Bananas no, gracias

Las 'bananas', también llamadas salchichas, son elementos 'teóricamente de seguridad' que se han hecho imprescindibles para intentar que los pilotos respeten los límites de pista y evitar que corten chicanes; que tracen excesivamente por fuera para ganar tiempo o retornen a la pista tras una salida a plena velocidad.

Decimos 'teórico' porque en dos semanas llevamos tres accidentes graves producidos por estos subterfugios que los pilotos de F1 'detestan' por el peligro que conllevaban. El último de ellos, este mismo domingo en la última carrera de la Fórmula Regional Europea by Alpine, que ha estado marcada por el espectacular accidente entre David Vidales y Dino Beganovic.

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— Jesús Muñoz (@jesusmg2192) October 31, 2021

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— Matt Gallagher (@MattyWTF1) October 31, 2021

Pero la semana pasada en Austin tuvimos los de Abbie Eaton en las W Series y el de Christian Weir en una carrera de fórmulas de promoción americana. Si en el caso de Vidales los protagonistas salieron indemnes, en los dos anteriores sufrieron lesiones en la columna.

Y todavía podríamos citar los de Sean Gelael en la F2 de Barcelona el pasado año, que le costó ocho semanas de reposo y corsé –como a Weir–, o el de Alexander Peroni en la Fórmula 3, también en Monza, en 2019… que dejó el coche 'reposando' encima del muro.

El problema de las bananas es que 'pueden recrear' un tipo de accidente que es el que más temen los pilotos –quizás sólo superado por el quedar atravesado y detenido en medio de la pista– cuando se 'engranan' las ruedas de dos coches y uno de ellos sale volando. Algo que estuvo muy cerca de suceder en Austin entre Kimi Räikkönen y Fernando Alonso: si el finés llega a frenar en lugar de salir por fuerza, las consecuencias no hubieran sido las mismas.

Los barceloneses sabemos del peligro de estas bananas. Nuestra gentil Ada Colau –en su empeño por restringir la circulación– nos las ha colocado para separar el carril bici de los automóviles, pero son peligrosas para las bicis y para las motos e incluso pueden hacer perder el control a un automovilista.

La FIA es de esperar que también tome consciencia de la peligrosidad de estos elementos. De hecho en más de un GP se han retocado o erradicado de alguna curva ante las protestas de los pilotos.

En aras de la seguridad se impusieron escapatorias espectaculares, muros de neumáticos o barreras TecPro. Se sustituyó la grava de las escapatorias porque en ocasiones los coches –especialmente los monoplazas– no ralentizaban lo suficiente y 'navegaban sobre ella' y hacían que el piloto no pudiera controlarlos y se asfaltaron. Se enrasaron los bordillos del límite de pista para que los coches no volaran bajo.

Y los pilotos utilizaron todos estos elementos 'de seguidad' para ir más deprisa. La necesidad del coche de seguridad, por ejemplo, viene impuesta por la falta de respeto a las banderas amarillas.

Es cierto, la tipología del accidente no es sólo culpa de la banana. Beganovic, defendiendo su posición, entra 'largo', casi sin dar la curva de variante y obliga a Vidales a salirse. Dino vuelve inmediatamente al trazado y pasa por una banana casi deforma tangencial… entrando en el asalto a toda velocidad y de forma peligrosa –algo que las bananas intentan evitar– pero el pelotón afortunadamente no había llegado aún porque había hecho la variante.

Vidales, aparentemente para no perder tiempo, sigue recto a plena velocidad, no busca la salida de la escapatoria –que le hubiera hecho perder tiempo– y coge perpendicularmente la banana: las ruedas delanteras se levantan y el coche vuela, aterrizando y tocando al de Beganovic –afortunadamente no le cayó encima– y produciéndose el accidente.

Pero tres accidentes en ocho días… y tras los avisos de los pilotos de F1, quizás es hora de actuar antes de que suceda lo irreparable. Es hora no sólo de reflexión, sino de actuación. ¡Bananas no, gracias!