El transporte marítimo no está preparado para los coches eléctricos y ya se ven las primeras consecuencias

La extinción de incendios relacionados con coches eléctricos es todavía un problema que necesita una solución óptima. Porque ya se ha comprobado que las baterías de gran tamaño que utilizan son difíciles de apagar una vez están en llamas, por no decir que prácticamente hay que dejarlas arder hasta que se consuman.

En carretera, se puede aislar el coche y dejar que arda con relativa 'seguridad' o sumergirlo en un contenedor especial con agua. Aunque, de momento, hay países como España en los que los equipos de bomberos no están preparados en su totalidad para este tipo de incidentes y tampoco cuentan con los medios necesarios, por norma general. Se puede hacer poco más que utilizar una cantidad ingente de agua, demasiada para un sólo coche. Nos lo contó en su momento el bombero especializado en la materia Cristóbal Gómez.

Más difícil de gestionar es un incendio de estas características si el vehículo eléctrico está en un aparcamiento subterráneo o en una zona de acceso complicado para los servicios de emergencias. Y en este sentido, un barco de transporte de mercancías cargado de coches eléctricos lo complica todo aún más.

Pensemos en la embarcación Felicity Ace que se hundió con 4.000 automóviles, algunos de ellos eléctricos. O el reciente Fremantle Highway, con casi 500 vehículos electrificados a bordo, de los 3.000 que transportaba. Este último incendio, por suerte, se ha podido acabar controlando.

Pero lo cierto es que un carguero lleno de coches eléctricos no es precisamente fácil de extinguir. Los trabajos para apagar el fuego se complican en mar abierto, dependiendo de la distancia que haya hasta la costa y siempre teniendo en cuenta que el poco espacio que hay entre coche y coche hace que sea muy fácil que el incendio se propague por todo el barco.

Ni los bomberos, ni los gobernantes, ni los responsables del transporte marítimo, ni tan siquiera los servicios de emergencias tienen una solución a este problema, que desde luego no puede ser dejar al barco a su suerte hasta que se hunda en cualquier punto del mar, con el efecto fatal que tiene para el medio ambiente. Por supuesto, no lo es ni para una embarcación que transporta coches eléctricos ni para ninguna otra.

El agravante viene por la difícil extinción de un fuego en un carguero repleto de coches eléctricos. Ni las mantas ignífugas ni la perforación de las baterías parece ser una solución definitiva. Y eso hablando de un único vehículo a tratar. Porque cuando hablamos de miles de coches hacinados en el espacio de carga de un barco, la cosa se complica hasta el punto de no tener clara todavía la manera de solventar un incidente así.

Las aseguradoras, los fabricantes de coches y el transporte marítimo de todo el mundo se están enfrentando a un problema que aumentará conforme crezca la flota de coches eléctricos que se comercializan.