Alex Palou: nos levantaremos del accidente de la Indy500

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26 Ago 2020 - 12:54

No recuerdo muy bien qué pasó en el accidente de Indianápolis. La cámara on-board del coche se rompió y no soy capaz de rebobinar hasta los instantes previos al golpe. Sólo he visto la repetición que emitió la televisión. Se me ve en un segundo plano, de modo que tampoco se puede apreciar con claridad por qué perdí el control. Creo que toqué la parte baja del óvalo y ahí se me desestabilizó el coche. Me da mucha rabia, porque en ese momento sentía que teníamos un monoplaza capaz de pelear por la victoria. Y no lo digo por decir: pasé a cuatro coches en menos de diez vueltas y peleé con pilotos que llegaron a rodar en el Top 3. De no haber sido por el accidente, creo que como mínimo habríamos tenido una oportunidad de presentar batalla. Ya lo hicimos hasta que tocamos el muro.

Llegué a Indianápolis sin muchas expectativas, con ganas de trabajar y aprender, pero conforme pasaron los días vi el potencial de lo que tenía entre manos y sí me permití soñar a lo grande. Había razones para ser optimista: habíamos estado entre los diez primeros en todos los entrenamientos y si no estábamos en la Pole Position o la primera línea de la parrilla era por una avería en el weight jacker. Y en carrera, afiné el coche hasta ponerlo a mi gusto y pude hacer un cambio de ritmo cuando lo deseé, abriéndome paso hacia los líderes. Pero en Indianápolis los errores se pagan muy caro y ahora yo puedo certificar que la frase es bastante cierta.

Es difícil encontrar palabras para describir todo lo que te pasa por la cabeza en ese momento, porque todo ocurre en un abrir y cerrar de ojos. En un instante estás peleando con Newgarden y te ves con fuerzas para ganar la Indy500 y luego no sabes cómo has llegado al muro y tienes el coche destrozado. Te rodean los comisarios y te ayudan a bajar del coche, y como un autómata te subes a la pick-up de turno que te llevará hasta el box, donde ves que todo tu equipo está pasando por la misma montaña rusa emocional.

Una vez completadas las reuniones postcarrera, en las que me disculpé por haber dañado el coche, me quise alejar del frenesí del evento. Fui con mi familia a comer costillas al estilo americano. Quizá no es lo más glamuroso del mundo, pero sigue siendo útil para reencontrarte y ponerlo todo en perspectiva, para ahogar las penas. Y después de un par de horas a 350 kilómetros/hora, entran sorprendentemente bien. Aquella noche aún dormí en el motorhome que tenía en el circuito, pero el lunes por la mañana hice limpieza y también las maletas para coger un avión que me trajo de vuelta a Austin. Aterricé el lunes a primera hora de la tarde y desde entonces he vuelto a mi rutina, que consiste en pasar horas en el gimnasio y preparar las próximas carreras, concretamente las de este mismo fin de semana.

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Recapitulemos un poco, en todo caso.

El coche iba muy bien y yo estaba muy contento. Y en una carrera de 200 vueltas, te puedes tomar las cosas con cierta calma y dosificar esfuerzos según las necesidades de cada momento. Usamos las 100 primeras vueltas para afinar el coche y ponerlo a tono.  Quería volver a cogerle el ‘feeling’ y acabar de entender cómo se comportaba en tráfico, porque sentía un poco de subviraje y no acababa de notar bien los neumáticos delanteros.

Hubo una bandera amarilla al poco de empezar la prueba y varios coches la aprovecharon para ponerse en una estrategia cruzada, lo cual nos perjudicó un poco, porque el coche no iba igual cuando estaba delante que cuando estaba detrás del pelotón. Pedí por radio que me cambiaran la incidencia del alerón delantero, pero eso no acabó de solucionar el equilibrio. Aun así, tachamos una opción de la lista y eso nos acercó a la solución, que encontramos en otra parada cuando jugamos con la presión de los neumáticos. A partir de ahí, mi coche fue una bala.

Y así llegamos al ecuador de la carrera, a la vuelta 100, conmigo en decimotercera posición de la clasificación. En ese punto estábamos en bandera amarilla y mi ingeniero me dijo dos palabras: ‘almost halfway’; casi a medio camino. Yo le respondí que había sido divertido y que había llegado el momento de apretar. Cuando tienes un coche tan bueno, puedes tomarte el lujo de decidir qué actitud adoptar en cada momento de la prueba. Sabía que tenía un coche muy superior, que podía ser agresivo.

Arriesgué, quizá demasiado, pero teníamos que hacerlo si queríamos estar bien posicionados para luchar por la victoria. En menos de diez vueltas pasé de ser decimotercero a noveno. Pasé a Harvey, Kanaan, Hunter-Reay y Herta. El siguiente era Newgarden. Llegué a él en un par de vueltas y me dije que tenía que repetirlo, que tenía que volver a apretar.

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Lo vi todo de color negro. No recuerdo nada del golpe. Normalmente antes de un accidente ves tu error, sabes si has tenido sobreviraje, subviraje o lo que sea. Supongo que, con la rapidez del impacto, no me enteré. Es posible que bajara demasiado mi trazada y que tocara el cemento, pero también es verdad que me habían dicho que había viento cruzado -me empujaba de culo en la primera curva, de cara en la tercera-. No sé si eso pudo influir de algún modo, quizá haciéndome llevar más velocidad de la que yo calculaba.

Notaba que estábamos para ganar la carrera. Quizá quisimos pasar de cero a cien, quizá tuvimos demasiado ímpetu por adelantar. Pasé a Kanaan, que siempre se defiende muy bien, y a Herta, que iba súper rápido. Y luego ves la clasificación y compruebas que Newgarden terminó quinto… o que llegó a rodar tercero en algún momento. Nosotros teníamos que haber estado ahí, presionando a Scott Dixon y Takuma Sato. No nos faltaba coche para hacerlo.

En vez de eso me llevé un golpe de casi 30 G. Fue un golpe bastante seco, aunque tuve la suerte de que el coche se deslizó por el muro y eso permitió disipar gran parte de la energía. Aún así, sí que os puedo confirmar que te duele todo el cuerpo por un instante por la violencia del impacto. Afortunadamente sólo eran magulladuras, el dolor era más bien anímico por el estado del coche y por la oportunidad perdida.

Cuando llegué al box, pedí mil veces perdón por cómo había quedado el monoplaza. Los mecánicos estaban contentos de ver que yo estaba bien y Dale Coyne estaba satisfecho por el papel que habíamos hecho, pero también dolido porque quería pelear por la victoria y colocar sus dos coches entre los cinco primeros.

Mis sensaciones eran las mismas: me sentía decepcionado porque creía que lo podría haber evitado, pero siempre es fácil hablar en retrospectiva. Pero también estaba contento. En el fondo, creo que hasta el accidente habíamos hecho una gran carrera. Habíamos minimizado daños mientras afinábamos los reglajes y luego adelantamos a muchos coches a pesar de los problemas que genera el aeroscreen. Siento que mi primera Indy500 terminara de esta manera, pero al menos fue porque estaba luchando por un buen resultado.

Sería un error creer que el accidente del pasado domingo invalida el trabajo que hemos hecho en Indianápolis. Hicimos dos semanas muy buenas en las que disfruté, demostré y aprendí muchísimo. No es el resultado que quería, pero hasta el momento del accidente habíamos estado a la altura del reto y habíamos llamado la atención. Incluso conseguimos mi primer sponsor en IndyCar, Guaranteed Rate, lo cual es una confirmación de que vamos por el buen camino.

Este fin de semana tenemos dos carreras consecutivas en Gateway. Es la oportunidad ideal para pasar página. Es cierto que los óvalos normales aún no son nuestro territorio, pero en Iowa aprendimos mucho y en Indianápolis fuimos muy competitivos. Toca apretar los dientes y seguir aprendiendo, porque sería muy bueno subir al podio en una carrera en oval antes de que termine la temporada. Es cierto que no tendremos tantos entrenamientos como en Indianápolis, pero espero que se note todo lo que hemos aprendido.

 

LA COLUMNA DE ALEX PALOU: TEMPORADA 2020 DE LA INDYCAR

1. Mi llegada a la IndyCar
2.  Los tests de pretemporada
3. Cancelan St. Petersburg por el COVID-19
4. La odisea para entrar en EEUU tras el confinamiento
5. Texas: mi primera carrera en IndyCar
6. Previo: mi debut en Indianápolis
7. IndyGP: un poco de contexto sobre lo ocurrido
8. Road America: mi primer podio en IndyCar
9. Iowa: adaptación acelerada a los óvalos cortos
10. Indy500: preparación de las 500 Millas
11. Indy500: relato de los entrenamientos y clasificación
12. Indy500: balance final de la carrera
13. Gateway: imposible adelantar
14. Mid-Ohio: me echan cuando iba 4º
15. Indy: ahorro de gasolina y sanciones
16. St. Petersburg: casi damos la campanada
17. El fichaje por Chip Ganassi

 

Alex Palou
IndyCar
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