Alex Palou: por qué toqué el muro y por qué tengo ganas de Indy 500 el domingo

Si no estuviéramos en pandemia, ahora seguramente estaría en Nueva York haciendo un tour por las televisiones americanas. Luego volvería a Indianápolis y visitaría alguna escuela u hospital para dar una sorpresa a los niños. Es lo que se suele hacer tradicionalmente en la semana que va entre la clasificación y la carrera, pero esta vez todo tiene que ser telemático, como tantas otras cosas desde hace más de un año.

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De modo que desde el lunes he encadenado varios días de ordenador portátil y Zoom, y alguna que otra cena con patrocinadores como parte de las actividades que tenemos programadas en el equipo. Todo este particular 'Tourmalet' terminará pronto, porque el jueves ya volveremos a la pista y el viernes tendremos los entrenamientos del Carb Day, que serán la última oportunidad de rodar antes de las 500 Millas.

Podemos estar contentos con lo que hemos hecho hasta ahora. Llegar al Fast Nine siempre es una buena noticia, porque no es nada sencillo y yo lo he hecho dos años seguidos. Lo único negativo, obviamente, es el accidente que tuve el sábado. Me quedo con ganas de más, porque no sé cómo hubieran sido las cosas si no hubiera tocado el muro. Supongo que todo forma parte del aprendizaje, de modo que toca asimilarlo y seguir adelante.

No negaré que el accidente fue un momento duro. En mi primer intento de clasificación había tenido que ser conservador, porque la pista no estaba a la temperatura idónea y convenía asegurar. Eso hizo que tanto el equipo como yo quisiéramos hacer un segundo intento, porque sabíamos que teníamos potencial para más. En Indianápolis si quieres ganar una milla por hora tienes que quitar carga aerodinámica y eso es justo lo que hicimos nosotros. Pero nos pasamos. Perdimos todo el agarre que teníamos y el coche acabó contra el muro después de patinar en la segunda curva.

Éste es el peligro de este sitio. Si quieres estar en el Fast Nine tienes que llegar a la curva y no levantar el pie del acelerador, porque si lo haces perderás tanto velocidad como carga aerodinámica, y entonces las cosas se pueden poner realmente feas. Súmale a esto que te acaban de quitar un poquito de downforce y ahí estás tú, con el pie en el gas en la entrada de una curva sin saber del todo cómo se comportará lo que tienes entre manos.

Visto en retrospectiva, el error que cometí fue no abortar la vuelta después de la primera curva, porque el coche se me movió un poco y yo no levanté. Pensé en hacer la segunda curva, que normalmente es más fácil, y ya luego decidir en la contrarrecta si valía la pena continuar o si realmente tenía un problema y convenía entrar al Pit-Lane.

En Indianápolis, cuando sientes patinar las ruedas traseras sabes que ya no tienes nada que hacer. Hubiera necesitado una pista de aterrizaje para salvar un trompo a esas velocidades, sobre todo siendo en clasificación. Hice lo único que estaba en mi mano, que era hacer un contravolante para derrapar y así perder velocidad antes de tocar el muro. Tuve la suerte de que el golpe fue lateral, porque de haber picado de morro quizá me habría hecho daño.

Esa noche me quedé en el circuito para echar una mano a los mecánicos, porque tenía la sensación de que la reparación se alargaría hasta bien entrada la madrugada y me sabía mal por ellos. Afortunadamente, el coche estaba menos dañado de lo que parecía al principio. Como el golpe fue lateral, tan sólo resultó afectado el costado derecho. No se rompió ni siquiera la caja de cambios, aunque la cambiamos igualmente por precaución. Los mecánicos se fueron al hotel sobre las diez de la noche y sólo se quedaron los encargados de vinilar el monoplaza, que estuvieron un rato más. Al día siguiente pasé por un Dunkin’ Donuts antes de ir al circuito para comprar desayuno para todo el equipo a modo de disculpas.

Los mecánicos hicieron un gran trabajo. El domingo probé el coche en los entrenamientos de antes del Fast Nine y me sorprendió lo bien que iba. Yo creía que nos costaría más reencontrar la velocidad, porque en clasificación todo va tan al límite que un coche mejor hecho puede marcar la diferencia, pero aun siendo conservadores conseguimos la sexta posición de la parrilla, mejorando lo que habíamos hecho el sábado y superando a un coche del equipo que no había tenido ningún percance. Y en los entrenamientos de después, lideramos la sesión, de modo que no íbamos nada mal.

La confianza es clave en Indianápolis, pero cuando tienes un accidente o pasas por un bache corres el riesgo de perderla y de que entren las inseguridades. Creo que nosotros hemos tenido la suerte de que el sábado la recobramos rápidamente y espantamos cualquier fantasma. Sé que el coche está bien y estoy convencido de que el accidente no nos comprometerá en la carrera. De hecho, si hubiera alguna cosa que no estuviera al 100% el equipo todavía tiene estos días para acabar de dejarlo todo niquelado.

Tenemos argumentos para estar ilusionados. Los cuatro Chip Ganassi estuvimos en el Fast Nine, lo que demuestra que el equipo ha hecho un trabajo excepcional para darnos unos coches rapidísimos. Con la experiencia de Scott Dixon, Tony Kanaan, Marcus Ericsson y lo que yo puedo aportar, hemos hecho un gran equipo. Tener unos compañeros de tanto nivel siempre te ayuda a crecer más rápido.

Esto es una carrera de resistencia de 200 vueltas. Somos uno de los equipos con opciones de victoria. El hecho de que empecemos desde las primeras posiciones nos abrirá un poco el abanico de estrategias, que evidentemente estará condicionado por las banderas amarillas y demás, pero al menos tendremos más alternativas que si saliéramos desde atrás.

Me siento muy bien cuando voy en tráfico. De hecho, creo que soy más fuerte en tráfico que en clasificación. Eso es muy importante, porque en las 500 Millas es virtualmente imposible abrir hueco y escaparte del grupo. Vamos a estar en tráfico constantemente entre paradas en boxes y banderas amarillas. Desde el principio de los entrenamientos nuestra prioridad ha sido encontrar unos reglajes que nos permitieran adelantar y estoy contento con lo que tengo entre manos. El año pasado no era de los mejores en tráfico, pero ahora toco madera y creo que sí puedo serlo.

Lo que más me ha sorprendido de esta semana es la velocidad que hemos tenido. No es falsa humildad: el año pasado Chip Ganassi sólo clasificó un coche en el Fast Nine, pero en este 2021 estamos los cuatro. En el test de pretemporada ya pude sentir que íbamos bien, aunque era difícil prever esta velocidad. Yo me esperaba que los motores Chevrolet fueran más rápidos después de los problemas que tuvieron en 2020, pero parece que aún están un poco por detrás. Claro que luego ves a los dos Carpenter y ya no sabes si la situación de equipos como Penske es debida al motor o si les pasa algo más grave.

Ahora ya toca pensar en la carrera. Mi mentalidad es la de que tenemos un coche muy bueno y que tenemos opciones de victoria, de modo que tengo muchas ganas de que sea el domingo. El viernes queremos probar una última cosa en el Carb Day y ya podremos decir que estamos listos al 100% para la batalla.

Será emocionante ver a todos los aficionados en las tribunas. En la clasificación ya había mucha gente, pero el domingo habrá unas 150.000 personas. Será el evento más grande de mi carrera, porque nunca he corrido delante de tanto público. Mi familia también estará aquí, de modo que podrán disfrutar del ambiente. A mi hermana pequeña no le gustan tanto las carreras, aunque le gusta verme. El año pasado estuvo aquí cuando corrimos a puerta cerrada, pero creo que esta vez le sorprenderá la magnitud de este mundo. Haremos lo que esté en nuestra mano para que sea un buen domingo.

LA COLUMNA DE ALEX PALOU: TEMPORADA 2021 DE INDYCAR