La historia de Isotta Fraschini, la marca de lujo que renace este año en el WEC - Etapa reciente

Nos encontramos en plena década de los años 80, después de más de treinta años dedicados a la fabricación exclusiva de trolebuses y mecánicas Diesel, la marca Isotta Fraschini se separa de Breda Motori y es absorbida por el grupo Fincantieri, una compañía, también italiana, dedicada a la fabricación de buques mercantes. Desde 2013, es la compañía de este tipo más importante de Europa y la cuarta a nivel global.

La marca se escindió a su vez en dos ramas, la dedicada a los motores como había hecho durante las últimas décadas y otra, Isotta Fraschini Milano, que sería la enfocada a los coches de lujo para el nuevo milenio.

En esta situación, ya ubicados en la década de los 90, un emprendedor llamado Giuliano Malvino decide volver a intentar el relanzamiento de la marca en las instalaciones de los carroceros Fissore, cerrados en 1984. Contratan al diseñador Tom Tjaarda, reconocido por trabajar en Pininfarina o Ghia en modelos tan icónicos como los Lancia Fulvia, Ferrari 365 California, varios De Tomaso e incluso el Seat Ronda, algo más cercano a nosotros, los españoles.

El resultado es el T8 —en sentido homenaje al Tipo 8—, un roadster de techo rígido que es desvelado en el Salón del Automóvil de Ginebra en la edición de 1996. Su concepción no era baladí: suspensión de doble trapecio en ambos ejes, carrocería en aluminio, tracción a las cuatro ruedas Quattro, disposición interior 2+2 y una mecánica V8 originariamente del Audi A8 con 300 caballos.

Algunos periodistas pudieron probar un prototipo de preproducción. Declaraban que el interior era elegante en su simplicidad, con algunos detalles mejorables. En conducción, se aquejaban de una suspensión demasiado blanda, pero alababan el sonido y la manera en la que el V8 se movía entre parado y las 6.000 revoluciones por minuto, así como el potencial dinámico una vez pasase de la fase de prototipo

Se había planeado su producción en una planta en el sur de Italia que en su día se destinó a la fabricación de componentes militares, pero el modelo nunca logró pasar de la fase de prototipo. El objetivo era comenzar a venderlo en suelo americano durante la temporada de 1997, en una horquilla de precios entre los 175.000 y los 212.000 euros al cambio actual.

Dos años después, Isotta Fraschini volvía a presentar otro modelo conceptual, muy parecido al anterior pero esta vez con una mecánica V12 que anunciaba 400 caballos. Subsecuentemente, lo llamaron T12. No estaba claro el origen de la mecánica, pero muy posiblemente estaría tomada de alguna reconocida marca italiana de superdeportivos.

Este segundo intento tampoco logró llegar a ninguna parte y en 1999 anunciaban el cese de las actividades dedicadas a los automóviles. Se dedicarían entonces a la manufactura de bienes de lujo por una parte y a la fabricación de motores marinos que la otra rama nunca había dejado de lado.

Pasa de nuevo un período de más de 20 años cuando la marca vuelve a aparecer por sus fueros en 2022 con la intención de entrar en el WEC. Sus credenciales parten de un motor V6 biturbo de 700 caballos factorizado por HWA unido a otro motor eléctrico y correrán a tiempo completo en la próxima temporada 2024.

Este coche tendrá además una contraparte de calle, el Tipo 6 Strada, con 1.000 caballos y una tarifa de precio superior a los tres millones de euros. Solo se fabricarán 12 unidades.

El futuro es prometedor cuando menos para sus responsables, con Alessandro Fassina a la cabeza, expiloto del WRC. Solo el tiempo dirá si recupera la gloria de la que gozaba hace un siglo o se verá irremisiblemente legada a fabricar mecánicas para navíos.