T1 Turbine: el 'fan car' soñado de Keith Hylton

En todos estos diseños destaca una pasión por la sofisticación aerodinámica, con formas atormentadas, que se han visto traducidas en los coches virtuales que aparecen en los más avanzados videojuegos. Incluso la Fórmula E los llevará a la pista con su GEN2, el monoplaza que correrá en esta categoría a partir de la próxima temporada.

Frente a tantas veleidades aerodinámicas, Keneth Hylton, propietario de un equipo de carreras americano que ganó la F-Atlantic con Ryan Hunter-Reay, ha encargado al holandés Andries Van Overbeeke un diseño conceptual que bien podría ser un Indycar del futuro: el T1 Turbine.

El concept sorprende. Parece un 'streamliner', es decir un afilado vehículo 'caza récords' de los que cada año se citan en Bonneville para la Semana de la Velocidad. No hay alas, nada que sobresalga, nada que perturbe el flujo del aire que debe acariciar sus paredes.

¿Locura? "Mientras estemos atados a las alas para la carga aerodinámica, exhibirán sus limitaciones de diseño", dice Hylton. Se ha inspirado en el Chaparral 2J o en el Brabham BT46 'del ventilador'; ambos coches podían prescindir de alas gracias al vació que bajo el vehículo generaba un extractor y el 'perfecto' sellado de la zona bajo el coche gracias a 'faldillas móviles'.

La leyenda dice que Jim Hall fue inspirado en este concepto por un niño que le dijo que "porque no enganchaba el coche al suelo como si fuera el aspirador de mamá".

Me parece que se inspira también mucho en el Delta Wing, el coche que Don Panoz, junto con otros managers de Indycar, encargó para presentarse al concurso del 'monochasis' que había abierto la Indycar y que fue rechazado, aunque de reconvertirse en un coche para Le Mans y carreras americanas de resistencia. Toda la sujeción se fiaba al efecto suelo.

No es esta la única peculiaridad del T1 Turbine. La segunda, su motor, nada convencional, una turbina Rolls Royce Turboshaft de 700 caballos de potencia, acoplada a un variador continuo de velocidad. Aunque fueron fugaces, las turbinas tuvieron su momento en competición. Han corrido en Le Mans, han sido vistas y no vistas en la Fórmula 1 y, sobre todo, han brillado en Indianápolis donde consiguieron imponerse en las 500 Millas de Indy.

La turbina tiene la ventaja de ser muy potente y su vida útil es de unas 2.000 horas, de forma que podría ser usada varias temporadas, con el consiguiente ahorro en costes.

Cuando Hylton habla de 'fan car' –coche ventilador–, es probable que lo diga por la turbina que toma el aire de bajo el coche para crear esa suerte de vacío, así que tendría un efecto doble: aspiración y propulsión.

Hay dos detalles que llaman asimismo la atención. La adopción de una 'cabina cerrada' estilo avión de caza, que ha sido exigida por Hylton después de perder a uno de sus pilotos en el Wolrd of Outlaws; cree que tanto el halo como el parabrisas que está probando la Indycar son insuficientes.

La otra, un chasis que está realizado en grafeno –el material que se asegura es el futuro de todo– y la fibra de carbono, que lo hará muy rígido y ligero.

Entre que el motor sería mucho más económico –dice que se podría ahorrar hasta un 70% del presupuesto a lo largo de diez temporadas– y que no se deberían estar reponiendo elementos aerodinámicos constantemente, el coche tendría un coste operativo realmente reducido.

"Soy consciente de que muchas de las soluciones que empleamos han sido utilizadas y prohibidas en el pasado, pese a su eficacia. Con este diseño hemos querido huir de todas las restricciones y replantear de nuevo estas ideas así como evitar las limitaciones en el diseño que imponen las alas", señala Keith Hylton.

Ahora, el siguiente paso es construir una unidad y probar su viabilidad. Hylton dice estar ansioso por hacerlo.

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