de poder. A Sebastian no se le puede reprochar su papel mundialista, porque esa crítica es válida para 2017 y sobre todo para su desastrosa campaña 2018, en la que su flaqueza en el mano a mano con Lewis Hamilton cerró el eterno debate sobre quién era el más rápido. Sí se le puede reprochar que no ha sabido contener la irrupción de Leclerc.

El proyecto que Luca di Montezemolo y Stefano Domenicali habían soñado con Sebastian Vettel se ha quedado en una declaración de intenciones. Los autores del plan no estuvieron ahí para recibirle. Sebastian ha descubierto que Maranello es demasiado incluso para una persona de su calibre. Leclerc es un soplo de aire fresco como pocos se han visto, tanto para una Ferrari necesitada de autoestima como para un Vettel que hace buena la profecía de Fernando Alonso en el ocaso de su carrera deportiva.

El aprendiz ha sacado de quicio al maestro en su primer año de convivencia. Pero Charles aún no es un piloto maduro. Posee velocidad y pericia al volante, pero en ocasiones todavía desconoce los límites hasta que los sobrepasa. Irradia tanto potencial que nadie se pregunta si algún día tomará el timón de Ferrari. La cuestión es cuándo dará esa última vuelta de tuerca que necesita para ser el piloto implacable que todo el mundo ve que es.