COCHES

CURIOSIDAD

El coche eléctrico que intentan vendernos hoy los fabricantes ya existía hace más de 40 años... o casi

El Globe Endura nació en 1978 con una autonomía de unos 160 kilómetros
La vuelta a la normalidad con el petróleo tras la crisis de entonces echó por tierra los proyectos vigentes
Globe Endura - SoyMotor.com
Los Globe Endura y Maxima fueron coches eléctricos con conceptos similares a los que existen hoy en día
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11 Ago 2024 - 09:00

Se llamaba Globe Endura, no llegó nunca a la serie porque tenía limitaciones derivadas de una tecnología que era aún embrionaria, hace más de cuatro décadas ya existían muchos que se utilizan hoy en día.

El coche eléctrico parece destinado a quedarse. Pero no, no es un invento del siglo XXI precisamente. ¿Cuál fue el primer automóvil de baterías 'moderno'?

Si hacemos una encuesta, muchos pensarán que este rol le corresponde a Tesla. Suele suceder que la 'paternidad' se da al modelo o marca que adquirió notoriedad y reputación, aunque en ocasiones simplemente hayan sabido implementar mejor un concepto o presentarlo en el momento adecuado.

Otros señalarían al GM EV1 lanzado bastante antes, en 1996 y que tiene muchos de los antecedentes del Tesla. Pero llegó antes de tiempo. Fue sobre todo se usó como 'laboratorio' y retirado del mercado tras haber distribuido poco más de 1.100 unidades.

Hay retroceder mucho más en el tiempo, a 1978, cuando nació el Globe Endura. Fue una reacción a la famosa guerra del Yon Kippur de 1973, que provocó una gran crisis petrolífera. Se pensó entonces que se podría 'volver a la electricidad' como fuente de almacenamiento de 'energía portátil'.

Hemos dicho recuperar. Porque en realidad la propulsión eléctrica siempre ha estado presente en la automoción. Superó a la gasolina en los primeros años del siglo XX y quiso competir con ella hasta 1920. Siguió ahí, en 'barbecho' hasta reaparecer con la II Guerra Mundial, de forma tímida, y volver a 'hibernar' hasta la década de los '70 cuando se dieron dos circunstancias: la ya nominada guerra del Yon Kippur y la primera Air Clean Act californiana que pregonaba limitación en las emisiones.

En otoño de 1973, cuando los países árabes decretaron el embargo de envío de petróleo a Europa, Globe Union pensó en lanzar un automóvil eléctrico. Tardaría casi cinco años en poner a punto su primera propuesta, el Endura.

Globe Endura - SoyMotor.com

Globe Union no era un fabricante de automóviles, pero tenía conexión con el mundillo. Era fabricante de baterías y tenía una gran presencia en el mercado de reposición de las mismas. Las fabricaba para Die Hard o NAPA, las mayores cadenas de recambios, pero también suministraba a Ford como primer equipo.

Hoy, los dos modelos que triunfan son Tesla y BYD. El primero se puso de inmediato a fabricar sus propias baterías. El segundo era un fabricante de baterías que vio la gran oportunidad.

No está muy claro si la intención de Globe Union coincide con la historia de BYD. O bien, como LG, su intención era simplemente demostrar la viabilidad de este sistema de propulsión para ampliar así sus ventas de baterías a los grandes fabricantes para sus automóviles eléctricos.

El folleto de la presentación del Endura era claro: "Todos ustedes saben muy bien que Estados Unidos no tiene alternativa a los automóviles propulsados por combustibles convencionales. Hemos creado un coche al que no le importan las crisis petroleras ni los acuerdos de los cárteles del petróleo".

No estaba claro el camino. En Europa se trabajó mucho en conseguir coches de bajo consumo más que en el eléctrico. En Estados Unidos se mantenían dudas, aunque se trabajó en mejorar la aerodinámica.

Bon McKee, un reputado ingeniero de competición, que en los '60 había realizado el Sundancer, un automóvil eléctrico, fue llamado para diseñar el coche. Dos pájaros de un tiro: un ingeniero reputado que conocía la problemática… y se evitaba que el gran competidor, Exide, se beneficiara de su talento. El Sundancer había sido realizado precisamente con ayuda de Exide.

Las propuestas de McKee fuero dos, el Maxima y el Endura. El primero podría clasificarse como un coche convencional adaptado. El segundo era mucho más avanzado, rompedor incluso. Podrá decirse que ninguno de los dos utilizaba baterías de litio; es obvio, no existían todavía, así que se recurrió a las plomo-ácido, las habituales de la época.

Trabajó primero con el Endura. Empleó el esquema de túnel central, que tenía patentado. Es un esquema similar al chasis de viga central usado por Lotus en sus deportivos, sólo que la viga era hueca y en su interior se alojaban las baterías. No sólo eso, sino que éstas iban montadas sobre un soporte deslizante, de forma que era sencillo sacarlas y sustituirlas.

Dos curiosidades. El primer Tesla, el Roadster, tenía un chasis derivado del Lotus Elise, de viga central. Y Renault intentó lanzar, con una empresa israelí, una serie de vehículos eléctricos en los que intentaba bordear el tiempo de recarga mediante el cambio del 'pack' de baterías; algo que el recién lanzado 'city car' español Silence S04 ofrece.

El Endura disponía de un motor eléctrico de 20 caballos alimentado por un pack de baterías. Podía alcanzar 104 kilómetros/hora, aunque se recomendaba no superar las 35 millas/hora, es decir unos 56 km/h, para disponer de una autonomía de 100 millas, 160 kilómetros. Y la recarga completa precisaba al menos siete horas con corriente de 220 V, y casi el doble si ésta era de 125 V.

Para tener esa autonomía que hoy puede parecernos ridícula se trabajó mucho en el peso. Tenía cuatro plazas –la viga central imposibilitaba tres plazas detrás– y se recurrió a la fibra de vidrio para la carrocería. En total pesaba sólo 1.450 kilos, lo que es un excelente resultado puesto que las baterías pesaban 580, bastante más que las baterías de los coches actuales que presumen de autonomías de más de 700 kilómetros.

La línea no era muy agraciada y podía ser 'aerodinámica' para lo estándares americanos. Pero tenían algunos detalles 'modernos', una suerte de pantalla led y micro interruptores.

Sólo se fabricaron tres unidades, dos para mostrar a posibles marcas interesadas y uno que McKee usó como coche personal.

Tras éste, McKee realizo el Maxima, más de acuerdo con lo que fabricaban las grandes marcas y compraban los americanos. Se basaba en el Ford Fairmont Wagon, adaptado para la propulsión eléctrica y con variaciones estéticas. Pero tampoco logró el resultado esperado.

El petróleo volvió a fluir y los proyectos se cancelaron. Pero no cabe duda que, dejando aparte que debía contentarse con la tecnología de la época, conceptualmente no dista mucho de lo que están haciendo los mayores fabricantes de vehículos eléctricos en la actualidad y preparan para un futuro a corto plazo.

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