Alex Palou: la IndyCar es un sueño y una oportunidad

Conozco la IndyCar desde hace tiempo. Mi padre solía poner las carreras en casa, así que es una categoría que me ha llamado la atención desde pequeño. Luego crecí y empecé a competir. Desde hace mucho tiempo ha sido un objetivo. La veía como un campeonato muy importante, un sitio en el que puedes ganarte la vida y competir en carreras de primer nivel con equipos muy profesionales. Os diré que intenté recalar en la Indy Lights después de mi segundo año en la GP3 y que incluso hablé con algún equipo, aunque al final no salió nada.

A medida que han pasado los años, he visto las diferentes opciones que tenía para mi futuro. La IndyCar era la que más me llamaba. Me la marqué como una meta hará cosa de tres o cuatro años, de ahí la aproximación a la Indy Lights. Como no salió, decidí ir a Japón. Corrí la Fórmula 3, primero en Japón y luego a escala continental en Europa, y este último año he estado en la Súper Fórmula, la competición de monoplazas más grande del país. Siempre he querido hacerlo bien para llegar a la IndyCar. He tenido la suerte de conocer a gente y de que muchas personas se hayan implicado en este proyecto, primero para conseguir el test que hice en julio de 2019 y ahora para este contrato. 

Yo fui piloto de Honda el año pasado —ahora ya no, porque ya no estoy en la Súper Fórmula—. Ellos tienen divisiones propias en América, en Europa y en Japón. Nos han facilitado contactos y recomendarnos para el primer test. Pero no sólo ha estado Honda en todo este proyecto, porque luego han participado las personas del equipo Dale Coyne, las del Team Goh… Todas se han implicado.

Cuando volví a Tokio después de probar el IndyCar en Mid-Ohio, dije que tenía el 50% de posibilidades de acabar en la categoría. La verdad es que entonces no había nada seguro. Estábamos trabajando para conseguir el contrato. Después de aquel entrenamiento todo pintaba muy bien, parecía incluso posible, pero luego se nos cerró la puerta porque tuvieron completos todos los coches. Afortunadamente, al cabo de unos meses quedó libre uno de los monoplazas y pudimos volver a entrar para conseguir esta oportunidad.

He hecho muchas llamadas, he escrito muchos correos electrónicos y he enviado muchos WhatsApp, siempre preguntando si había novedades al respecto. Como piloto, sé que no me podía hacer ilusiones. Aunque te digan que quieren contar contigo, sabes que las palabras no tienen valor si no están plasmadas sobre un papel. Te lo dicen y luego te pasas dos o tres semanas esperando el contrato. Esas semanas se te hacen eternas, porque no sería el primer piloto que se queda con la miel en los labios.

Pero el caso es que tengo el contrato y que correré las diecisiete carreras con el equipo Dale Coyne Racing with Team Goh. Es un nombre largo, pero refleja la confianza que hay en el proyecto. He corrido con el Team Goh en Japón. Le gustan los retos y las carreras históricas. Entramos juntos en el SuperGT como paso previo a un salto a los campeonatos fuertes de ese tipo, pero la apuesta no nos salió del todo bien. Yo siempre decía que mi objetivo era la IndyCar y me puse aún más pesado después del test que hice, y al final han decidido que quieren acompañarnos a los Estados Unidos. Han sido de gran ayuda y les estoy muy agradecido.

Correré las 500 Millas de Indianápolis. Es la carrera más grande del mundo. Hace años que sigo la competición, pero significa muchísimo ir a Indianápolis y saber que yo conduciré uno de esos coches. Tengo muchas ganas de empezar y de probar el oval. Todo indica que Fernando Alonso también estará, por lo que se está rumoreando en la prensa. Compartir pista con él me ayudará, porque él tiene la experiencia de los dos últimos años. Y también arrastrará a más medios de comunicación, de modo que sé que habrá aún más atención que de costumbre. Un buen escenario.

Nunca he rodado en un óvalo, aunque sí que he estado en uno. Fui a la carrera de Texas del año pasado para ver cómo era. Me habían dicho que era el óvalo más duro del calendario, porque es más pequeño y tiene mucho peralte, y que si eso me gustaba sabría que me gustaría correr en la IndyCar. Fue toda una experiencia. Pensé que estaban locos, porque al final ruedan pegados a toda velocidad. De aquí poco seré yo el que llegará a una curva a 370 kilómetros/hora con la presión de tener que girar el volante sin levantar el pie del acelerador. Indianápolis será mi primer óvalo, porque las tres carreras anteriores se disputan en circuitos ruteros. Nos lo tomaremos con respeto, ilusión y muchas ganas.

Mi prioridad a corto plazo es resolver la situación de mi visado. Con diecisiete carreras en el calendario y muchos días de test, sé que tengo que vivir en Estados Unidos. Ya llevo trabajando en ello un tiempo y no será ningún problema. La próxima semana cogeré un avión y veré dos o tres ciudades para decidir dónde me instalo. Una opción sería Ilinois para estar cerca de la fábrica, pero no creo que sea el caso… Hace mucho frio y no pasaré tanto tiempo en la fábrica, porque al final acabaré rebotando entre carreras y test privados. Quiero estar en una ciudad que me permita viajar a la mayoría de circuitos sin hacer escalas en los aeropuertos. Los Ángeles es horrible por el tráfico y la diferencia horaria. Miami estaría bien, aunque todo el mundo pensaría que me paso los días de fiesta. Sea cual sea, tengo muchas ganas de empezar a vivir la experiencia americana. Creo que, como persona, será una experiencia más fácil que estos últimos años en Japón, donde la diferencia cultural es más grande. Tengo ganas de ver cómo viven, pero creo que me lo pasaré bien.

Sé que esta oportunidad es lo más grande que he tenido en mi carrera profesional y es probable que sea lo más grande que llegue a tener. Muchos pilotos no llegan a conocer nunca un contrato para una temporada completa de IndyCar, sino que hacen tres o cuatro carreras, medio calendario… Lo que tenemos es muy difícil de conseguir y hemos de aprovechar la oportunidad lo mejor que podamos y, si todo sale bien, seguir tantos años como sea posible. Como persona y como piloto, Japón fue una experiencia que me puso a prueba. Ahora tengo esa experiencia en mi bagaje, sé que salió bien, y sé que tengo diecisiete carreras de IndyCar por delante. Sé que el equipo ha hecho podios y ha terminado entre los cinco y los ocho primeros, así que esos serán nuestros objetivos desde el principio. Empieza la aventura americana.

LA COLUMNA DE ALEX PALOU: TEMPORADA 2020 DE LA INDYCAR