Una estrategia para ganar en Monza… ¿y pelear por el Mundial?

Ya lo dijo Frédéric Vasseur en los prolegómenos del Gran Premio de Italia: llegaban con actualizaciones en el SF-24 y querían dar una alegría a los ‘tifosi’. Ésta alegría se ha consumado. Pero también dijo el francés que venían circuitos favorables a Ferrari… y en el primero de ellos han ganado.

Ha sido una carrera muy interesante. Lando Norris ha vuelto a fallar en la primera vuelta y no sólo se ha visto adelantado por Oscar Piastri, sino también por Charles Leclerc. Y esto, a la postre, ha sido decisivo, pues el monegasco ha podido ‘engancharse’ al australiano y después ha jugado la estrategia contraria.

Lo cierto es que el australiano tenía más ritmo que nadie desde el inicio, pero el monegasco ha mimado sus neumáticos y ha llevado a cabo una estrategia de una parada que a posteriori ha sido la mejor. Séptima victoria para Leclerc en la Fórmula 1 y segunda en Monza. Y no olvidemos que Ferrari ya acertó con la estrategia de Charles en Zandvoort. Es decir, llevan una inercia muy buena desde el ‘parón’ veraniego.

Tengamos ahora en cuenta cómo va el Mundial. Red Bull sigue al frente del apartado de constructores, pero McLaren está a sólo 10 puntos y Ferrari, a 40 puntos. O sea, ambos están a tiro de una carrera de colocarse líderes. Y en el de pilotos, Verstappen cuenta con 64 puntos sobre Norris y 87 puntos sobre Leclerc.

Vista la inercia de cada uno, obviamente McLaren tiene ahora mismo el coche dominante y debería recortar brechas en los próximos Grandes Premios, pero conviene recordar que Ferrari suele ir bien en Azerbaiyán y Singapur… y últimamente ‘clavan’ las estrategias. No sería descabellado pensar en los italianos como candidatos al título.

Lo que está claro es que quedan ocho Grandes Premios y Red Bull sigue sin reaccionar. Si no lo hacen pronto, se pueden ver en un ‘lío’ de grandes dimensiones. En el caso de Ferrari, una victoria en casa y de esta manera, con un acierto de estrategia, es un ‘plus’ enorme. La pelea por el Mundial está al rojo vivo, nunca mejor dicho.