Los equipos se reúnen para decidir la normativa de la temporada 2017

El inicio de la nueva era V6 Turbo supuso un cambio demasiado grande, que vino a cambiar todo lo que se conocía hasta el momento en la categoría reina del deporte motor. Implicó una nueva manera de concebir el sistema de propulsión de los monoplazas, ahora dotados de un turbocompresor y sistemas de recuperación de energía y una nueva dirección en el enfoque del sistema aerodinámico, marcado por la recolocación de los escapes y las limitaciones de consumo. Ello vino a modificar el orden imperante en la categoría, permitiendo que Mercedes avanzara en parrilla, y que Red Bull perdiera su lugar de honor.

El futuro de la F1 está en juego en estos momentos, pues en la jornada de hoy los equipos se van a reunir para tratar de acercar posturas y dejar lo más perfilada posible la definitiva reunión que se celebrará en el próximo sábado, cuando se conocerán las normativas imperantes para la próxima temporada. Por el momento, se están recogiendo dos frentes importantes de actuación, por un lado el sistema mecánico y aerodinámico de los monoplazas, y por otro muy diferente, y problemático hasta el momento, el futuro de los motores.

En el primer campo, la situación está muy cerca de ser aprobada, hay acuerdo entre los equipos y se espera que los cambios que se indicaron en las semanas previas lleguen finalmente a la pista. Con ello se podrá contemplar un cambio radical en la apariencia de los monoplazas, con un ala delantera menos relevante en el trabajo de los monoplazas, un ala trasera más baja y ancha, y sobre todo, con un importante incremento del papel del suelo de los monoplazas, que tratarán de crear el suficiente apoyo para generar altas velocidades de paso por curva, uno de los principales factores para rebajar los tiempos de vuelta.

Pero en el área de motores la situación es mucho más complicada. Según fuentes de Autosport, el acuerdo sobre los cuatro pilares básicos en su funcionamiento, relativos a la convergencia de potencia, sonido, capacidad de suministro y de acceso y la reducción de costes, está muy cerca de confirmarse. Esto tendrá efectos directos para la próxima campaña, con una reducción de un millón de euros, que se reducirá todavía más en la temporada 2018, para situarse en 12 millones de euros en total.

Pero en otras áreas las posturas no están nada cercanas, debido a la diferente situación de los equipos en relación con las unidades de potencia. La posición de Red Bull es una de las más espinosas, ya que la escudería austriaca no tiene contrato para la próxima temporada, lo que les podría colocar en una posición muy parecida a la que tuvieron en la pasada campaña, en la que hasta último momento no fueron capaces de solucionar su situación gracias a un motor Renault no denominado. Ello podría jugar un papel determinante en la actuación de los equipos y constructores, y marcar en una gran manera las posibles decisiones que se puedan tomar, e incluso, si no se alcanzara un acuerdo, podría volver a colocar los motores independientes en liza para la próxima campaña.