La historia del Renault Mégane: consolidación hasta nuestros días

El Megane continúa su andadura en el segmento de los compactos frente a una rivalidad cada vez de mayor número y calidad. La llegada de Carlos Ghosn a la directiva de la marca en 2005 marca un punto de inflexión en los quehaceres de la firma del rombo, algo que, por supuesto, afectará a su modelo superventas.

TERCERA GENERACIÓN 2009 –2016

Durante la primera década del Siglo XXI, la firma había sido firme estandarte de los diseños rompedores y futuristas, como dejan claro los lanzamientos del Avantime, Vel Satis o el propio Megane de segunda generación. No obstante, la pelea en el segmento C se recrudecía, los modelos japoneses y coreanos eran cada vez unos rivales más firmes y la casa del rombo quiso asegurar su parte del pastel.

El directivo de Renault desde 2005, Carlos Ghosn, abogó entonces por un conservadurismo en el diseño de cara a que la jugada con su modelo estrella no saliese mal como había ocurrido con los modelos anteriormente mencionados. El Megane de tercera generación debía ser pues un modelo más racional en lo estético que su antecesor. Polémico hasta la saciedad, la decisión de Ghosn creó un cisma en el departamento de desarrollo del coche entre los la apoyaban y los que no la veían con buenos ojos, aunque lo cierto fue que su desarrollo salió un 30% más barato.

Otro de los puntos en los que se hizo especial hincapié fue en la mejora de la calidad de fabricación. Si el coche perdía su identidad estética, debía sobresalir en otras asignaturas. Se presentó en el Salón de París de 2008 y acuñaba los mismos modelos de carrocería que su antecesor, excepto el modelo sedán, que pasó a independizarse de la gama con el seudónimo de Fluence. Destacaba por sus formas redondeadas que recordaban a las del modelo de primera generación, como si de una vuelta a los orígenes se tratase. La variante coupé hacía una concesión a la originalidad con unas marcadas molduras de aluminio en los faros delanteros y una zaga musculosa que lo diferenciaban de sus hermanos de gama.

El interior suponía un gran salto adelante en calidad y sobriedad. En la parte mecánica no presentaba grandes novedades, con los motores de 2.0 litros como tope de gama, a excepción de una variante exclusiva capaz de funcionar con etanol. En 2014 recibió un profundo restyling con un frontal adoptado del lenguaje estilístico del nuevo Clio y una gama de acabados más simplificada.

CUARTA GENERACIÓN 2016 –

La cuarta y actual generación trajo con sí la nueva plataforma CMF–CD de la alianza Renault–Nissan–Mitsubishi, utilizada también por otros modelos como el Kadjar, Espace o Talismán. Con ella llegó también la desaparición de los modelos de tres puertas, así como el descapotable, y únicamente quedan en oferta la carrocería de cinco puertas y la familiar, denominada Sport Tourer.

La gama mecánica vio una reducción en la cilindrada como denotan las motorizaciones de 1.8 litros turboalimentadas de los modelos de Renault Sport, aunque su potencia se ha elevado hasta alcanzar los 300 caballos, así como la adopción de los tres cilindros en los niveles de potencia inferiores. La misma suerte han corrido las correspondientes Diesel.

En las próximas semanas, Renault pondrá a la venta una actualización del modelo con pequeños cambios de diseño, mecánicos y de equipamiento. La gran novedad es la llegada de una variante híbrida enchufable E–TECH que marcará el camino a seguir para los futuros modelos electrificados de gran calado comercial. La gama Diesel se reduce a dos opciones.

QUINTA GENERACIÓN

Poco se conoce de la próxima iteración del Mégane. Se sabe que está actualmente en desarrollo bajo las siglas BFN, que adoptará un estilo más crossover y que desaparecerá la opción de la carrocería familiar.

Por la parte mecánica, adoptará de manera profusa la electrificación, tanto en versiones mild–hybrid como de modelos híbridos enchufables, y desaparecerán por completo las opciones de motor Diesel. No se espera su llegada al mercado para antes del año 2023.

Renault Symbioz Concept de 2017