Ferrari prepara una evolución de motor para Austria con 20 caballos más

No han sido pocas las cancelaciones y suspensiones de eventos debido a la pandemia del coronavirus Covid-19, pero parece que la Fórmula 1 comienza a vislumbrar la luz al final del túnel: la categoría reina del automovilismo quiere regresar a la acción en julio con un doble evento en Austria, como desveló el propio Chase Carey.

Mientras tanto, los equipos de Fórmula 1 han tenido un periodo obligatorio de cierre de las fábricas de 63 días impuesto por la FIA. No obstante, Ferrari fue uno de los primeros equipos que decidió cerrar sus puertas debido al coronavirus, y tanto su departamento de motores como el resto de secciones están ya en sus puestos.

La cita de Austria será crucial para el devenir de la temporada, pues algunas partes de los monoplazas serán congeladas para ahorrar costes, de ahí que Ferrari quiera llegar en buena forma. Para ello, en Maranello trabajan casi en cada sección del coche, pero en especial en el morro, el fondo plano, la caja de cambios y, sobre todo, la unidad de potencia.

Según informa el rotativo italiano La Gazzetta dello Sport, las evoluciones de la unidad de potencia se centran en una nueva culata y modificaciones en la cámara de combustión, que optimizará la combustión de la mezcla de aire y gasolina. Además, ello vendría con una actualización del software que gestiona la parte eléctrica –una operación que buscaban desde principios de año, finalmente conseguida–. En total, la ganancia sería de 20 caballos de potencia.

Ferrari es consciente de la importancia de la potencia en un trazado como el Red Bull Ring, así que pretenden iniciar la temporada directamente con esta ‘versión B’ de su motor en la que han trabajado durante los últimos meses sin apenas descanso –según el medio citado, el motor ha sido probado en el banco de pruebas en tres turnos diarios–.

En cuanto al apartado aerodinámico, se habla de una remodelación del fondo plano que deriva en otras modificaciones obligatorias. En los test de pretemporada descubrieron una 'microflexión' en la caja de cambios que influía en los puntos de fijación de la suspensión trasera y variaba el comportamiento del coche, algo de lo que se quejó especialmente Charles Leclerc. La solución, a priori, pasa por fortalecer la cubierta exterior.