Los Pulgares de LaF1.es: Gran Premio de Australia 2015

Hamilton. Si en algo no ha cambiado el Mundial de un año para otro es en el insultante dominio de Mercedes, algo que sigue siendo verdaderamente preocupante, y en la sonrisa de campeón de Lewis. Acabó la temporada pasada subido al peldaño más alto del podio y empieza esta en el mismo sitio pero aún mejor, con la compañía del infatigable Arnold Schwarzenegger. La foto de ambos estrechándose la mano nos viene al pelo, porque uno interpretó a Terminator en la pantalla grande y otro bien podría hacerse llamar así en la pista. Porque el británico funcionó en Albert Park como una máquina perfecta. Desde que cogió el liderato en los libres del sábado nadie (leáse Rosberg) fue incapaz de apearle de ahí. Sí, Nico estuvo cerca de él en carrera, pero no encontró una fisura por la que hacerle daño. Será difícil hacerlo…

Vettel. Cuando se hizo oficial la marcha de Sebastian de Red Bull para recalar en Ferrari lo fácil fue pensar que salía de Guatemala para meterse en Guatepeor. Sin embargo, la pretemporada nos señalaba una notable mejoría de los de Maranello que se ha confirmado en Melbourne. Si el año pasado los de rojo tenían que aliarse con las estrellas para beber champán, lo hicieron dos veces con Alonso (la última en Hungría), ahora han empezado este catándolo a la primera. Ya les gustaría a otros tener una suerte idéntica a la del alemán a la hora de elegir destino… Los italianos han hecho efectiva su revolución para hacer un monoplaza que les permita ascender a cotas más altas regularmente. Su lucha con Williams se quedó descafeinada tras la baja de Bottas, pero se sirvieron de estrategia y ritmo para dejar a Massa atrás. Cambio radical.

Nasr y Sainz. Es cierto, elegir a los dos debutantes era lo más fácil, pero es que decantarse por uno de ellos ha sido imposible para nuestros pulgares. Así que tanto Felipe como Carlos se reparten los méritos de esta privilegiada posición. El brasileño por hacer una actuación impensable para un Sauber acabando en la quinta posición y manteniendo a raya en todo momento al ídolo local, Daniel Ricciardo. Arregló el delicado Gran Premio de los suizos en los despachos de un plumazo. Y el madrileño por hacer un fin de semana perfecto que solo se vío empañado por los 36 segundos que se dejó en boxes. Esa maldita rueda trasera izquierda le arrebató un mínimo de dos posiciones, pero Sainz puede sentirse orgulloso de su primera vez en la F1. Su apellido volverá a tener lustre en el mundo del motor gracias a su enorme talento.

Räikkönen. Aunque el paso por el taller ha mejorado a Ferrari hasta dejarle irreconocible, hay cosas que no cambian. Cuando Kimi entró al pit lane para hacer su primer pit stop (fue de los pocos que hizo dos) perdió un tiempo valioso que le alejó del podio por la lucha que tuvo uno de sus mecánicos con la rueda trasera izquierda. ¡Ahí estaban! Siempre eran ellos… Es fácil echar la vista atrás y recordar momentos parecidos en boxes. Lo que no veíamos entonces era al jefe de equipo pidiendo explicaciones a pie de pista nada más suceder los hechos. ¿Teatro o disciplina? Elijan ustedes. La cuestión es que una escena parecida se repitió cuando el finlandés regresó a boxes, pero esta vez no se dio cuenta y se fue con la rueda mal apretada teniendo que aparcar el SF15-T en el verde. Tendrá que esperar la suerte en otra ocasión.

McLaren. Tras no encadenar más de 12 vueltas en los test invernales, que Button lograse dar las 58 que conforman el GP de Australia fue un éxito. Eso es lo que algunos se han atrevido a defender. Si nos fijamos únicamente en ese razonamiento se podría llegar a esa conclusión perfectamente, pero sería una visión amable y poca ambiciosa si hablamos del equipo de Woking. Honda y McLaren no volvieron a aunar sus fuerzas tras 23 años para romper un coche antes de llegar a la parrilla, arrastrarse en la cola del pelotón, rodar entre cinco segundos más lentos que la cabeza, ser doblados por partida doble y conformarse con acabar una carrera. NO. Aunque se esperaba un comienzo difícil de su nuevo periplo, nadie podría haberse imaginado un esperpento como este. La recuperación se anuncia, pero no se atisba.

Lotus. Los hombres de Enstone se colocaron en la parrilla con la ilusión del niño que puede volver a jugar al fútbol después de tirarse meses en la cama con una pierna escayolada por alguna de sus travesuras. Verse ahí, con sus dos coches entre los diez primeros tuvo que ser una sensación de alivio para todos tras el nefasto 2014 que sufrieron. Pero, pronto se les torcería el gesto. Una curva, eso es lo que duró su carrera. Nasr tocó por detrás a Maldonado y le llevó a estamparse contra un muro y Grosjean regresaba a boxes aquejado de una falta de potencia en su motor mientras el Safety Car salía a la pista. Tanta expectativa para acabar como solían hacerlo la pasada campaña. Sin embargo, no pueden permitir que este resultado hunda su ánimo. Tienen coche y motor para poder sonreír mucho este año.