Samsung SSC-1: porque Xiaomi y Apple no fueron las pioneras en pasar a la automoción

Samsung, actualmente reconocida por su mercado de móviles y aparatos tecnológicos, comenzó durante los años 90 su verdadera expansión internacional, a pesar de haberse fundado a finales de los años 30. Se convertía en el mayor fabricante mundial de microchips para, poco a poco, entrar en otros segmentos como el de las pantallas LCD.

En aquel período su presidente, Lee Kun-hee, veía a la automoción como el cénit en el que podían confluir todos los avances tecnológicos de su grupo empresarial. Ni corto ni perezoso, en primer lugar se dispuso a adquirir su propia marca de automóviles, ya que la empresa no tenía experiencia alguna en el sector.

Lo intentó con Kia, por aquel entonces dando sus primeros pasos, así como con Daewoo y Hyundai, sin éxito. Finalmente, en 1994 se creó con el apoyo de Nissan la 'Samsung Motors', abreviado SMI, y su primer movimiento fue crear un concepto atractivo para mostrar el potencial de esta nueva filial.

El resultado fue el Sports Car 1 de 1997, o SSC-1, un deportivo de motor central y tracción trasera que montaba un V6 de 2.5 litros y 190 caballos fabricado en aluminio, denominado VQ20DE. Más tarde, este motor iría evolucionando para convertirse en el corazón de los ‘Z’ de Nissan. También eran de Nissan las ópticas delanteras, tomadas del 300ZX, al igual que otros componentes visuales. Sin embargo, el origen de la plataforma no está nada claro, y algunas informaciones no contrastadas dicen que se tomaba del menos conocido Venturi Atlantique, un deportivo de origen francés. La carrocería estaba compuesta de fibra de vidrio.

A diferencia de otros prototipos a lo largo de la historia, éste era plenamente funcional, con suspensiones de doble horquilla, frenos Brembo y, en el interior, asientos Recaro de cuero y el sistema de infoentretenimiento de la Nissan de la época, con navegador y pantalla táctiles incluidas, especialidad de Samsung.

El coche, aún con todas, nunca estuvo planeado para ponerse en producción, y el primer modelo de la compañía en ver la luz sería el Samsung SM5, en 1998, que únicamente compartía motor con el mencionado SSC-1 y se basaba en la plataforma del Nissan Maxima. Por desgracia para el continente asiático, poco después golpeó con fuerza la crisis financiera. Daewoo se vio absorbida por GM, Kia fue comprada por Hyundai, y así hubiese sido con SMI si no fuera por el grupo Renault, que se hizo con el 70% de la compañía tras desembolsar 560 millones de dólares. La operación se hizo efectiva en el año 2000.

A partir de entonces, todos los modelos de la firma del rombo comercializados allí también llevan el sobrenombre de Samsung. En la fábrica de Samsung Motors, con capacidad de producción de 300.000 automóviles anuales localizada en Busan, Corea del Sur, se han fabricado modelos como el Talisman, el Koleos, el Arkana, así como modelos para el mercado local como el SM7.

Curiosamente, aparte de en el país asiático, en Chile también se vendieron durante muchos años estos vehículos, incluido con el nombre de Samsung, hasta el año 2015. En 2022, se decidió dejar de utilizar el nombre de la empresa de tecnología para pasar a llamarse simplemente Renault Korea Motors y, recientemente, se anunció un acuerdo con el gigante chino Geely por el cuál a partir de este 2024 se producirán en la fábrica local vehículos con la plataforma CMA del grupo, la misma que utilizan, por ejemplo, los Volvo XC40 y C40, entre otros.

En cuanto al prototipo que nos ocupa, parece ser que se realizaron —o que al menos se conservan— dos unidades. La de color amarillo pertenece al Museo del Transporte de Samsung, mientras que la de color plateado se encuentra en las instalaciones de Renault—Samsung, ambos en el país asiático.