Reivindicando los éxitos de Alonso

Puede que lo primero deba ser tumbar los mitos que parecen haberse perpetuado desde los inicios de la carrera deportiva del español para luego entender por qué motivo estas palabras desmerecen una carrera deportiva brillante. A fin de cuentas, dos títulos de campeón del mundo no se consiguen cada día. Y de hecho, ¿qué significa en realidad merecer un título? Poco más que un lamento de aquel aficionado que desea sentirse partícipe de los éxitos de su ídolo.

Fernando Alonso Díaz llegó a la Fórmula 1 de la mano de Minardi, cedido por Flavio Briatore para que se fogueara antes de estar listo para competir. Siendo el ovetense un piloto 'peleón', tras un año en pista con el colero Minardi y un año de pruebas con Renault -y ese test con Jaguar en Silverstone-, se consideró que estaba listo para medirse con los mejores. Destacó de inmediato y consiguió su primera victoria en Hungaroring antes de tener un año algo más complicado de aprendizaje en 2004 y convertirse en el bicampeón más joven del momento gracias a sus triunfos en 2005 y 2006.

Pero más allá de los debates sobre el mejor coche en esos dos años -puede que el McLaren fuera el más rápido durante la segunda mitad de 2005, pero con sus problemas de fiabilidad, es difícil considerarlo el mejor coche en el conjunto de una temporada-, uno de los hechos más repetidos era como Alonso había pasado por encima a todos sus compañeros de equipo. Tarso Marques, Alex Yoong, Jarno Trulli y Giancarlo Fisichella. ¿No es eso, lo que hay que esperar de un bicampeón? Que sea claramente superior a dos pilotos coleros y a dos pilotos ganadores, pero no campeones.

Es importante no malinterpretar estas palabras. Lo que Alonso hizo al ser claramente superior a sus compañeros de equipo es una demostración de su talento, pero no es algo sorprendente si tenemos en cuenta sus títulos. Michael Schumacher hizo lo mismo, al igual que Ayrton Senna, Alain Prost, Nelson Piquet, Sebastian Vettel... grandes pilotos que superaron a sus compañeros siempre, excepto cuando dicho compañero era un campeón del mundo. Lógico, ¿no? Puede que por eso sea tan especial lo que hizo Lewis Hamilton en 2007 aunque por otra parte, hay que recordar que los dos pilotos de McLaren empataron en esa convulsa temporada.

Desde 2008 hasta la actualidad, es muy cierto que Alonso no ha dispuesto nunca del mejor coche, aunque en 2010 y 2012 estuvo muy cerca de ello gracias a distintas situaciones que se dieron durante el año. Pero como se suele decir, quedarse cerca no es suficiente y, evidentemente, Alonso buscaba ese tercer título de campeón del mundo. Y ahí volvemos a estar en el punto clave: la falta de respeto, una afición que se olvida de los éxitos a una velocidad digna del Mercedes W06 Hybrid.

Sí, es cierto que no se puede vivir de los éxitos pasados y nunca hay que ser conformistas hasta perder el espíritu de lucha. Por ello, hay que buscar las mejores opciones para el futuro, mantener la cabeza alta y hacer todo lo posible para encontrar el tercer título. Pero de la misma forma, no tiene ningún sentido el lamentarse por el pasado, criticar como si no hubiera mañana y soltar bilis en unas cantidades que dan miedo de ver incluso a una distancia de seguridad.

Fernando Alonso es bicampeón del mundo de Fórmula 1. Sólo nueve pilotos -diez cuando termine la temporada 2015 y Lewis Hamilton obtenga su tercera corona- tienen más títulos que el español. De entre los 808 pilotos que han tomado parte en algún Gran Premio de la categoría reina. Son números que deberían ayudar a ver lo especial de este hito. Hablar con rencor de los grandes rivales contra los que Alonso ha competido es desmerecer sus dos títulos así como sus actuaciones posteriores.

¿Qué es Alonso si pierde contra malos pilotos? Sin importar lo determinantes que son los coches, si sus rivales son inútiles, él debería poder compensar, ¿no es así? Evidentemente, es una pregunta retórica tan estúpida como la afirmación de que Sebastian Vettel o Lewis Hamilton son malos pilotos. Puede que incluso sean afirmaciones fruto de la 'envidia' de ver como deportistas extranjeros superan a 'nuestro' paladín. ¿Y qué?

Puede que sean mejores o puede que no lo sean. Puede que hayan tenido suerte o que hayan sido más inteligentes a la hora de preparar el coche, de elegir el momento para cambiar de equipo -eso también es parte de lo que debe hacer un piloto- o simplemente, a Alonso aún le quede algún título que equipare la historia. Es muy difícil saberlo. Pero lo que está claro es que hay que valorar lo que sus rivales han hecho. Porque a fin de cuentas, para cualquier piloto, sus rivales son algunos de los elementos más importantes de su carrera deportiva.

De la misma forma que podemos decir que Lewis Hamilton ha contado con mejores coches que Fernando Alonso en los dos -tres- años en los que se ha llevado el título, también hay que recordar que Fernando Alonso tuvo mucho mejor coche que Michael Schumacher en 2005 y un coche más regular en 2006 -aunque el Ferrari terminó el año en una forma excepcional-. Eso no desmerece los títulos de Alonso, como tampoco convierte a Schumacher en peor piloto. Por ende, el asturiano no es peor piloto por haber sido batido por sus rivales. Unos rivales cuyos títulos tampoco hay que desmerecer.

Hemos sido afortunados de haber vivido -y estar viviendo aún- una época única en la historia del automovilismo español. Algunos de los mejores pilotos de toda la historia de la Fórmula 1 están en activo, compartiendo pista y uno de ellos es español. Hay que desear más triunfos, desde luego. Pero no hay que tomarse los 'fracasos' de Alonso como personales. A fin de cuentas, no nos vamos a llevar el dinero ni los trofeos ni la gloria. Entonces, ¿porqué tanto enfado? Valoremos los éxitos vividos hasta el momento y esperemos con ilusión los que puedan llegar en un futuro.