Cristóbal Rosaleny te lleva a Brasil 1989 en Vamos sobre Ruedas

El programa, presentado por Antonio Lobato, completo se podrá visualizar en cualquier momento repetido bajo demanda en la web de Movistar+, aunque de cualquier forma os dejamos a continuación un pequeño resumen de su contenido.

Aunque me veáis aquí cómodamente en el túnel de tiempo, hoy vamos a pasar calor, A Río de Janeiro. Porque esa ciudad a la que Jair Bolsonaro quiere que vuelva la F1 sin un circuito donde correr, vivió uno de los momentos más revolucionarios de la F1 en las últimas décadas.

Jacarepagua, 1989. El Gran Circo se acaba de despedir de los motores turbo, y Williams ganó los motores Renault V10 pero perdió a su principal ariete: Nigel Mansell, el bigote más perfecto de la Fórmula 1, se marchó en busca del esquivo Mundial a la Scuderia Ferrari. No fue el único británico en llegar allí, también lo hizo un tal John Barnard, uno de esos genios nunca bien ponderados, al menos en el tiempo presente.

Entonces, sin embargo, fue capaz de provocar que Ferrari trasladase todo su equipo técnico a Oxford, desde donde convirtió en realidad... nada menos que el cambio semiautomático. El Ferrari 640 iba a ser el primero de muchísimos en prescindir de la palanca de cambios y el embrague para reemplazarlos por dos simples levas situadas detrás del volante.

Sobre el papel, también suponía despedirse de los fallos humanos en los cambios, y de las curvas trazadas a una mano. En la práctica, sin embargo, supuso una pretemporada en la que Gerhard Berger, el otro piloto de la escudería, no fue capaz de completar más de cinco vueltas sin un fallo en el nuevo artilugio.

Por tanto, los de Maranello afrontaron el primer arranque de campaña sin Enzo Ferrari con el objetivo de ser rápidos en clasificación, ya que el abandono se daba por seguro. Y después de la última 'quali' aún tuvieron que rebajar sus expectativas. Berger, tercero, fue el mejor Ferrari ¡a un segundo de Senna! Y en el 'warm-up' no pasó de... una vuelta de rodaje.
Sin embargo, a partir de entonces, todo cambió como por arte de magia. La salida fue un poco caótica y la primera parada en boxes ¡dejó a Mansell en cabeza! Claro que ‘Il Leone’ pensaba que no iba a acabar la carrera, que el cambio le traicionaría en cualquier momento.

Las vueltas pasaban y el cambio seguía vivo. Pero entonces... ¡Mansell empezó a notar como se le salía el volante de la columna de dirección! Literalmente había perdido un tornillo, pero el piloto lo aguantó como pudo hasta boxes, donde entró en acción nada menos que Joan VIlladelprat. Barnard sacó el volante usado, y Joan ajustó el nuevo con un manotazo tan fuerte que se lastimó su… improvisada herramienta.

El milagro es que el volante nuevo funcionó y que Mansell ganó la carrera. Primera victoria del cambio semiautomático en su primera comparecencia. Claro que en las cinco siguientes carreras Mansell acumuló cinco ceros, mientras que Berger no sumó un solo punto... ¡hasta el GP de Italia! Pero algo cambió para siempre en la F1. Por cierto, el GP de Brasil se mudó a Interlagos después de aquella carrera. Esperamos que eso no cambie.