La increíble historia del primer superdeportivo de Ferrari... ¡que nació pensado para el mundo de los rallies!

GTO eran las siglas de Gran Turismo Omologato, es decir un coche de competición que podía ser usando en la carretera. Un coche pensado básicamente para circuitos, pero que también fue empleado exitosamente en rallies. Eugenio Baturone tuvo uno de ellos a mediados de los '70.

El 288 GTO compartía el espíritu del 250 GTO, una cortísima serie de ejemplares, la mínima necesaria para poder homologar el modelo para la competición, 200 unidades. Solo que su destino no era la pista, ¡sino los rallies! ¿Te imaginas un equipo oficial Ferrari en rallies?

El proyecto nació para cumplir las reglas del famoso Grupo B, los coches más sofisticados y salvajes que jamás han surcado los tramos cronometrados de los rallies. La época de los Lancia 037 y S4, Peugeot 206 Turbo 16, Ford RS 200, Audi Quattro, MG Metro etc. Y Ferrari quiso tener también su momento de gloria aquí. Quería una simbiosis de carretera y pista capaz de desafiar a aquellos monstruos.

El 288 GTO tenía un motor V8 biturbo de 2.9 litros que ofrecía 400 caballos; podía alcanzar los 305 kilómetros/hora y acelerar de 0 a 100 en 4,9 segundos. Está muy aligerado con respecto al 308 GTS y el GTB, éste entonces en gestación. Tenía el chasis alargado –11 centímetros más de distancia entre ejes, pero la longitud total era 5 centímetros menor–, el motor colocado longitudinalmente y carrocería de fibra de vidrio y kevlar, por lo que pesaba sólo 1.160 kilos. En el 308 el motor era atmosférico y se 'conformaba' con 255 caballos.

Cuando lo presentó Ferrari dijo: "Parece un 308 que ha hecho una cura de anabolizantes"… clara referencia a los actores de cine que acaparaban las carteleras entonces: Arnold Schwarzenegger o Sylvester Stallone.

Ferrari tenía una pequeña experiencia en rallies. Había cuidado del motor del Lancia Stratos, el V6 del Dino originariamente, e incluso Mauro Forghieri –mítico ingeniero de F1 y Le Mans de Ferrari– había colaborado en las suspensiones.

El 288 GTO era un coche para conducir, para tener experiencias dinámicas de otra dimensión en la época. Todos eran rojos. Podías elegir tapicería… y unos pocos extras: radio y aire acondicionado, que no eran de serie.

En Maranello tenían un plan: emplear 1985 par la preparación del coche. Incluso se hicieron cinco ejemplares EVO, con las modificaciones para competir en rallies… pero el mortal accidente de Henri Toivonen en el Tour de Corse, tras el sufrido por Attilio Bettega un año antes hizo que la FIA cancelara el Grupo B de un plumazo.

Entre tanto, el GTO se había convertido en coche de culto. Era el más deportivo de los Ferrari de calle. Al cabo de seis meses de su lanzamiento, su valor subía. Fue posiblemente el primer automóvil que en lugar de abaratarse de segunda mano se encarecía… y de forma espectacular.

En aquella época el precio estaba por los 14 o 15 millones de pesetas, cantidad no estratosférica sino astronómica. Algunos de los compradores que se vieron agraciados con la 'concesión' de un ejemplar lo tenían vendido antes de que les fuera entregado por un valor superior, entre un 40% y un 60% más y habiéndose reservado su uso durante medio año. Hoy, el coche se valora sobre los cuatro millones de euros.

Lo que fue un proyecto para entrar en el Grupo B, acabó sin planearlo en el primer superdeportivo de la historia… aunque este título muchos se lo ofrecen al Ferrari F40, el último coche de los considerados especiales concebido en vida de Enzo Ferrari.

Pero el F40 tenía muchas cosas del GTO, incluido el motor. Estaba hecho a partir del 288 GTO EVO. Nicolas Materazzi fue el ingeniero que concibió ambos modelos. Es cierto, la potencia hoy nos parece ridícula, pero en la época tener más de 250 caballos era ya tener un superdeportivo.

La producción final del 288 GTO fue de 279 ejemplares. La demanda fue tal que tuvo que ampliarse la producción prevista. ¡Incluso Niki Lauda, el piloto de Ferrari en F1 en la época, se había quedado sin uno! Y eso tuvo que remediarse...