El Salón de Frankfurt se traslada a Múnich a partir de 2021

La VDA —acrónimo de la Asociación Alemana de la Industria Automovilística— quiere desarrollar la IAA para abarcar también las nuevas formas de movilidad, en un esfuerzo por mantenerse relevante en un momento de transición para la industria automovilística. La edición de 2019 fue objeto de protestas ecologistas y sufrió una caída del 30% en el número de personas asistentes, 560.000 en total.

Siete décadas después, el Salón de Frankfurt encontrará un nuevo hogar. Los organizadores confirmaron en enero que Frankfurt se había caído del proceso de selección y que la lista de finalistas se había reducido a tres nombres: Berlín, Hamburgo y Múnich. Al final, la elegido ha sido la tercera, que está muy vinculada a la industria por albergar la sede central de BMW.

La edición de 2019 no sólo se resintió de un descenso en el número de asistentes, sino que también perdió interés entre los expositores. Fabricantes premium como Aston Martin, Bentley, Ferrari o Rolls-Royce prefirieron quedarse en casa y dejaron el público germano sin las últimas novedades, lo que a su vez afectó al prestigio del evento.

La situación de Frankfurt no es una anomalía, pues los salones ven amenazado su modelo de negocio por un auge de la comunicación digital que permite a las marcas presentar sus últimos vehículos sin afrontar toda la inversión en logística y márketing que se deriva de estos eventos tradicionales.

Un ejemplo muy reciente de esto es el Salón de Ginebra. Tras su cancelación por la epidemia del coronavirus, las firmas que tenían previsto asistir han optado por dar a conocer sus vehículos con ruedas de prensa virtuales, vídeos grabados y eventos privados. Entre los coches que hemos conocido destacan el Audi A3, el Mercedes Clase E y el Porsche 911 Turbo S 992, pero también vehículos exclusivos como el Bentley Mulliner Bacalar o el Hispano-Suiza Carmen Boulogne.