Carlos Sainz y Renault: de nuevo pendientes de la carambola
Sus opciones de fichar por Renault siguen vivas, pero necesita que encajen otras piezas
El futuro de Carlos depende parcialmente de las decisiones de Alonso y McLaren
El final del 'culebrón' se acerca; habrá decisiones dentro de unos días

A las puertas del Gran Premio de Italia 2017, la única certeza de Carlos Sainz es que está en su mejor campaña como piloto de Fórmula 1 y que tiene un contrato en vigor con Red Bull, cuya opción de renovación anual fue ejercida antes que nunca por la compañía de bebidas energéticas. A partir de ahí, también sabe que ciertamente Renault quiere contar con sus servicios en 2018 y él está dispuesto a dar el salto para convertirse en piloto oficial de una marca.
Son ambas certezas interesantes y jugosas para él… lástima que una bloquea a la otra. En estos momentos, cuando afrontamos el Gran Premio más tenso del año en el panorama informativo, Carlos necesita una carambola para dar un paso más en su carrera deportiva. Lo bueno es que tampoco es la primera vez en su trayectoria y que, de producirse, llegará pronto.
OTRA VEZ ALONSO
El debut de Carlos Sainz a la Fórmula 1 estuvo condicionado mayormente por su arrasador triunfo en las World Series by Renault 3.5 en 2014, pero también por las circunstancias a su alrededor. Precisamente su compatriota Fernando Alonso fue el que inició el baile: el bicampeón asturiano confirmó su salida del equipo Ferrari y Sebastian Vettel ocupó su lugar en la Scuderia, lo cual generó a su vez una vacante en el equipo Red Bull que llenó Daniil Kvyat. El hueco que el ruso ocupaba entonces en Toro Rosso cayó en manos de Max Verstappen y la estructura de Faenza decidió que a su lado tenía que haber otro debutante muy joven y prometedor, con lo que defenestró a Jean-Éric Vergne en pro de Carlos.
Entonces, el efecto dominó funcionó. Hoy, la parafernalia es incluso más complicada: todo empieza con la ruptura entre McLaren y Honda, que permitiría a los de Woking mantener en su filas a… Fernando Alonso. Entre los otros tres motoristas posibles, el que está más cerca de alcanzar un trato con McLaren es claramente Renault; eso sí, la casa del rombo necesita 'librarse' de uno de sus actuales equipos para echar adelante con el trato sin necesidad de invertir en nuevas infraestructuras o equipo, y McLaren necesita mantener a Honda en la Fórmula 1 para facilitar la rescisión de su contrato y que los nipones no se queden fuera del Gran Circo tras cuatro años de millonarias inversiones.
En ayuda de ambos puede acudir la Fórmula 1, que tampoco quiere perder a Honda, uno de los cuatro constructores que apuestan por estar en la parrilla en una época de éxodo hacia la baratísima y marketiniana Fórmula E. Por eso, y según contaba ayer Raymond Blancafort en estas mismas páginas, la Fórmula 1 está dispuesta a moderar el canon sobre el Gran Premio de Austria a cambio de que Red Bull acepte que Honda motorice a Toro Rosso la próxima temporada. De este modo, Renault perdería un equipo, y lo equilibraría con la llegada de McLaren; Toro Rosso –en medio de una posible operación de venta parcial al grupo indonesio Jagonya Ayam– dispondría de motores más baratos y cajas de cambio McLaren, y Honda no se marcharía de la Fórmula 1. Es más, Red Bull estaría más cerca de un posible salto a los motores nipones si Renault no da con la tecla. Muchos condicionales, pero ningún imposible.
¿Y dónde está Carlos en esta escena? Esperando, que es prácticamente lo único que puede hacer en este momento. Él ya ha demostrado sobradamente su valor deportivo, y lo apuntala prácticamente en cada Gran Premio –el último, en Bélgica, es una buena muestra– y, en ámbitos extradeportivos, facilitó la llegada de Mapfre a Renault. Los malos resultados de Jolyon Palmer en contraste con un motivado Nico Hülkenberg sólo hacen que incentivar a la Régie para ejecutar el fichaje a Carlos. Esto no es nuevo, pero sí lo sería la reducción de su dependencia de Red Bull, en tanto que los austriacos ya no pagarían motores Renault para sus dos equipos, sino sólo para uno. Esto facilitaría la negociación para la casa del rombo, por la que Mateschitz, Marko y compañía cambiarían una rebaja en el precio de sus motores por la carta de libertad de Carlos. Quién sabe si Toro Rosso aprovecharía el asiento para darle la soñada oportunidad de debutar en Fórmula 1 a Pierre Gasly, en el que no confían tanto como lo hicieron en Sainz, Ricciardo, Vergne y algunos otros, pero que puede suponer el broche de su programa de formación de pilotos antes de liquidarlo en favor de la rentabilidad de las operaciones de Toro Rosso. La otra opción, menos romántica, es darle directamente el asiento a Sean Gelael.
Nada de esto importará a Carlos que, de producirse esta concatenación de acuerdos, obtendría el premio a la paciencia demostrada el año pasado, cuando no forzó la maquinaria contractual que podría haberle liberado de sus compromisos con Red Bull. Prefirió evitar la furia de los austriacos, ser elegante, esperar, darlo todo en la pista y preparar el terreno en Renault para 2018. Este año se le escaparon unas palabras sobre Red Bull y su gestión en público; no fue la tecla adecuada –Red Bull reaccionó con una ofensiva mediática desproporcionada en contra de su propio piloto y su entorno–, pero Carlos tomó conciencia inmediatamente de la situación y recuperó su habitual discurso pulcro y conciliador. Consciente de todas las operaciones que flotan a su alrededor, pueden bastarle el temple y su acierto al volante.
EL BALANCE DEL DUELO CON KVYAT, 15 A 2 PARA SAINZ
Carlos está avalado por sus resultados. Sabido el potencial de su montura, el mejor elemento de comparación es su propio compañero de equipo, el ruso Daniil Kvyat. Desde que volvieron a unir sus trayectorias –corrieron juntos en karting, Fórmula BMW, Fórmula Renault 2.0 y GP3–, Carlos ha marcado 78 puntos, mientras que Kvyat ha sumado 8 en el mismo periodo. Sin lesiones, sanciones serias ni grandes disparidades en la fiabilidad de sus coches, es una victoria apabullante para Sainz. En las 17 carreras que han terminado ambos pilotos, Carlos simplemente ha ganado en 15.
Por eso, la continuidad de Kvyat en Fórmula 1 está seriamente discutida mientras que Sainz puede permitirse guardar silencio, ser discreto fuera de la pista y esperar la carambola que le lleve a convertirse en el segundo español piloto oficial de Renault en la categoría reina. Por cierto, esto, y todos los condicionantes necesarios, se decidirán en apenas unos días, semanas como tarde. A fin de cuentas, en el billar no lleva más de unos segundos que se produzca la carambola.
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