Alpine A710: el eslabón perdido entre la vieja y la nueva Alpine

El futuro para la marca Alpine es brillante y eléctrico con hasta siete modelos que llegarán en los próximos años, así como un programa reforzado tanto en el WEC como en la categoría reina. Pero desde que cesó la producción del A610 en 1995 hasta ese momento, pareció que la marca estuvo dormida y prácticamente desaparecida para muchos, aunque los engranajes internos de Renault seguían en funcionamiento, y de qué manera.

En 1989 es cuando dan comienzo los trabajos de desarrollo para este futurible modelo, que debía de servir para acompañar al A610 que todavía no había comenzado su comercialización —lo haría en 1991—. Sería el departamento Berex, en la planta de Dieppe, quienes lo llevarían a cabo, los mismos que crearon los 5 Turbo, los Clio Williams o el no nato 19 Quadra Turbo.

El proyecto daba una vuelta de tuerca a los últimos productos de la marca y volvían a las raíces de donde surgieron las virtudes de los primeros Alpine. El chasis sería de aluminio —algo realmente novedoso para el momento—, con una carrocería reducida y un motor medianamente potente, el F7R de 2.0 litros y 150 caballos que daría vida al Clio Williams montado en posición central. Nada mal si tenemos en cuenta que el peso del conjunto se estimó en unos 900 kilos.

Se realizaron al menos dos prototipos rodantes que los ingenieros de la marca pudieron probar en las instalaciones de Dieppe, constatando los objetivos cumplidos en cuanto a la agilidad del conjunto. Sin embargo, esta ligereza venía ligada del hecho de prescindir de dirección asistida, ventanillas eléctricas, un maletero prácticamente inexistente y otros elementos de confort del habitáculo.

Ello fue un problema para el departamento de marketing, que no sabía cómo vender un modelo de estas características. Se estudió la posibilidad de añadir estos elementos, pero el proyecto perdía toda su identidad, con un peso elevado, mayor tamaño y un costo incrementado que afectaría también a los compradores, y que involucraba de nuevo al susodicho departamento. Se hablaba de un precio de salida que se situaría en los 39.000 euros al cambio actual, que ya no podría cumplirse.

Renault decidió cancelar el proyecto antes de que éste se convirtiese en desastre a pesar de haber realizado una inversión en el mismo de 91,5 millones de euros. Sin embargo, no todo se perdió en el olvido: el chasis desarrollado sirvió como base al Renault Spider manufacturado entre 1996 y 1999 en 1800 unidades. Se especuló con que este modelo llevara la insignia de Alpine, pero parece ser que las pobres ventas que cosechó el A610 hicieron ver a los responsables que la gente no estaba interesada en un modelo de esta firma.

Hubo nuevos proyectos entre 1995 y 2017 que parecían mostrar un regreso de la misma, pero de carácter más interno y conceptual y que veremos en un futuro artículo. Tras infructuosos intentos lastrados por la crisis de 2008, no fue hasta mayo de 2012 cuando las bases de la Alpine que conocemos hoy día comenzaron a asentarse con la presentación del concept car Renault Alpine A110-50.

Los dos prototipos fabricados, funcionales y con diferentes características estéticas, se conservan como parte de la colección de Renault Classic y están todavía almacenados en un hangar de la marca localizado en Flins.