Bristol Cars prepara un renacimiento con electrificación por bandera

Fundada en 1945 en la ciudad británica que lleva su mismo nombre, Bristol Cars se ganó en poco tiempo un nombre en el sector de los gran turismo rápidos y lujosos. Creada como una escisión de la empresa aeronáutica homónima, comenzó por basar sus primeros modelos en BMW. El 400 fue su primer modelo comercial, basado en el 326 de la firma bávara, aunque su verdadero buque insignia fue el 401, presentado en el Salón de Londres de 1948. El chasis era de marco de acero con los paneles de la carrocería fabricados en aluminio, una carrocería diseñada en Italia por la casa Touring Superleggera y puesta a punto por los ingenieros de la marca en el túnel de viento, aprovechando la experiencia en aeronáutica de la marca. Este inusual hecho propició que el vehículo alcanzase velocidades superiores a los 160 kilómetros/hora en las pruebas de circuito cerrado, con un motor de 86 caballos apenas intocado desde la década de los 30. Hasta su cese en 1954 se produjeron 634 unidades incluyendo descapotables, lo que lo convierte en el modelo producido en mayores cantidades de su historia.

La compañía se mantuvo a flote con su estrategia de comercio exclusiva y artesanal hasta 2011, cuando entró en bancarrota. Por entonces, su modelo estrella era el Fighter con motor V10 de Dodge Viper y 600 caballos. En 2016 hubo intenciones de regreso con el Bullet, un roadster de altas prestaciones que jamás pasó de la etapa de prototipo, y entró en fase de liquidación en 2020.

Recientemente, el empresario Jason Wharton se ha hecho con los derechos de la marca para convertirla, según sus palabras, en la ''compañía automotriz británica líder en electrificación'' para el año 2026, momento en que será el 80 aniversario de Bristol. La factoría, en principio, será la misma que en sus orígenes, ubicada en Filton, justo al lado de Bristol. En primera instancia ofrecerá nuevas versiones de sus productos más recientes, como la berlina 411, el potentísimo Fighter mencionado previamente o el Bullet Speedster, la variante descapotable desarrollada hace escasos años y que no pudo ver la luz. Todos ellos harán uso en esta ocasión del V8 de 6,4 litros y origen Dodge presente en los modelos SRT unidos a una caja de cambios ZF automática de ocho relaciones.

Bristol Bullet Speedster Concept

Los primeros prototipos de 'testing' esperan estar listos en los próximos meses, para realizar las primeras entregas a finales de 2022 o comienzos de 2023. Los precios partirán, aún sin confirmación oficial, de unos 590.000 euros más tasas. Éstos serán los últimos coches de la marca con motor de combustión tradicional, pues su evolución eléctrica se dará en 2025 con la llegada del Bucaneer, una berlina de lujo a baterías al más puro estilo británico con el que esperan dar un paso adelante en tecnología y reconocimiento global. Conoceremos más detalles de este resurgimiento en primavera de 2022, cuando presentarán a su plantel de líderes técnicos y directores, así como su plan estratégico de futuro.