La escalada entre FIA y F1 va en aumento

Tanto Liberty como los equipos se han mostrado contrarios a esta ampliación de la parrilla desde el mismo momento que Michael y Mario Andretti anunciaron, hace un año, que estaban dispuestos a entrar en F1 como equipo nuevo.

Pero el Pacto de la Concordia en vigor contempla que puede haber hasta 25 Grandes Premios anuales… y, si las filtraciones no engañan, hasta 12 equipos.

Protestas y oposiciones que subieron de tono cuando Andretti, hace unas semanas, anunció su acuerdo con Cadillac para entrar juntos en F1 y Mohammed Ben Sulayem dijo que estudiarán el caso, que Andretti había hecho lo que se le pedía –aportar valor añadido con un nuevo constructor– y que "no se podía decir no a General Motors".

En el trasfondo de esta oposición de los equipos a Andretti está una simple cuestión: negocio. Entienden que no es lo mismo repartir el mismo dinero entre 10 que entre 11, y mucho menos si se alcanzan 12. Los pequeños entienden que esto es, además, restar valor: si se puede entrar desde cero, será más difícil vender el equipo con pingües beneficios.

Todo ello debe enmarcarse en una batalla por el poder de la F1, una categoría que lleva más de 40 años intentando ser independiente al estilo de la NBA o la NFL. Y que ha amenazado con el cisma en diversas ocasiones.

De hecho, el mundo de la F1 quisiera una FIA al estilo de las monarquías modernas europeas, donde ‘el rey reina, pero no gobierna’, es decir un mero papel institucional. Algo que el actual presidente de la FIA, Ben Sulayem, no parece dispuesto a tolerar.

A lo largo del mandato de Mohammed Ben Sulayem hemos asistido a una escalada de desencuentros. Las normas ‘antiporpoising’, que ahora los equipos ven innecesarias. El calendario 2023 anunciado unilateralmente por la FIA; aunque las pruebas son las propuestas por Liberty pero quizás haya alguna discrepancia en orden y fechas. La discrepancias por los motores 2026, que sólo se resolvieron cuando la FIA amenazó con imponer unas normas unilateralmente. El tema de dirección de carrera, claro.

Pero sobre todo el posicionamiento de la posible venta de Liberty Media al fondo soberano saudí PFI por un valor que Ben Sulayem consideró como ‘inflado’ y que llevó a Liberty a escribir una dura carta a la FIA y amenazar con acciones legales.

Un tema al que la FIA no ha respondido, pero que el presidente de la FIA ya había dejado claro anteriormente al decir que es la federación la propietaria del campeonato y que simplemente ha arrendado los derechos comerciales... hasta 2110, es decir quizás mucho más allá de la vida útil de la F1. Pero quiere defender su poder deportivo, que en estos últimos años ha sido blando, cuando no delegado.

Otro comentario que provocó el ‘rasgar las vestiduras’ de la oposición… y la propuesta por parte del mundo de la F1 de David Richards como nuevo presidente de la FIA.

Hay un tema importante: Liberty Media no vendería la F1, lo que quizás necesitaría el beneplácito de la FIA, sino que las acciones de Liberty Media cambiarían de manos. Legalmente no es lo mismo, aunque a efectos prácticos puede serlo.

Algunos citan asimismo serias discrepancias en las reglas de 2026. Si se ha solucionado el tema de los motores, ahora se afronta el de los chasis y aerodinámica, pero me parece un tema menor.

Para ceñirnos a la época actual –no a los intentos de cisma de hace más de 35 años– daría dos ejemplos. En Tenis, la ATP ha impuesto sus normas, y la WTA en el tenis femenino. En el Golf reina la PGA, pero Arabia ha montado su world tour paralelo que ha atraído a muchos de los mejores golfistas a golpe de talonario. Y en fútbol, los intentos de la Superliga de Florentino y la oposición de la FIFA y UEFA, que por el momento han neutralizado la movida.

Quizás todo se calmará cuando comience la temporada, como augura Frédéric Vasseur. Pero me temo que el enfrentamiento, con altibajos en intensidad, va para largo.

Todo son ‘Maniobras Orquestales’, pero no en la oscuridad, parodiando al famoso conjunto… aunque sí una cierta penumbra.