Hamilton deja atrás a un nervioso Rosberg y Ferrari toca fondo
Con las piernas temblorosas, el rosario en la mano y los ojos clavados en sus monitores. Así estarían en el box de Mercedes justo antes de que se apagara el semáforo y ver que sus dos hombres, aquellos que ya han iniciado una guerra que solo acabará cuando uno de los claudique de rodillas, volvían a salir juntos, como en Spa, cuando cayó el trueno que desató la tormenta. Pero pronto los dirigentes de Brackley pudieron respirar tranquilos.