La triste impotencia del sueño rojo
Amanecía aquel 14 de Marzo con energías renovadas. Aguardando al inicio de una trayectoria que prometía transformar aquella tristeza y frustración enfundado en las vestimentas grises y amarillas en un periplo ilusionante, plagado de victorias, de pasión, de triunfos, de alegría, de campeonatos mundiales y de motivos para defender, también con números, que Fernando Alonso era el mejor piloto de la parrilla. Cinco años después, termina el capítulo más importante de la trayectoria de Alonso con un palmarés ligeramente más dilatado de lo que comenzó, pero con la vitrina de los campeonatos mundiales estancada en dos polvorientas coronas, aguardando a que la fuerza del samurái aún pueda romper con los dominios establecidos y aspirar a otro campeonato. El tercero. El que prometía llegar de rojo pasión, pero nunca llegó. El que persigue Alonso de forma incansable desde 2006. El que, a partir de 2015, buscará con todo el empeño posible fuera del entorno de Maranello.