Toyota Rav4 Plug-In Hybrid

¿Merece la pena comprar el Toyota Rav4 híbrido enchufable? Para responder a esta pregunta hay que hablar de números, y desde la propia marca japonesa reconocen que es necesaria una gran cantidad de kilómetros al volante –más de 400 semanales– para amortizar los 12.100 euros extra que hay que pagar por él –comparamos el Rav4 4x4 con el acabado Advance con el PHEV dotado del mismo nivel de equipamiento–. Y lógicamente esto es así si el cliente enchufa a la red su híbrido enchufable, que no todos lo hacen. Según nuestros cálculos, recorrer 100 kilómetros en modo eléctrico tiene un coste de 3,12 euros a los 100 kilómetros –si el coste del kilovatio hora es de 0,14 euros, es decir, en el mejor de los casos–, mientras que el híbrido autorrecargable, con un consumo medio en nuestras manos de 7,1 litros a los 100 kilómetros cuando lo probamos, requiere el pago de 10,65 euros para esa misma distancia –se tiene en cuenta una gasolina 95 a 1,5 euros el litro–. Se produce un ahorro de 7,53 euros cada 100 kilómetros, lo que quiere decir que hay que recorrer 160.690 kilómetros en modo eléctrico para amortizar esos 12.100 euros extra.

Dicho esto, entramos en materia. Todo lo que se haya podido decir ya del Rav4 es perfectamente aplicable a la versión híbrida enchufable. Se trata de un SUV que ofrece confort a raudales y permite suficienes licencias fuera pista como para que una familia de tintes aventureros piense en él como coche principal. Y a todo ello debe sumar su notable capacidad eléctrica. Los 75 kilómetros sin emisiones que anuncia son bastante realistas, con lo que utilizar el vehículo a diario sin gastar un sólo mililitro de gasolina será la realidad de muchos. En el modo EV ofrece suficiente potencia y versatilidad como para utilizarlo sin echar de menos la parte de combustión en ningún tipo de vía. De hecho, se puede pisar el acelerador a fondo sin miedo a que salte el motor de combustión. Eso sólo sucede cuando se gasta la batería o se sobrepasan los 135 kilómetros/hora.

Precisamente de potencia hay que hablar como uno de sus puntos fuertes, aunque no sea su razón de ser. Los 306 caballos que anuncia ya hacen intuir un rendimiento contundente, aunque lo cierto es que incluso así consigue sorprender. Hundir el pie derecho y notar cómo todo el poderío de la mecánica se despliega es una experiencia muy placentera. Me atrevo a decir que éste es uno de los pocos coches dotados de una transmisión por variador continuo que ofrece un elevado placer de conducción incluso cuando desde el volante se apuesta por el dinamismo. Además, ni siquiera en este momento los 185 kilos extra del vehículo son una rémora. Están ahí, sí, pero este híbrido enchufable no se comporta peor que el Rav4 convencional. Esto no impide que las inercias nos recuerden que estamos a los mandos de un todocamino, y es que el tarado de sus suspensiones está pensado más para el confort que otra cosa, lógicamente.

El tacto del freno del Toyota Rav4 Plug-In Hybrid entra dentro de los parámetros esperados en un híbrido enchufable. La primera parte del recorrido del pedal no aporta toda la sensibilidad deseada a causa de la acción de la regeneración de energía, pero ni mucho menos la sensación se sitúa a la cola de los vehículos de este tipo. Pasada esa primera parte del recorrido el Rav4 frena de forma contundente.

También merece comentario la dirección, que ofrece poca resistencia al giro, algo que se traduce en una sensación más placentera en ciudad que en carretera, sin ser esta última negativa. Nos dejó además un buen sabor de boca en los pocos kilómetros que pudimos recorrer sobre tierra y barro, aunque habría que probarlo más a fondo en estas circunstancias para sacar conclusiones más precisas. También sobre su tracción integral, que en estas condiciones de poco agarre muestra todo su potencial –si no hay pérdidas de agarre el coche funciona como un tracción delantera–.

Decíamos al principio de este apartado que los híbridos enchufables hay que enchufarlos. Además de por el ahorro a la hora de recargar energía y no combustible, también hay que hacerlo por la enorme diferencia que hay en cuanto al gasto de este último. Este Rav4 con la batería llena cada día permite circular sin gastar o, en el peor de los casos, consumir una cifra muy similar a la homologada –recordemos, de 1 litro a los 100–, pero si nos movemos con ésta vacía el motor demandará entre 7 y 7,5 litros cada 100 kilómetros para funcionar. Si se utiliza el motor para recargar la batería, esta cifra asciende hasta sobrepasar los 8,5 litros. En definitiva, hay que saber lo que se compra y darle la utilización adecuada. Si es así, este Rav4 Plug-In Hybrid es una de las mejores alternativas del segmento dotadas de esta tecnología.