La Fórmula 1 afronta su temporada más larga (por ahora)

Pese a las reticencias de los equipos, Liberty Media ha impuesto su criterio, salvando en última instancia el GP de España e incorporando los de Holanda –repescado tras múltiples años de ausencia– y Vietnam, un GP en un país emergente, donde la F1 es cuestión de estado. Hubieran quizás sido 23, si Hockenheim finalmente hubiera llegado a un acuerdo, pero los organizadores del GP de Alemania no estaban dispuestos a hacer frente a la factura.

Aunque la temporada se hará más larga y los equipos comienzan a cuestionarse cómo afectará esto a sus plantillas –es decir, si tendrán o no que hacer rotaciones para conciliar la vida familiar de los mecánicos–, todos han aceptado porque es la única forma de aumentar los ingresos, al menos los que provienen de los derechos comerciales.

En tiempos de sequía de patrocinadores, la propia Liberty Media ha admitido que no pensaba que fuera tan complicado lograr patrocinadores nuevos. Las televisiones se muestran reacias a aumentar sus cánones y el único modo de aumentar los ingresos por derechos comerciales reside en los fijos que pagan los circuitos.

Pero en Europa parece que se ha llegado al límite. Los organizadores no pueden pagar más porque se trata de promotores privados o semiprivados, con una limitada ayuda nacional, en forma de subvenciones en el mejor de los casos.

Por el contrario, en países emergentes o que desean mejorar su imagen, un GP es cuestión de país o de estado, una ventana ante el mundo que bien vale lo que les cuesta. Arzebaiyán, Rusia, Baréin, Abu Dabi, China o Singapur, así como este año Vietnam, se alinean en esta óptica.

Una óptica que funciona, al menos durante un tiempo, porque una vez obtenido su fin, en cinco o siete años, es fácil que estos países se vuelvan atrás o se nieguen a seguir aumentando su contribución. México ha estado en este caso. El nuevo gobierno no ha querido comprometerse como antes con el GP, pero inversores nuevos han aportado los recursos para seguir en el calendario.

Es un asunto que no siempre sale bien, sobre todo si son promotores privados los que intentan involucrar a sus gobiernos, como sucedió con Corea y India, de historia efímera, o cuando la política es cuestión de negociación: ya vemos los problemas que tiene Liberty para su soñado GP de Miami.

Vietnam se alinea con los países emergentes. Holanda es un caso diferente: se asienta sobre la 'Verstappenmanía', la marea naranja que inunda los circuitos europeos y que ha tomado el relevo a la marea azul de los fieles seguidores de Fernando Alonso. Jan Lammers, el promotor del Gran Premio, está convencido de que será un éxito: vendió el aforo de 2020 antes de que se hiciera público el calendario y se dice que buena parte de las entradas 2021 ya están reservadas.

Está claro que el modelo de negociación 'Bernie', los contratos con un fijo creciente año tras año, tiene ya poca cabida y que muchos promotores no pueden seguir incrementado sus aportaciones. Así, Liberty Media busca nuevas formas de negocio, sacar jugo a las redes sociales y a Neflix, pero eso requiere su tiempo.

Tal como están las cosas, ampliar el calendario a 25 carreras en un próximo futuro no es descabellado. Dicen que ese es el límite máximo. Es cierto que cada nueva carrera conlleva aumento de gastos de los equipos –desgaste, material, viajes, etc–… pero también una dilución de los gastos generales.

Hay lista de espera. La de Liberty Media, con Miami y la recuperación de Alemania, y la de aspirantes, como Arabia Saudí. Buscar el equilibrio beneficioso para todos es ahora primordial: el límite presupuestario quiere ir en esa dirección, aunque tal y como está planteado tenga un componente de farol: un límite presupuestario más simbólico que útil.

No es lo único en lo que se trabaja. La estandarizacón de algunos componentes, pese a las reticencias de los grandes, puede ser una ayuda. Reducir los días de Gran Premio a tres de momento, dos quizás en un futuro muy lejano, también ayudará.

El mundo de la Fórmula 1, mal que le pese, ha asumido que debe aumentar el número de carreras. El reto es que la cantidad no signifique la disminución de la calidad y es el momento de aplicar ideas nuevas. Aunque la FIA ya ha dicho que no habrá agrupación geográfica del calendario, quizás acabe siendo algo inevitable. Quizás la idea que expuse en septiembre de 2017, la de crear campeonatos de F1 regionales en el marco de un macromundial de F1 no sea del todo disparatada.