COCHES

PRUEBA

Mercedes-AMG S 63 Cabrio 4Matic+: la alfombra mágica

La mecánica 5.5 biturbo de 612 caballos es una fuente de satisfacciones
La capota de lona no empaña un confort presidencial
Su última renovación actualiza el sistema multimedia, sin llegar al nuevo UX
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29 Ago 2018 - 16:37

Probamos uno de los descapotables más lujosos de todo el mercado, el Mercedes-AMG S63 Cabrio 4Matic+, un coche capaz de combinar un refinamiento presidencial con la garra de un Gran Turismo en su más pura expresión.

Cuando el precio de partida de un coche es de 226.800 euros, malo no puede ser. Es el caso de nuestro protagonista, un coche con el imposible cometido de combinar el máximo lujo de Mercedes-Benz con toda la deportividad posible de AMG. Es un coche enorme y descapotable, pero también rápido y selectivo. Suena a tópico, a muletilla periodística, eso del 'rápido pero confortable', pero con el grado de excelencia que maneja el Mercedes-AMG S 63 Cabrio 4Matic+ la frase toma auténtica validez.

Lo más curioso de nuestra primera prueba con este coche es que incluso tuvimos la ocasión de recomendarlo a un comprador dubitativo: está un poco cansado de viajar en Ferrari y quiere dar un paso atrás en prestaciones para dar dos adelante en comodidad. Su primera preocupación, lógica, fue: "¿Realmente es silencioso o se mete el ruido dentro?". La respuesta fue sencilla: la capota de lona de tres capas aísla como hemos visto muy pocas. En un viaje largo, cuesta acordarse de que vamos en un coche descapotable y lo que más se puede echar en falta es, paradójicamente, el techo acristalado. Lo bueno es que el techo se abre en 20 segundos e incluso en marcha, hasta a 60 kilómetros/hora.

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FOTOS: Prueba Mercedes-AMG S 63 Cabrio 4Matic+

 

El confort aerodinámico es muy, muy elevado, gracias a dos deflectores, uno situado sobre la luna delantera y el otro justo por detrás de la segunda línea de asientos. No es el coche descapotable con mejor aerodinámica que hemos probado, pero sí está entre los mejores. Recordemos que la superficie abierta es enorme y eso, lógicamente, dificulta el control total de los flujos. Aun así, el confort interior con la capota abierta es altísimo y, para evitar el menor fastidio, redondea la escena el sistema Airscarf, de ventilación y calefacción a la altura del cuello. Los deflectores delantero y trasero completan la tarea de generar un ambiente lo más ‘estanco’ posible.

Sentados en los butacones delanteros –son muy voluminosos–, la palabra confort parece tomar un nuevo significado. Tono crema, pespuntes azulados, regulaciones inacabables… es difícil no encontrar la postura de conducción ideal en el S 63 Cabrio. Se ajustan a la altura de los hombros, de las lumbares, por los riñones… Son asientos multicontorno activos, es decir, que además de movimiento cuentan con receptáculos de aire que se hinchan o se deshinchan en función del ajuste del conductor –o del pasajero, ya que los dos asientos tienen el mismo nivel de ajuste–. Por supuesto, todo se puede guardar en alguna de las tres memorias por asiento con las que cuenta este coche. Y no hemos hablado de los seis programas de masaje que también se ofrecen de serie con estos asientos, con dos niveles de intensidad y con ciclos de funcionamiento de 15 ó 25 minutos. ¿Quieres más? Bueno, dos de los programas de masajes son calientes, esto es, que combinan calor y masaje. Y uno invita al conductor a 'responder' a los movimientos del asiento y así mantener el tono muscular durante un viaje. Una locura.

En cuanto al equipamiento multimedia, y pese a su reciente restyling, el Clase S no ha llegado a tiempo para incorporar el novísimo Mercedes-Benz User eXperience que ha estrenado el Clase A, pero lo cierto es que modelos de lanzamiento aún más reciente como el Clase C 2018 también equipan el mismo sistema que este S 63, la última evolución del llamado Comand. Lo hemos descrito ya en otras ocasiones, pero aporta dos pantallas, una de 10,1 pulgadas y otra –la central– de 12,3, esta última ahora con resolución de 1920x720 píxeles. Su manejo es sencillo e intuitivo, aunque es innegable que lo sería aún más con el excelente comando vocal. No contar con él durante la travesía por los Picos de Europa fue especialmente notorio en el navegador que, además, sufrió con una cobertura GPS escasa. Qué pronto nos acostumbramos a las novedades tecnológicas. Sí cuenta con el Mercedes me connect, desde la llamada de emergencia a la localización del vehículo, diagnóstico básico del vehículo y contacto para revisión con el taller oficial, entre otros.

Irreprochable también el equipo de sonido Burmester. Para quienes no conozcan la marca, sirva decir que fabricó el equipo de alta fidelidad del Bugatti Veyron. Hablamos de 590 vatios y de una calidad más allá de la sensibilidad de nuestros oídos. Los toques de madera de nogal brillante en el salpicadero, puertas y consola central –opcionalmente también en el volante– son la catapulta definitiva a la suntuosidad.

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EN PRIMERA

En cuanto a la habitabilidad, sus 5,05 metros no comportan un interior especialmente espacioso. Delante no echamos en falta nada, pero las plazas traseras son más bien justas. En cualquier caso, son habitables para dos personas no especialmente altas, lo que supone una diferencia muy considerable respecto al SL, un estricto biplaza.

El maletero tampoco brilla por capacidad ni por regularidad en sus formas, pero cubica 350 litros que aún permiten cargar un par de maletas grandes. Tanto la capacidad, reducida a 250 litros, como el acceso se ven mermados cuando pulsamos el botón ubicado en la tapa del maletero para dejar espacio a la capota, condición 'sine qua non' para poder plegarla.

Por fuera, y respecto al Clase S Cabrio básico, el 560, incorpora entradas de aire sobredimensionadas como pide su mecánica, mientras que dos lamas recorren la parrilla por debajo de una monumental estrella central. Por detrás, y esto ha llegado con el último retoque del Clase S AMG, luce un espectacular difusor de carbono. Qué más da si no extrae aire; lo importante aquí es la distinción incluso del resto de la gama y eso sí lo consigue.

Las llantas de 20 pulgadas, con rueda de 255 milímetros de anchura delante y 285 atrás, así como los frenos de 390 milímetros de diámetro en el eje anterior y de 360 milímetros en el posterior, son otras pruebas del dispendio de la casa de Stuttgart con este modelo.

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RECUERDOS DESDE EL AIRE

El motor de 5.5 litros es un pequeño prodigio. En aceleración –0 a 100 kilómetros/hora en 3,5 segundos pese a sus 2.185 kilos en la báscula– es imposible no acordarse que Mercedes-Benz ha construido célebres motores de aviación. Se muestra enérgico en cualquier circunstancia y régimen de giro. Curiosamente, sus 612 caballos igualan la potencia del V12 que montaban los 65 AMG hasta hace unos años; de hecho está sólo 18 caballos por debajo del actual AMG S 65 Cabrio, que gasta bastante más y cuesta 80.600 euros más –sí, con esa diferencia puedes comprar un E 350 Cabrio para los días menos señalados, por poner un ejemplo–. 

El caso es que el motor que estamos probando tiene poco que discutirle. No es tan brutal en su sonido base como un V8 italiano atmosférico, pero recordemos que lleva dos turbos tamaño ensaimada que ejercen necesariamente de silenciadores naturales. Además, una egregia labor con los escapes enjuga en gran medida este 'handicap', de modo que si seleccionamos el modo Comfort en el configurador Dynamic Select, nuestro protagonista podría pasar desapercibido en cualquier pueblo de calles estrechas, al menos en lo que afecta al oído. Sin embargo, en modo Sport Plus o Race, la mecánica empieza a emitir un alarido ronco –típico del orden de encendido en los V8 alemanes, idéntico al de los americanos– y en las retenciones el espectáculo roza los fuegos de artificio, con enérgicos petardeos que hacen las delicias tanto de los ocupantes como de los oyentes casuales.

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Hablamos con conocimiento de causa, ya que pudimos probar todos los matices de la sinfonía Affalterbach durante el Gran Desfile de Superdeportivos Cantabria por las calles de Santander, túnel incluido. Pueden llamarnos horteras, pero simplemente cumplimos con las exigencias del guion –y de paso disfrutamos de lo lindo–. En cuanto a consumos, los 13,6 litros a los 100 que homologa en ciclo urbano NEDC se corresponden más bien con el gasto en vía rápida a velocidad legal sostenida. Con los 80 litros de gasolina que caben en su depósito, es sencillo superar los 100 euros de factura en cada repostaje, que la máquina nos devolverá en forma de desplazamiento ultrasatisfactorio.

Como buen Mercedes, la velocidad máxima del S 63 está limitada a 250 kilómetros/hora salvo que equipe el Paquete AMG Driver, que permite alcanzar los 300 por hora y además viene acompañado de un curso de conducción para el nuevo propietario. En cualquiera de los casos, la mecánica está flanqueada por el cambio 9G-Tronic, obviamente de nueve relaciones más la marcha atrás, un convertidor hidráulico de par que conocemos bien, capaz de soportar esfuerzos de 1.000 Newton metro. Este caja se muestra siempre suave y bastante rápida como para no necesitar el último grito en dobles embragues. Para ir rápido es recomendable el modo manual, aunque hay tantas marchas que cuesta encontrar la forma idónea de poner y quitar el número adecuado de ellas. La instrumentación digital llega a ser de ayuda en esta tarea. En resumen, como el resto del coche es muy eficaz, pero sin sacrificar confort para serlo. Ésa es su filosofía.

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Hasta ahora hemos hablado de órganos clave del S 63 Cabrio ubicados en la mitad delantera del coche, pero cuando añadimos ‘4 Matic+’ introducimos el resto de su fisonomía, ya que se trata de un sistema de tracción integral con prioridad al eje trasero. De hecho, puede ser incluso un propulsión puro si activamos el modo Race en el AMG Dynamic Select y desactivamos el control de estabilidad al tiempo que mantenemos el cambio en modo manual. Lo anterior es válido para satisfacer nuestras legítimas ganas de levantar humo y dejar goma quemada en el suelo, pero es más importante todavía notar que en los otros modos también hay diferencias entre la distribución de par entre ejes, desde un Comfort con un reparto equitativo entre ellos hasta un Sport Plus que privilegia notablemente el trasero, siempre que no haya pérdidas de adherencia, que lógicamente provocan una transferencia de par inmediata hacia las ruedas que aún pueden traccionar.

 

DESAFÍO A LA FÍSICA

La gran pregunta es si esta mole de lujo y tecnología puede moverse con agilidad cuando la carretera se tuerce, y estamos en disposición de contestar después de cruzarnos la cordillera cantábrica un par de veces. Es impresionante la agilidad que muestra en tramos revirados. Sólo cuando la velocidad es accidentalmente excesiva notamos las más de dos toneladas que arrastramos, ya que cuesta devolverlo a su sitio. Pero la concepción mecánica del coche es muy buena, o la electrónica es tan brillante que consigue traicionar a nuestros sentidos incluso en los modos más deportivos de conducción, que probamos en tramos cerrados por la organización de SDC. Nuestra unidad montaba la suspensión neumática Airmatic de serie, y probablemente aún obtendríamos mejores resultados con la opcional ABC, capaz de inclinar la carrocería hacia el interior de las curvas hasta 2,65 grados y de leer la carretera de antemano para suavizar el paso sobre baches. 

Tampoco la iluminación es un problema con leds en los faros para todas las funciones. Por detrás, los Oled de 33 diodos dan un punto de exclusividad y nos hacen soñar con la llamada ‘luz digital’ que incorporarán los modelos de la estrella en el futuro, con capacidad de proyectar sobre el asfalto como un especialísimo ‘Head-Up display’.

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SIN PARANGÓN

Es difícil establecer una competencia directa del S 63 Cabrio 4Matic+ más allá del BMW M6 Cabrio Competition Package, ya que el Maserati GranCabrio más potente lo es 152 caballos menos que este Mercedes, aunque suena tan bien si no mejor que nuestro protagonista. Su empuje, de todos modos, no tiene ese matiz de ‘catapulta’ del V8 biturbo de la estrella.

En resumen, el Mercedes-AMG S 63 Cabrio 4Matic+ es un coche capaz de emocionar sin renunciar a un confort presidencial. No es un tópico: consigue ser un viajero excepcional pese a lucir por doquier las siglas AMG y, además, ser un descapotable con techo de lona. Quien firma estas líneas no había tenido esa sensación nunca y eso es lo que justifica el precio de esta joya con estrella.

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1 comentarios
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29 Ago 2018 - 17:51
waaaaahhh me ha flipado el sonido del bicho. Graciasss por ponermelo tan cerca.....pero lo que quiero es comprarme uno jajaj
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