Alex Palou: así fue mi debut en unos Libres de Fórmula 1

Os soy sincero cuando os digo que no sabía que esto pasaría. Sabía que había una pequeña posibilidad, porque si te preparan con un coche del año pasado es porque puede ocurrir alguna cosa, pero no había ninguna garantía. Rodar en Montmeló ya fue toda una experiencia, pero empecé a intuirlo tan sólo cuando salió un segundo test en Austria. Ese entrenamiento no estaba previsto de entrada y ahí ya piensas que si te han vuelto a llamar es porque has hecho un buen trabajo. Escuchas cosas y empiezas a sospechar que te están preparando para algo, y finalmente llega el día en el que el teléfono suena y te dan la noticia.

También es genial que todo esto haya ocurrido justo ahora, porque la temporada de IndyCar terminó a mediados de septiembre y yo aún arrastro el pico de forma de cuando estás en competición. No es lo mismo hacer dos test y unos entrenamientos justo cuando acabas el calendario que tener que esperarte cuatro o cinco meses, porque entonces ya no estás al 100% y lo notas cuando te subes al coche. No podría haber pedido un momento mejor.

Lo que más me sorprendió fue lo que fui capaz de hacer. Me quedé con la sensación de que era capaz de hacer todo lo que el equipo me pedía. Más que las cosas que vi en el paddock, las reuniones con mil ingenieros o la atención de la prensa, me sorprendió subirme al coche y rodar como rodé con un coche al que no me había subido antes y que sólo conocía de estar medio día en el simulador del equipo. Estaba muy tranquilo y preparado, y todo salió bastante bien.

Llevo 20 años viendo la Fórmula 1 por televisión y queráis que no te haces una idea de cómo es. Yo además la conocía de refilón porque en su momento corrí en GP3 y GP2, por lo que ya sabía qué implica estar en un paddock. Todo eso quizá era previsible, pero lo que me sorprendió fue que no me pareciese un gran cambio. Es obvio que es muy diferente a la IndyCar y a todo lo que he hecho en el pasado, pero igualmente no me parecía tan distinto a lo que yo conocía. Creo que esa sensación se debe a que estaba bien preparado.

La Fórmula 1 siguen siendo carreras de coches, pero con mucha más gente a tu alrededor. Eso te permite ser mucho más detallista en cada cosa. No me costó trabajar con tantos ingenieros, todo lo contrario. Es mucho más fácil cuando las responsabilidades están compartimentadas, cuando cada ingeniero tiene una función y se asegura de que te explica todo lo que te tiene que decir. Hablas con uno y te habla del volante, hablas con tu ingeniero de pista y te explica el programa, y al final de la reunión sabes seguro que te han dado toda la información que necesitas. Con menos ingenieros se te pueden pasar cosas por alto porque es muy difícil estar en todos los frentes al mismo tiempo. Cuantos más ingenieros, mejor.

Ese detallismo se traslada luego a todas las facetas del equipo, a cómo se estructuran las cosas que haces en el circuito. Si una reunión o una entrevista tiene que durar 10 minutos, dura 10 minutos y no 17. Hay mucha gente a tu alrededor, quizá unos diez ingenieros en tu coche, en lugar de dos o tres. Las 500 Millas de Indianápolis son lo que más se le aproxima por el nivel de atención que le prestamos a esta carrera, pero aun así es imposible llegar al mismo nivel de detallismo de la Fórmula 1 simplemente por una cuestión de presupuesto.

Participé en todas las reuniones de ingeniería, antes y después de cada sesión, y tuve un asiento en el muro de boxes para seguir de cerca lo que ocurría en la pista. En la carrera se lo tuve que devolver a un ingeniero de pista, pero igualmente fue una gran experiencia que me ha hecho crecer. Y además del trabajo de piloto hice una labor de representante dando vueltas rápidas a los invitados VIP, concediendo entrevistas aquí y allá, yendo a la televisión… Estuve muy ocupado, pero fue realmente divertido y no me quejo en absoluto.

Pero lo más importante obviamente era cumplir en la pista y yo me quedé con la sensación de que lo hice bien. Básicamente tenía que recoger información para el equipo, hacer lo que el ingeniero me pedía y procurar no costarle tiempo a los mecánicos, además de aprovechar al máximo el poco tiempo que tenía. Me sentí preparado en todo momento y creo que hice todo lo que podría haber hecho.

Me sentí muy cómodo en el coche. Es algo que no puedes saber del todo hasta que te subes al monoplaza, porque puedes prepararte y pensar que estás listo, pero de la teoría a la práctica hay una diferencia. Quién sabe, quizá llegas ahí y de repente estás tan nervioso que no puedes rendir, o ves algo que no habías previsto y resulta que no estabas tan preparado como creías. Yo por suerte me noté muy tranquilo. Creo que se notó por la radio.

Si hubiera tenido esta oportunidad siendo un piloto que sube de la Fórmula 2 seguramente habría tenido mucha más presión y habría distinto, pero estoy en un momento de mi carrera deportiva en la IndyCar en el que no tengo nada que demostrar. Si subiera de la F2 tendría estaría loco por demostrar cosas, cosas que seguramente aún no puedo hacer por inexperiencia, pero aquí es al revés. Yo quería disfrutar de la experiencia, vivir la Fórmula 1, y eso me ayudó a estar tranquilo. Quería saborear una oportunidad que no me esperaba y demostrar en cada minuto de qué soy capaz cuando me dan un coche, y entre esa calma y todo lo que he aprendido a lo largo de los años creo que hice un buen papel.

Como piloto siempre tienes una confianza a prueba de balas en ti mismo. Es la actitud con la que tienes que ir por la vida en este deporte, pero me marché de Austin muy contento. Me quedé relativamente cerca de Lando después de la primera tanda. Fui más competitivo de lo que me esperaba, visto el programa de trabajo que tuve. Si hubiera llegado ahí después de cinco juegos de neumáticos y dos sesiones de entrenamientos entonces diría que estoy donde esperaba estar, pero llegar ahí con un solo juego cuando el resto de pilotos llevan casi 20 carreras… Quizá estuvimos más cerca de lo esperado y eso es bueno.

Es bonito leer algunas cosas que el equipo ha dicho de mí estos últimos días y me alegro de que hayamos dejado una buena impresión. Siempre he sabido que la Fórmula 1 es fantástica. Si he dicho tantas veces que no estaba en mi horizonte es porque soy un firme defensor de que tienes que tener unas expectativas realistas y no pensar en algo a lo que sabes que no puedes llegar. No me esperaba esta oportunidad. Me ha venido muy bien para aprender cosas nuevas y seguir confiando y empujando. La Fórmula 1 me gusta mucho, es el nivel más alto, pero hay que ser realistas. Ahora mismo no hay asientos. Yo creo que he hecho todo lo que tenía que hacer, que era estar preparado para la oportunidad y demostrarlo en la pista. A partir de aquí, poco más. La IndyCar es mi trabajo y eso no va a cambiar. No voy a cambiar de forma de pensar ni creer que la IndyCar es menos porque he estado en la Fórmula 1. Quiero ganar las 500 Millas y la IndyCar, y luego no sabemos qué puede pasar. A corto plazo sabemos que nada, porque está todo lleno. Seguiremos como siempre, trabajando con una oportunidad y todo lo que hemos aprendido, que me servirá de mucho. Ya veremos qué puede ocurrir más adelante.

A priori no estaré en ninguno de los tres Grandes Premios que quedan en el calendario. Pato naturalmente sí estará en México porque es su país y tiene muchas cosas ahí. Luego viene Brasil, que es uno de los circuitos más difíciles del año a nivel de pases y por cómo está estructurado, y luego finalmente Abu Dabi. A día de hoy no tengo programado ir, pero podría cambiar. Veremos qué ocurre. Yo ahora mismo ya me estoy preparando a tope para la temporada 2023. Me encantaría correr las 24 Horas de Daytona en enero, aunque de momento no tengo nada seguro. De hecho, no tengo previsto ningún test hasta febrero, así que será una pretemporada un poco extraña si no cambia algo. Aprovecharé para descansar un poco y recargar pilas, que no hay mal que por bien no venga.

LA COLUMNA DE ALEX PALOU: TEMPORADA 2022