Cuatro coches con vidas comerciales inusualmente cortas

El éxito o el fracaso de un coche puede no estar medido necesariamente en la cantidad de beneficios generados. No en vano, ha habido fabricantes que han sacado adelante un vehículo aún con pérdidas, véase el caso del Bugatti Veyron o los recientes informes sobre Xiaomi. Sin embargo, un hecho irrefutable es el prematuro cese de producción del mismo y la imposibilidad de vender todas las unidades que en la documentación técnica del proyecto y en su correspondiente pliego de condiciones se acordaron. En caso de prever que no se lograrán los objetivos para la viabilidad económica que busca el fabricante, nunca pasará a la planta de montaje.

Estos cuatro ejemplos, aún sin los datos oficiales en mano, dejan entrever que su comercialización no logró las cotas de éxito que sus responsables esperaban cuando recibieron la luz verde de producción.

SMART FORFOUR 1ª GENERACIÓN

Entrados en el siglo XXI, la marca Smart necesitaba casi desesperadamente expandir su negocio más allá del Fortwo para encontrar la rentabilidad. De ahí nacieron propuestas como el Roadster o un SUV denominado Smart Formore que nunca llegó a ver la luz y que descubrimos en un reciente artículo de SoyMotor.com. Animados seguramente por el éxito de la nueva Mini, El Forfour era la respuesta elemental a los que querían una versión de cuatro plazas en Europa.

Para su creación fueron directamente a Mitsubishi, compañero de alianza tras haber comprado Daimler el 34% de la marca en el año 2000. El Forfour, en definitiva, sería un Colt recarrozado al estilo de la marca alemana, motores incluidos. A pesar de ello, el elevado precio de venta para el público al que iba dirigido unido a una dinámica bastante pobre y su complicada estética hicieron que apenas se vendiesen 123.809 unidades entre 2004 y 2006.

SUZUKI X-90

Crear una carrocería estilo coupé sobre la de un SUV parece sinónimo de éxito en la época actual, ¿verdad? Pues Suzuki lo intentó en plenos años 90 con el Vitara y este X-90. Era además descapotable de tipo targa y presentaba una estética diferenciada al Vitara del que derivaba, con unas líneas más suaves.

Fue tal vez su concepción extraña la que echó hacia atrás al público general, con una carrocería de tres volúmenes muy diferente a cualquier otra cosa del mercado, ya que en cuanto a chasis y motores —solo un 1.6 litros de cuatro cilindros y 97 caballos—, era igual al modelo base, incluida la tracción total. Se fabricaron apenas unas 10.000 unidades incluidas las exportadas a Europa y Estados Unidos entre 1996 y 1997, siendo un fiasco para la marca aún a pesar de ofertarlo con un 25% de descuento a mediados de este último año. Suzuki declaró que el error fue el no haberlo promocionado más.

MERCEDES BENZ CLASE X

Este modelo fue la idea de la marca de la estrella ante un sector que consideraba en alza y con potencial, ofreciendo la ''intangible experiencia de lujo'' Mercedes en un pick-up. Fue presentado como concepto en 2016 y su producción dio comienzo en octubre de 2017 en la zona franca de Barcelona, con el chasis de la Nissan Navara, aprovechando la confianza con la alianza Renault—Nissan—Mitsubishi. Eso sí, los motores, la mayoría Diesel, e interior, todo era confeccionado por la marca alemana.

Aun con todo, las pruebas de los medios especializados no encontraban un verdadero sabor 'premium', a pesar de llegar a venderse por una diferencia de más de 10.000 euros en acabado tope frente a una Navara con especificaciones similares. A mediados de 2019 ya se rumoreaba su cese de producción, que se confirmó meses después. Los planes de fabricarlo y comercializarlo en Sudamérica se desestimaron asimismo por completo. Se vendió entre finales de 2017 y 2020, treinta meses en el mercado en el que solo se colocaron 32.000 unidades. Curiosamente, y a diferencia de otros modelos similares, contaba con suspensión trasera de muelle y amortiguador en lugar de ballestas.

CHRYSLER TC BY MASERATI

Aunque no se pronunció por el continente europeo, la historia de este coche merece ser contada en este artículo. A mediados de los años 80, Lee Iaccoca, conocido por el Mustang y por ser uno de los que llevó a la cima a Ford en Le Mans, es el responsable de Chrysler, a la que quiere devolver el prestigio perdido durante décadas pasadas. Como buen amigo suyo en Ford, firma un acuerdo con Alejandro De Tomaso, propietario por entonces de Maserati, para la fabricación de un coche con este cometido. Por su parte, ésta última se encuentra en búsqueda de liquidez para mantenerse a flote y financiar su próximo proyecto, el sedán Biturbo

Sin embargo, múltiples desacuerdos entre los ingenieros americanos e italianos retrasan los plazos y la llegada del modelo al mercado no se da hasta 1989, cuando Chrysler ya había lanzado un par de coches 'halo' propios, más baratos incluso que el TC. Precio excesivo, unos acabados interiores que no estaban a la altura y mecánicas convencionales lastraron sus ventas. El período de ventas fue entre finales de 1988 y 1990, durante el cual se construyeron 7.300 unidades —las mínimas estipuladas en el contrato— en fábricas italianas.

Se calcula que cada unidad del TC supuso a Chrysler unos 80.000 dólares. Comparado con los 37.000 que pedían en concesionario por el tope de gama con motor V6 de Mitsubishi, parece una ganga. No es de extrañar que la producción se detuviese cuanto antes para evitar un mayor sangrado de efectivo en las arcas.