Bomba-Mirai o cómo el ejército ucraniano convirtió el sistema 'fuel cell' de Mirai en una potente bomba terrestre

Pero el ejército de Ucrania ha encontrado una nueva forma de emplear tecnología del automóvil en una bomba de gran capacidad, una ‘bomba limpia de hidrógeno’. La famosa Bomba H produce residuos radiactivos, pero no esta ‘bomba H’, un arma termonuclear.

La respuesta la encontraron en un Toyota Mirai, un modelo comercializado con Toyota que emplea la tecnología ‘fuel cell’, es decir, que transforma hidrógeno en electricidad para que ésta alimente el motor eléctrico del modelo.

El Mirai se comercializa a cuentagotas. La razón no es su eficiencia, sino la complejidad de poner en marcha una red de ‘hidrogeneras’, estaciones de servicio capaces de ofrecer hidrógeno a alta presión para repostarlos. Pero parece que en el campo de los camiones puede tener mayor éxito.

Es bien sabido que el hidrógeno reacciona violentamente en presencia del oxígeno y genera una explosión. De hecho, ésta ha sido una de las razones por las cuales se han tomado muchas precauciones antes de poner en funcionamiento automóviles a hidrógeno.

Esto puede aprovecharse para un motor térmico. Pero la ‘pila de combustible’ consigue una ‘combustión fría’, sin explosión; una corriente de aire y una de hidrógeno circulan de forma paralela separadas por una membrana que propicia un intercambio de electrones entre el oxígeno y el hidrógeno. Cuando se unen, los isótopos han perdido capacidad explosiva, aunque forman vapor de agua, mientras que los electrones… son electricidad.

Los ingenieros del ejército ucraniano combinaron un robot repartidor de pizzas, a modo de plataforma de transporte o dron terrestre, y sistema ‘fuel cell’ del Mirai. Una pila de hidrógeno completamente cargada –que pesa unos 200 kilogramos– completamente cargada de hidrógeno.

La explosión original liberó el hidrógeno y éste, al entrar en contacto con el oxígeno, explotó a su vez creando una gran onda expansiva, una bola de fuego e incluso una nube en forma de hongo. Los estragos, similares a los de una bomba aérea: 180 kilogramos de TNT.

Manejado a control remoto pudo cruzar el río aprovechando una zona intacta de un puente semiderruido, lo que causó estragos en la posición rusa.