Grosjean estuvo cerca de colgar el casco para ser cocinero

Era invierno de 2009. Grosjean había disputado siete carreras con Renault en sustitución de Nelson Piquet Jr, despedido por los malos resultados después del 'crashgate'. El francés esperaba seguir, pero el equipo se decantó por el ruso Vitaly Petrov para 2010.

Sin un volante en la Fórmula 1, el ahora piloto de Haas quiso dar un giro de 180 grados a su trayectoria deportiva. Creía que sus días en el motor habían acabado, así que recurrió a su otra pasión: la cocina.

"Lo que ocurre es que yo soy de los de 'o todo o nada'. Cuando colgué el teléfono tras hablar con Eric -Boullier-, la Fórmula 1 ya no lo era todo... ya no era nada. Si no tenía un sitio en la Fórmula 1, ¿a dónde iría?", ha recordado en declaraciones recogidas por la web oficial de la Fórmula 1.

"Entonces era un poco más soñador que ahora, pero creía en mi mismo. Creía tanto en mí mismo que pensé que podría cambiar de carera ese día".

"Cogí un tren de Ginebra a Paris. Llamé a mi novia para hacerle saber que iba a visitarla y que tenía noticias sobre mi carrera. Yo iba a ser un chef. Sí, un chef".

Aunque Grosjean tiene nacionalidad francesa, nació, creció e incluso trabajó en un banco en Ginebra, Suiza. Su pasión por la cocina le ha acompañado desde que era pequeño.

"Crecí amando la comida. Vi a mi madre cocinar excelentes comidas en la casa familiar. Todavía puedo recordar los olores de los quesos en nuestra cocina, los sabores del chocolate en el postre. El chocolate es mi religión”.

Se decidió a probar suerte en una escuela de cocina, pero no le aceptaron.

"Por desgracia, o quizá por fortuna, nunca llegué a ese punto. Llegué a ir a la escuela de cocina de París, pero ni siquiera me dejaron inscribirme. ¿Lo podéis creer? Me dijeron que era demasiado viejo. ¡Demasiado viejo! Tenía 24 años. Eso fue todo".

El resto es historia. Romain recaló en la GP2 y la AutoGP. Se proclamó campeón en ambas categorías y regresó a la categoría reina.