Renault, ¿daños colaterales o negación de la evidencia?

La verdad es que todavía no he conseguido encasillar sus palabras definiendo que la situación actual del equipo se debe a ser víctimas de un "daño colateral" producido por la batalla entre Ferrari y Mercedes.

¿Nos toma el pelo? ¿No se ha enterado de que esto es la F1? ¿O simplemente busca echar balones fuera y proteger su asiento? Cualquiera de las tres respuestas puede ser válida e incluso es posible que lo sean las tres.

Siempre me ha parecido que Abiteboul es uno de esos extraños personajes que sólo se dan en el entorno de la F1, que hablan mucho, pero cuyos resultados siempre acaban sabiendo a poco. Bueno, es posible que también suceda en algunos otros entornos, pero ésos no los controlo. 

La verdad es que en Renault se acumulan los problemas, pero no las soluciones. El retraso de sus motores es un tema recurrente. El toro les cogió con el cambio de reglamento: no pensaron el límite hasta el que Mercedes iba a ser capaz de llegar. Infravaloraron a los germanos y a las posibilidades ofrecidas por las reglas. 

En los corrillos se dice que la inversión de Renault fue sólo la mitad que la de Mercedes, tres cuartas partes de la acometida por Ferrari y, aunque después se aumentó el presupuesto, el retraso inicial era ya muy alto.

Todos los pasos que dan parece que van con retraso. Sus progresos, que los han hecho, no han servido para colmar la brecha de potencia con respecto a los motores Ferrari o Mercedes. Cuando comienzan una temporada, dicen que están al nivel de los mejores de la temporada anterior… pero éstos han progresado mucho más de lo que la marca del rombo esperaba.

La verdad es que no entendí mucho la jugada cuando Renault decidió 'rescatar' Lotus y volver a tener equipo propio. No lo entendí cuando, por entonces, tenían un cliente que se llamaba Red Bull, con el que acababa de ganar cuatro títulos consecutivos.

Precisamente la no adaptación del propulsor francés a la era híbrida le ha llevado a esa ruptura traumática con Red Bull, sin poder disfrutar de una alternativa competitiva por el momento. El propio equipo Renault parece que ha perdido fuelle y McLaren está en horas bajísimas. En otras palabras, los franceses tienen ante sí un panorama que no imaginaron en 2016.

Es cierto, Renault es un equipo en reconstrucción. McLaren, también. Es un proceso largo, que en ambos casos quisieran acabar para 2020, pero los plazos son muy optimistas, casi irreales.

Y con esta situación se discuten las reglas 2021 de motores. Los franceses apuestan por la continuidad, contra todo pronóstico. Pero quizás tenga su lógica. Evitar la tremenda inversión de volver a tener que comenzar de cero y jugar con aquella teoría de que el que está delante tiene ventaja, pero sus progresos tienen que ser a la fuerza menores porque está ya muy cerca del nivel óptimo.

El problema de Renault es doble: evaluar correctamente hasta qué nivel puede llegar la competencia y armarse lo suficiente en el ámbito financiero. El dinero es clave para contar con los medios tecnológicos y humanos.

Y deben hacerlo ya. En el paddock se dice que incluso Honda ha llegado ya a su altura, si no los han superado ya. En Red Bull están convencidos y así lo proclaman.

Si eso es cierto, Éric Boullier se habrá librado de poner cara de tonto. Es lo que dijo que sucedería si el motor Honda resultara mejor que el Renault.  Afortunadamente para él, ya no está en McLaren.

La verdad, el único daño colateral parece más un disparo en el pie. La verdad, nada me gustaría más que el hecho de que pudieran colmar su retraso Renault y McLaren rápidamente. Por la F1… y también por Carlos, claro.