Michael Schumacher: cinco años del accidente que lo cambió todo

Ser un gran deportista no siempre implica convertirse en leyenda. Ese término ha estado al alcance de muy pocos a lo largo de la historia. Michael Jordan, Muhammad Ali, Valentino Rossi, Leo Messi… Todos ellos comparten el hecho de llevar lo ordinario a lo extraordinario o lo que es lo mismo, trasladar su talento a la eternidad.

Si hablamos de Michael Schumacher, sucede exactamente lo mismo. El alemán es el piloto más laureado de la historia de la Fórmula 1 y ha dejado una huella imborrable en todo el paddock, pero especialmente en Ferrari. En diciembre de 2013, tan sólo un año después de su retirada, un desgraciado accidente de esquí conmocionó al mundo entero.

EL ACCIDENTE: 29 DE DICIEMBRE DE 2013

Tal día como hoy de hace cinco años. Michael pasaba unos días en los Alpes Franceses en compañía de su esposa e hijos, cuando tuvo un accidente de esquí en la estación de Méribel.

Los detalles llegaban en cuentagotas, pero pronto se supo que el Káiser estaba en estado crítico y que peleaba por su vida. Se había golpeado el cráneo contra una roca en una desgraciada caída.

Un helicóptero acudió hasta el lugar del accidente y lo evacuó al hospital de Grenoble, donde permaneció en coma inducido. Su estado era crítico y los mismos médicos resaltaban que las siguientes horas serían determinantes en su devenir. Sufría un fuerte traumatismo craneal y varios edemas cerebrales graves.

UNA RECUPERACIÓN LARGA Y COSTOSA

A Schumacher le operaron en dos ocasiones para extraer un hematoma de su cerebro y aliviar la presión intracraneal. La intervención fue un éxito. Superados los dos primeros días, y ya con una situación algo más estabilizada, el mundo respiraba aliviado pero se mentalizaba para un proceso de recuperación largo y plagado de incertidumbres. Y costoso.

La familia de Michael invirtió una cuantiosa suma económica en acondicionar su mansión en Suiza para hacer posible que recibiese ahí los mejores tratamientos médicos. En el año 2016, el rotativo británico The Sun cuantificó en 16 millones de euros los gastos médicos del heptacampeón, con una factura semanal superior a los 130.000.

Para hacer frente a ese reto económico, su esposa Corinna se deshizo de algunos bienes que Michael había amasado a lo largo de su dilatada y prolífica trayectoria deportiva. Uno de los más significativos era su casa de vacaciones en Noruega. También su Rolls Royce Phantom Coupé, vendido por unos 390.000 euros.

DESPERTAR DEL COMA, TRASLADO A SUIZA... Y ROBO DEL HISTORIAL MÉDICO

Seis meses después del accidente, el 16 de junio de 2014, Michael despertó del coma inducido. Su entorno no facilitó más detalles sobre su estado, pero pronto lo trasladó del Hospital Universitario de Grenoble al de Lausane. Tres meses después, en septiembre, abandonó el centro para regresar a su domicilio particular, ya transformado en un hospital privado.

El primer traslado de Michael estuvo en vuelto en polémica. Una de las personas encargadas de organizarlo aprovechó las circunstancias para robar el historial médico del piloto. Contactó con varios medios de comunicación con la intención de venderlo por 50.000 euros, pero ninguno lo compró. Las autoridades lo arrestaron al poco después. Al día siguiente, el ladrón apareció ahorcado en su celda.

Michael Schumacher ya había vuelto a casa, pero su entorno tenía claro que eso no cambiaba nada. No suponía una mejora en su estado de salud, pues la rehabilitación se presentaba tan larga y plagada de dudas como al principio. 

SECRETISMO Y HERMETISMO

Michael ha tenido dos ángeles de la guarda desde su accidente: su mujer Corinna, que siempre ha estado a su lado, y su representante Sabine Kehm. Esta última se ha encargado de controlar el tempo en la distribución de la información, siempre priorizando la intimidad y privacidad del siete veces campeón del mundo.

Que nadie sepa a ciencia cierta cómo está Michael a pesar de que ya han pasado cinco años de aquel accidente, es una muestra del extraordinario trabajo de relaciones públicas que Kehm ha ejecutado desde el minuto uno del accidente.

A partir de aquí, la mansión suiza de los Schumacher cerró sus puertas. Los siguientes años se caracterizaron por la escasez de información, por muchas preguntas sin respuesta. Michael permanecía alejado de los focos mediáticos.

En 2016, trascendió que Michael había recibido la visita del arzobispo alemán Georg Ganswein. La revista alemana Bunte se hizo eco de unas declaraciones de éste en las que afirmaba que Schumacher era consciente de que había gente a su alrededor que le animaba y le apoyaba. La revista también publicó que Schumi ya podía andar. La familia denunció a dicha cabecera y Kehm desmintió sus informaciones.

Los patrocinadores se mantuvieron fieles al heptacampeón en un primer momento, pero algunos flaquearon con el paso de los años. Fue el caso de las firmas de moda Jet Set y Navybood, propiedad del suizo Philippe Gaidoul, que optó por desvincularse del germano. Otras, como Deutsche Vermögensberatung, Mercedes-Benz, Schuberth, Hormann, Audemars Piguet o Rosbacher, se mantuvieron y mantienen fieles.

Los dos visitantes más ilustres que han tenido audiencia con Schumacher son Ross Brawn y Jean Todt. A otros no se les ha concedido ese honor. De hecho, su entorno es tan celoso de su privacidad que amigos de antaño como Wili Weber -antiguo representante- han recibido una negativa como respuesta.

Brawn le vio en 2015, pero no quiso dar detalles para respetar los deseos de la familia. Ya en 2018, Jean Todt admitió un encuentro con Michael. Pero lo que sorprendió a todo el mundo fue que reconoció que vio con él el GP de Brasil de esta temporada, un comentario que inyecta esperanza. Poco después, trascendió que el piloto no estaba postrado en una cama ni conectado a un sistema de respiración artificial.

Corinna Schumacher dijo en una carta que Michael es un "luchador que no se rendirá". Así nos gusta y así queremos recordarle hoy.