Aún hay esperanza para el 911 y compañía: Porsche da marcha atrás y asegura que mantendrá los motores de combustión

Hace unos meses, Porsche presentó al mundo la nueva generación Macan. El coche más vendido de la marca se convertía en eléctrico, en línea con un objetivo inicial que pasaba porque el 80% de los coches vendidos en 2030 fueran de baterías.

Esa meta del 80% parece ahora inalcanzable, y tan es así que Porsche ha defendido con vehemencia que Europa permita los combustibles sintéticos a partir de 2035.

No es un fenómeno aislado. BMW ya ha decidido que el nuevo M3 tendrá motor de gasolina. Los grandes grupos europeos presionan mayoritariamente en este sentido. Y está el ejemplo de lo sucedido en Estados Unidos con las versiones eléctricas de algunos de las 'pick-up' más populares, que no lo son tanto como esperaban.

A priori, los nuevos Porsche debían aprovechar la plataforma SSP desarrollada por el Grupo Volkswagen y que debe ser utilizada por todas las marcas del grupo. Pero Porsche ya ha comenzado a planear alternativas, aunque sea prolongando la vida de las plataformas actuales, para que los nuevos Panamera, Cayenne o los 718 Cayman y Boxster ofrezcan alternativas térmicas, pese a que inicialmente parecía que iban a ser solo eléctricos. Mini, por ejemplo, ha lanzado la nueva generación del Cooper con motor eléctrico sobre una plataforma nueva y mantiene la antigua, con el diseño actualizado, para las variantes térmicas. Es la misma historia de un coche conocido de momento como K1, que será un SUV de gran tamaño.

La decisión aún no es firme, pero no tardará en serlo porque la industria auxiliar que brinda apoyo a las fábricas de Porsche tiene que prepararse para lo que está por venir. Algunas empresas están en dificultades después de a ver hecho una importante inversión de cara a la electrificación que por el momento no tiene el retorno necesario.

"Queremos mantener el motor de combustión bastante más tiempo y ser lo más flexibles posible", ha dicho el director financiero Lutz Meschke, quien fue mucho más lejos y sentenció: "Hay que abolir la prohibición de los motores de combustión".

Parece que la dirección de Porsche ya tiene sobre la mesa los planes al respecto. La elección no es sencilla. Se puede correr el riesgo que de sufrir un retraso tecnológico con respecto a las marcas chinas. Pero la contrapartida es sumir un riesgo financiero e industrial importante. Y todo ello teniendo en cuenta un bajón para ellos en el mercado chino, respuesta a los aranceles europeos, que ya parecen experimentar algunas marcas de lujo alemanas.

Mientras, parece mantener su apuesta por los carburantes sostenibles, especialmente los sintéticos, pero de momento las posibilidades de producirlo a gran escala a un precio competitivo no parece algo cercano.