Alonso y la importancia de la gestión del tráfico en la clasificación

Fernando Alonso saldrá decimoséptimo en este Gran Premio de España. Es su peor posición de salida en el Circuit de Barcelona-Catalunya desde 2001… Pero entonces corría en Minardi y estaba abocado a salir en la cola del pelotón, escapar de la última fila era poco menos que milagroso.

En el final de la Q1 el asturiano se ha encontrado a Norris, cuando él iba a intentar comenzar su vuelta de clasificación. Alonso iba muy rápido porque pensaba que casi no le quedaba tiempo para pasar por la línea de meta antes de que cayera la bandera.

“Hubo un malentendido con nuestro ingeniero. Había mucho tráfico en la calle de boxes y estábamos muy al límite de tiempo para comenzar nuestro giro lanzado, no recibí muchas indicaciones de nuestro ingeniero”, ha señalado Alonso.

El piloto de Alpine ha explicado que iban muy deprisa porque su ingeniero creía que les faltaban pocos segundos para cruzar la línea de meta cuando en realidad quedaban 20. “Me encontré a Lando cuando iba a comenzar mi vuelta”, ha indicado Alonso y ahí acabó todo.

En cualquier caso, Alonso no cree que hubieran podido mejorar mucho, porque en los Libres 3 no han sido muy rápidos. Además, ha revelado que no tenía el mismo coche que Ocon. “Él tiene algunas piezas diferentes, pero en cualquier caso nos falta ritmo”, ha afirmado, pero seguramente podría haber pasado a la Q2 por lo menos.

Norris simplemente éste no podía desaparecer. Es el riesgo que tiene salir en el último momento de la Q1, cuando todos los ‘desesperados’ por saltar a Q2 lo hacen. Es cierto, la pista en ese momento está siempre un poco mejor, un poco más rápida, exagerado o no, muchas veces va de esta milésima.

Es la segunda vez que el tráfico le juega una mala pasada. Ya le pasó en la Q2 de Miami con Sainz. Aunque en las imágenes parece que el Ferrari está bastante lejos cuando lo ve y en la recta las cuatro décimas de pérdida que atribuyó el asturiano a este hecho parecen, visto desde fuera, exageradas y la petición de penalizaciones en posiciones de parrilla “para el Ferrari que me he encontrado” un tanto gratuitas.

Está claro que en Alpine deberán replantearse la gestión de la clasificación, que no es fácil. Si sales demasiado pronto, te puedes encontrar con los que calientan gomas de cara a su intento; si lo haces tarde, con los que han acabado el intento y ralentizan. Si todos —o al menos el grueso— espera a salir cuando faltan menos de tres minutos, escapar del tráfico es no cuestión de fortuna sino casi de milagro.

Salvo en el año de Minardi, Alonso siempre ha clasificado bien. Incluso en los años de McLaren-Honda clasificaba bien en Barcelona: decimotercero décimo, séptimo y octavo, en los cuatro años que estuvo con los anglo-nipones.

Es cierto, con McLaren-Honda salió muchas veces al fondo de parrilla, pero la mayor parte de ocasiones fue simplemente por acumular penalizaciones pro cambiar elementos de la unidad de potencia. Llegó a penalizar 55 posiciones en un solo Gran Premio — Spa 2015 — aunque en estos casos, el puesto de clasificación no se correspondía con la posición en parrilla. 

Ese primer año con McLaren-Honda el coche era francamente malo y Alonso a duras penas se superaba la Q1. Y en 2016, aparentemente, hizo su peor clasificación, 22º, pero salió a pista simplemente para marcar el crono mínimo ya que inició la clasificación sabiendo que las penalizaciones acumuladas le colocarían último.

Desde su retorno con Alpine, sólo en dos ocasiones ha salido desde tan atrás. En Mónaco hizo decimoséptimo, cuando todavía tenía muchos problemas con la dirección asistida, que Alpine solucionaría más adelante con un nuevo diseño de la misma, y en Estados Unidos, donde un cambio de un elemento de motor le relegó de la decimocuarta posición en clasificación a la decimonovena de parrilla.

También en su primer año en Renault salió vigésimo en Monza, al tener problemas en la clasificación.

Quizás lo más parecido en Barcelona le sucedió en Ferrari, en el Gran Premio de Malasia de 2010, cuando la meteorología estaba muy caprichosa. Esperando una mejora de tiempo los dos Ferrari estuvieron en boxes hasta el final y cuando salieron el aguacero se convirtió en chaparrón y fue imposible marcar el crono para superar a los que habían salido un poco antes, cuando caía menos agua. Ese mismo año salió último en Mónaco, al no haber podido efectuar la clasificación, vigésimocuarto, la peor posición de parrilla de su historia.